Esto es particularmente cierto en infusiones de aceites (por ejemplo un aceite con tomillo o un aceite picante con guindilla seca o pimienta de cayena). En estos casos solemos depender del tiempo (en general muchos días) para que la infusión, es decir el paso de las substancias aromáticas al líquido, alcance niveles aceptables. Pero, ¿qué pasa si tenemos poco tiempo? Siempre podemos recurrir a calentamientos a baja temperatura, inferiores a 70º, pero el resultado no es igual dado que ese calor, aunque moderado, acaba influyendo en el sabor final.
La mejor solución entonces es usar un sifón para espumas. La presión del gas hará que el liquido penetre en las hierbas aromatizantes extrayendo su sabor en cuestión de minutos. Una vez cargado el sifón con nuestra mezcla y la carga de gas, agitamos y lo dejaremos reposar unos minutos. Luego dejaremos que el gas se escape, manteniendo el sifón de pie, con la boquilla apuntando al techo y apretando la palanca suavemente. El objetivo es dejar que salga el gas pero no el líquido del interior. Una vez ha salido todo el gas, podremos abrir el sifón y volcar su contenido que ya estará listo para su uso.