El 2010 fue un gran año para el streaming, pues los confinamientos causados por la pandemia obligaron a las personas a cerrar la mayoría de negocios y permanecer en sus casas, por lo que tuvieron que buscar nuevas formas de entretenimiento, es así como plataformas como Netflix, Amazon Prime, Disney Plus, Star Plus o HBO se convirtieron en la principal opción para muchos.
En gran parte el éxito del streaming se debe a su estilo de servicio, pues ha permitido a usuarios de todo el mundo tener acceso a amplias bibliotecas de contenido, el cual pueden disfrutar en cualquier momento y todas las veces que quieran por un solo pago mensual.
Como mencionamos anteriormente este tipo de servicio ha hecho que los usuarios modifiquen sus patrones de consumo, pues ahora al tener tantas opciones desean explorar la mayor cantidad y repetir lo menos que sea posible. Es por eso que las bibliotecas deben mantenerse actualizadas de forma periódica, de lo contrario perderían muchos suscriptores aburridos de siempre encontrar lo mismo.
Para poder mantenerse competitivas, las plataformas decidieron invertir en sus propias producciones, de esta forma pueden generar contenido nuevo y exclusivo con un mayor margen de costo-beneficio.
La necesidad de estrenar material de forma constante ha abierto una gran ventana de oportunidad a todo tipo de producciones, desde aquellas con poco presupuesto y que no imaginaron poder llegar a tantas personas, hasta proyectos personales de grandes figuras de la industria del cine, los cuales no se habían podido desarrollar para el cine tradicional por estar enfocados a segmentos muy pequeños y posiblemente no serían bien recibidas por el público en general. Sin embargo el streaming ofrece una gran flexibilidad con un riesgo muy bajo, donde la aceptación general tiene menor importancia.
A pesar de que las personas exigen nuevas opciones todo el tiempo, siguen sintiendo nostalgia por los clásicos que han marcados sus vidas, es por eso que otra estrategia empleada para mantener los ritmos de producción ha sido desarrollar proyectos alrededor de historias muy populares como por ejemplo en el caso de Star Wars, se han creado series spin-off como The Mandalorian.
Sin embargo, la creciente popularidad de las plataformas de streaming han despertado un sentimiento de incertidumbre en el futuro de las salas tradicionales, pues algunas personas consideran que a futuro podrían desaparecer. Tanto la pandemia como la decisión de algunos estudios por omitir las proyecciones en cine y saltar directo al formato digital han alimentado este sentimiento, el ejemplo más claro lo tenemos con Disney +, pues la empresa ha centrado todos sus esfuerzos en posicionar su plataforma.
Pero para entender el efecto real, es necesario recordar que al igual que otras industrias el cine es movido por intereses económicos, por lo que a pesar de que un estreno directo en streaming pueda implicar menos gastos, el proyectar una película en las salas de cine no solo reporta ganancias por los boletos vendidos, sino que también es una forma de dar a conocer la película de forma masiva y como escaparate para las demás formas de distribución y merchandising.
Adicional a lo anterior podemos añadir que el público experimenta un sentimiento distinto al ver la gran pantalla, un sentimiento que no están dispuestos a abandonar tan fácilmente, en conclusión podríamos decir que el streaming no ha llegado a reemplazar nada y tan solo nos encontramos en un período de adaptación donde un nuevo servicio de entretenimiento está buscando su lugar dentro de un un mercado muy amplio y flexible.