Todavía te sientes extraño en sus directos cuando te das cuenta de que eres de los pocos que no cuenta entre sus amigos o conocidos. Pero no son necesarias las multitudes para intuir el talento y él lo tiene. Supongo que es cuestión de tiempo o cuestión de suerte. O vete tú a saber qué mezcla de elementos es la necesaria para que un artista tenga al menos un reconocimiento proporcional a la calidad de sus canciones.
Y eso es lo que, con tan solo un disco y otro en camino, Carlos Madrid ha conseguido crear: una colección de grandes canciones.
¿Y acaso no se trata de eso?
En un formato acústico provisto de guitarra o teclado, Carlos crea una atmósfera de emoción y sensibilidad, e interpreta con mucha confianza (nada como creer en uno mismo) los temas que dieron forma a su álbum debut, Campeones de Invierno. De igual manera que en estudio, siguen destacando por encima de todas las demás canciones como la homónima Campeones de Invierno, el sonido sureño de Bidonville, No hay que volver o la preferida de un servidor, Los hijos violentos. Enorme.
Además, nos deja entrever las entrañas de su próximo retoño, Oh Beatrice! (el álbum de fotos de la nieve), que promete ser más introspectivo que su hermano mayor pero más homogéneo, quizás más certero. Canciones como la intimista Los trámites no hacen sino acrecentar las ganas de poder desgranarlo tema a tema.
Puedes descargar su disco debut desde aquí.