Somos principiantes, así que estos supuestos son perfectamente normales. He de decir que, después de un año de "flirteo" con la meditación, cada vez me cuesta menos regresar al estado de atención plena, pero casi siempre he de hacerlo varias veces en cada ocasión. Y esta costumbre de "reconducir" la atención mientras medito también está afectando mi funcionamiento en las rutinas diarias y en la toma de decisiones: Me está ayudando, poco a poco, a separar "el grano de la paja", a dejar las cuestiones menos importantes a un lado, a priorizar, a prestar atención a lo que importa en el momento. ¡No está nada mal para una principiante!
Por ello decimos que no se trata sólo de "sentarse a meditar" y relajarse un rato... Los beneficios de la meditación van más allá del rato en que estás meditando. Afectan a tu vida, a la manera en que te relacionas, actuas y piensas. Incluso también en la "gestión de tus silencios" (ya sabes, a veces un silencio es la mejor respuesta).
En esta meditación número 6, al recorrer libremente y en conciencia mi cuerpo, he podido "recoger" sutiles intuiciones que parecían provenir de los propios órganos o zonas que iba recorriendo. Era como si cada una de esas zonas encerraran una sabiduría oculta... En concreto, me he detenido un poco más en la zona del corazón, también en el plexo solar -hoy no había ahí atisbo de angustia- y en la garganta. Ha sido sumamente revelador...
Mañana nos vemos en el último día del reto, con la práctica número 7.