Con ese propósito hoy vengo a presentar un anime que tiene sus añitos (del 1998) y que nos trae la historia de Takumi, un prometedor corredor de carreras callejeras.
¿De qué va?
El padre de Takumi Fujiwara tiene un negocio de tofu y Takumi se encarga de los repartos en el monte Akina. Para ello, su padre hace uso de sus conocimientos de carreras callejeras en dicho monte para que su hijo aprenda a conducir de una manera formidable. Con tal talento, los equipos de carreras callejeras acaban fijandose en la destreza al volante que posee Takumi y empiezan a retarlo una vez tras otra.
La crítica
A bote pronto, y como ha pasado otras veces, uno no espera grandes cosas de un anime como este al leer su argumento, puesto que la idea de ver coches de carreras en un anime a lo 'Need for Speed', no es que genere especial confianza y mucho menos viendo el tipo de animación que Gallop y Studio Comet nos ofrece. Pero una vez más, un anime que parece no tener mucho futuro, acaba por demostrarnos todo lo contrario.
El hilo argumental no es especialmente complejo: tenemos a un personaje (Takumi) que resulta ser un as de la conducción y, a lo largo de esta primera temporada, veremos como algunos de los clanes más importantes de la zona lo retan continuamente para medir sus habilidades contra nuestro protagonista. Lo curioso es que a pesar de que todos los contrincantes de Takumi corren con coches deportivos o especiales para algún tipo de carrera, Takumi siempre conduce con su carismático Hachi Roku.
Aunque también hay un poco de relleno típico para poder justificar algunos de los actos de los personajes que irán surgiendo, lo primordial serán las carreras, pero el como llegar a ellas y presentar los distintos obstáculos que Takumi deberá hacer frente están presentes, así que realmente no hay nada que esté sacado "porque sí".
Los personajes de la obra están llenos de topicazos, desde el protagonista desganado que moviendo el dedo meñique es capaz de ganar a las grandes estrellas alabadas por años, hasta Itsuki, el mejor amigo del protagonista, que su único papel es meter la pata constantemente y ser el pringado de turno, pasando por los villanos típicos de la obra: el chulo, el guapo, el chulo, el niño listo que cree poderlo todo, el chulo, etc.
De hecho, el único personaje que logra evolucionar a lo largo de la serie (y de buena manera) es el protagonista, quien al principio corre más que nada por pura obligación y acaba cogiéndole el gusto.
Tampoco podemos decir que la animación ayude especialmente a ganar puntos para que futuros espectadores quieran ponerse a ver la serie, puesto que el dibujo de los personajes es bastante irregular y deforme en algunos momentos. Y los efectos 3D para escenificar las carreras son bastante desatrosos... quizás innovador para le época, pero a día de hoy duele a los ojos por mucho que después nos acostumbremos.
Y justamente es esa la esencia general del anime: una simpleza total a nivel de argumento, personajes y animación. ¿Entonces como puede ser que el anime logre captar la atención del espectador? Sencillo, su ambientación. En 'Initial D' mueven todos los hilos necesarios para que las carreras sean emocionantes, gracias a la desgana de nuestro protagonista y el poco interés que pone en conducir por muy bueno que sea. En contraposición, sus contricantes se esfuerzan tanto como pueden e intentan tomar la delantera en todo momento, haciendo así que una carrera que por la animación tenga poco que ofrecernos nos envuelva y nos meta de lleno en circuito urbano.
Gracias a la ambientación que los personajes cogen forma y que, a medida que pasan los capítulos, la animación deja de ser tan molesta y queremos ver más. Los rivales de Takumi nos dan siempre un nuevo motivo para dudar de si el protagonista ganará, ya sea porque la carrera se disputa en plena lluvia o porque se pone una condición especial para conducir, Takumi tiene que hacer frente y ganar, la derrota no es una opción.
Hasta la parte técnica tiene su aporte en la ambientación, la banda sonora acentua acertadamente las escenas de mayor acción dentro de las carreras, siendo este el añadido final para que, poco a poco, nos enganchemos a la serie. Y pese a que las endings son horribles, las openings tienen su qué, así como algunos de los temas que aparecen a lo largo de la temporada.
No olvidemos que hablamos de una serie de carreras ilegales, una temática que desconozco si tiene más competencia, pero que desde luego es una idea interesante y original a abordar. Por ello, 'Initial D' tiene ese plus, nos enseña un poco más sobre este pequeño mundo y nos ofrece un seguido de carreras que nos gusta seguir.
Por todo ello, recomiendo encarecidamente el visionado de esta primera temporada, porque no dejará a nadie indiferente. Reconozco que sí, al principio deja mucho que desear por muchos de los personajes y, sobretodo, su animación. Pero al final te engancha de tal manera que cuando coges el volante en tu cabeza suena 'Wings of fire' y crees ser Takumi. Así que ya sabéis, si no queréis acabar en la cárcel, no veáis esta serie.
Información de más
- Existen distintas secuelas del anime.
- También está el manga de la serie con un total de 47 tomos. La serie finalizó en 2013.
¡Ahora criticas tú!