Inmersión lingüística, o cómo llenar el Estado de traductores

Publicado el 02 marzo 2017 por Elblogderamon @ramoncerda

Una nueva iniciativa de inmersión lingüística amenaza con llenar el Estado de traductores. ¿Es eso verdaderamente deseable? La iniciativa la ha presentado el PSOE y propone una nueva ley orgánica que incluye medidas como la obtención del DNI, pasaporte o permiso de conducir bilingüe en todas las comunidades autónomas, y la posibilidad de dirigirse a organismos como el Tribunal Constitucional o la Casa del Rey en cualquier lengua cooficial. Objetivo (dicen): Que los ciudadanos podamos relacionarnos con la Administración en cualquier lengua. ¿A qué obliga eso? De entrada a contratar numerosos traductores de valenciano, catalán, euskera y gallego (no sé si me dejo algo). ¿Qué puede costar eso? El PSOE se ha limitado a lanzar la propuesta pero no se ha tomado la molestia de cuantificar su coste.

Inmersión lingüística. ¿Propuesta razonable? ¿Quién lo pagará y para qué?

También se quiere traducir a todas las lenguas las páginas web y se habla de una «discriminación positiva» a favor de los extranjeros que conozcan esas lenguas cuyo alcance y objeto no tengo del todo claros.

Inmersión lingüística: Lo han llamado «Proposición de Ley Orgánica de Reconocimiento y Amparo de la Pluralidad Lingüística de España»

Un catalán que viva en Murcia o un vasco que viva en Barcelona (por poner dos ejemplos) podrán dirigirse a la Administración en su propia lengua, aunque en la comunidad en que se encuentren no se hable. Sinceramente, me parece un despropósito y un encarecimiento inútil de las cosas. Que en Cataluña la gente esté preparada para atenderte en catalán es una cosa, pero que en Murcia deba haber traductores por si un catalán quiere presentar allí un recurso o una solicitud, no sé si llamarlo kafkiano o simplemente redundante e inútil, o una ocurrencia más. En cualquier caso, presentado está y antes o después acabaremos viendo cosas así, sin duda. Luego nos quejamos de que se pagan muchos impuestos y al mismo tiempo exigimos cosas como esta que, desde luego, no nos saldrán ni mucho menos gratis. Aunque como dicen aquello de que el dinero público no es de nadie… Pues a gastárselo en traductores y a aplaudir la propuesta.

A veces pienso que nos merecemos una nueva Torre de Babel.

Ramón Cerdá