La realidad es que nos encaminamos a Subsiluet para hacer nuestra primera inmersión de este año, la número veinticuatro en mi diario de buceo.
Este año he decidido dedicarme también a la fotografía submarina. Por ese motivo me compré una compacta, la SONY DSC-W570 con la carcasa de la misma marca. Esto fue más o menos para Navidades, es decir, hace algo más de seis meses.
Posteriormente adquirí un Flash, Ultramax UXDS-1, en el mercadillo de Casco Antiguo.
En general es un equipo para alguien como yo, aficionado, sencillo y no para demasiadas filigranas, pero consideré que por lo que me costó (no llegó a los 400EUR el equipo completo) era una buena forma de comenzar.
La inmersión estuvo muy bien. El agua no estaba muy fría, desde los 23 en superficie hasta los 17 en fondo, a unos 21 metros. Tuve ciertas complicaciones en cuanto a la flotabilidad, todo el rato tenía la sensación que el jacket se ladeaba. Lo achaqué a llevar el equipo fotográfico. Mi sorpresa, mayúscula, fue cuando llegué a la cubierta del Abilio, dónde pude comprobar que había perdido uno de los bolsillos de lastre del jacket. Por el comentario de un compañero, que vio pasar algo a su lado al inicio de la inmersión, lo debí perder al lanzarme al agua.
Encontramos nuevos cambios en Subsiluet. Oscar ya no estaba y la oficina estaba diferente, un ambiente extraño, diferente, pero nada más.
En este enlace encontrarás el álbum con las fotos que tomé aquel día.
Pronto te contaré también mi vigésimo quinta inmersión, con pulpo y langosta incluidos
Que vaya muy bonito,