Melilla registró ayer tres intentos de entrada, protagonizados por unos 835 inmigrantes, rescatados de aguas del Estrecho. Y Tarifa abría un segundo polideportivo para atender a los rescatados en el Estrecho. Los inmigrantes, que suman ya más de 1.100 en las últimas 36 horas, están siendo atendidos por un dispositivo de la Cruz Roja. En su rescate participan siete embarcaciones de Salvamento Marítimo, el helicóptero de Salvamento Helimer 318 y la embarcación Guardamar Calíope, así como diversos efectivos de la Guardia Civil, que siguen en la zona ante la previsión de que puedan avistarse nuevas lanchas.
Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior, alarmado por este aumento de inmigrantes dispuestos a alcanzar a toda costa tierras española, se reúne hoy con la cúpula de su departamento para evaluar la posibilidad de aplicar más refuerzos policiales y nuevas dificultades materiales ante la reciente presión migratoria marcada principalmente por el incremento de pateras llegadas en los últimos días a las costas españolas, según fuentes ministeriales. El encuentro contará con la presencia del secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, así como otros altos mandos de ambos Cuerpos y del Ministerio. Todo menos buscar medidas humanas más de acorde con la situación de los inmigrantes.
Lo único que ha servido la travesía por mar o las alarmantes vallas es para intentar detener la inmigración, agravando las heridas y los peligros. Sin embargo, los casos han seguido reproduciéndose, con o sin medidas extremas. Porque, por muy mal que estén los españoles sin trabajo, sin casas, y sin dinero, seguirán siendo unos privilegiados si los comparamos con los inmigrantes que tuvieron que abandonar sus países de nacimiento para alcanzar esa tierra. Una tierra protegida con medidas policiales que sólo sirven para agravar los casos de heridas y las dificultades de los inmigrantes que siguen, a pesar de todo, atravesando vallas y mares para vivir en ella.