Inmenso y Extenso México D. F.

Por Atableconcarmen @atableconcarmen

  
Sabéis que me gusta viajar, que no pierdo ocasión, y que en cuanto me es posible me escapo. Este verano, el sur de México ha sido el destino elegido. Nuestra ruta comenzó por el Inmenso y Extenso México D.F.   Sabíamos que México D.F. era una ciudad muy grande. 22 millones de habitantes no es ninguna broma. Pero realmente fuimos conscientes de ello justo en el momento en que el avión inicia las maniobras de aterrizaje y comienza a sobrevolar la ciudad en línea recta, mostrándonos un sinfín de casas encaramadas en las colinas. Cuando sigue sobrevolándola y, aunque estoy medio dormida por el efecto del jetlag, me da tiempo a sacar la cámara y a disparar un par de fotos. Cuando continua obsequiándonos con esta visita aérea y acierto a ver los rascacielos de la zona del Paseo de la Reforma, las torres de la Catedral, la plaza de toros y el campo de fútbol y ya, por fin, parece que descendemos todavía más. Y ahora sí, las ruedas del tren de aterrizaje tocan tierra en el Aeropuerto Benito Juárez. ¡Hemos llegado a México! ¡Es inmenso! ¡Y extenso!

 
A partir de ahora todo serán superlativos, México es así.
Nuestra estancia en la capital es muy corta, lo justo para visitar el centro histórico y Teotihuacán, pero es una buena toma de contacto.
México D.F. está erigida sobre el antiguo lago Texcoco, desecado por los aztecas para cultivar las tierras y para levantar allí la ciudad de Tenochtitlán. De la Gran Tenochtilán sólo podemos contemplar la base de su Templo Mayor, justo al lado de la Catedral, la nueva ciudad de México se construyó encima. Hoy en día se están realizando excavaciones para poder sacar a la luz los restos arqueológicos de esta parte de la historia.
  
  A pocos pasos encontramos el Zócalo, que es como en México llaman a la Plaza Principal, y presidiéndola la Catedral Metropolitana. Otras joyas arquitectónicas de estilo colonial rodean la plaza.
  
  Turistas, pequeños comerciantes, limpiabotas, vendedores ambulantes, hombres de negocios, familias que celebran el bautizo de sus hijos, todos contribuyen a mostrarnos una actividad burbujeante, en las que el zócalo, una de las plazas más grandes del mundo y con más historia del país, tiene un papel principal.
  
La Catedral Metropolitana es una máxima de la arquitectura colonial, dicen de ella que es una de las más grandes de latinoamérica, y sus piedras reflejan los diferentes estilos arquitectónicos que se sucedieron en los 3 siglos que duró su construcción. La primera piedra fue colocada por Hernán Cortés en 1524 en un acto de gran simbolismo y utilizando piedras que habían formado parte del Templo Mayor de Tenochtilán, antes de su destrucción.¡Qué manía la de los humanos! La de construir templos de una religión sobre otros de religión diferente, o destruir unos monumentos para construir otros.
  
  Nos acercamos al Palacio Nacional para admirar los murales de Diego Rivera donde se refleja la historia de México, sus luchas políticas, las costumbres de la vida cotidiana prehispánica, la conquista española mostrando a un Hernán Cortés ridiculizado y denunciando la barbarie cometida, la conquista espiritual.
 


 
Lo que más me impacta de estos murales es la fuerza que tienen, su color, sus detalles, sus alusiones. Son enormes, extremos, fuertes, apasionados, intensos, ¿exagerados?, como todo en México. Lo comentaba al principio, en México todo es superlativo y comienzo a tener esa sensación agradable que producen algunos viajes, México me va invadiendo.
  

  Dejamos el centro histórico, al que no volveríamos hasta la tarde para dar un paseo y cenar por allí. Ahora nos dirigíamos hacia la Basílica de Guadalupe, santuario dedicado a esta virgen y uno de los más visitados del mundo por el que los mexicanos sienten verdadero fervor. La Antigua Basílica está ubicada al pie del Cerro del Tepeyac.
  
 
Justo enfrente se halla la Nueva Basílica de Guadalupe, construida con el único propósito de albergar la imagen de la Vírgen en un lugar donde un mayor número de personas pudieran observarla, eso y la inestabilidad de la Antigua Basílica debido a los terremotos.
 

  La Virgen de Guadalupe es uno de los máximos símbolos de México, ya sea por su origen enigmático, dicen que la encontró un indígena, o por la devoción y religiosidad de los mexicanos, quienes muchas veces se consideran más guadalupanos que católicos.
La devoción es tal, que para que pueda ser admirada desde cualquier punto, el interior de la basílica es circular y además se ha diseñado una banda electromecánica debajo del altar, a modo de pasarela, para que los visitantes puedan apreciarla lo mejor posible.
  
¡Y a mí que al ver el marco que la rodea, por unos instantes me ha recordado la pintura de Gustav Klimt !
  Muchas iglesias vamos a visitar en nuestro viaje, católicas e indígenas, no hemos hecho más que empezar. 
La tarde la dedicaríamos a la zona arqueológica de Teotihuacán, pero esta visita y la cena en el Restaurante Café Tacuba, uno de los de más tradición de México D.F., os la cuento en el próximo post ;-).      
  
Etapas de este viaje publicadas:


Bon voyage!