Inmigrantes que llegan

Publicado el 07 marzo 2014 por Cronicasbarbaras

Entre Marruecos y Mauritania hay unos 80.000 subsaharianos que pretenden llegar a España saltando las vallas de Ceuta y Melilla, según le informó el ministro de Interior marroquí, Mohamed Hassad, a su homólogo Jorge Fernández Díaz, que desconoce qué debe hacerse para evitar la invasión, preludio de otras mayores.

Los reportajes más conmovedores de las televisiones españolas muestran a miles de africanos que sobreviven entre basura y hambre en el monte Gurugú esperando para superar masivamente las barreras de Melilla con cuchillas que desgarran la carne y producen muchas veces graves lesiones.

Si lo consiguen llevarán una vida paupérrima mendigando ante los supermercados o como manteros en calles y mercadillos de toda España: son tantos, recuérdese el “Papeles para todos” durante el zapaterato, que ya no hay trabajo ni espacio para más que los millones que suman ya el 13-15 por cientp de la población actual de España.

No sabemos nada real sobre cada uno de los que esperan. Son indocumentados, no traen el certificado de penales que se le exigía a los españoles cuando emigraban en masa a Latinoamárica.

Detrás de cada inmigrante hay historias trágicas, aunque también algunas, aunque sean pocas, cuya intención es alcanzar el verdadero Paraíso: islamistas radicales que, según el Gobierno musulmán moderado marroquí, son yihadistas, terroristas durmientes.

 Una parte importante de quienes ven los reportajes televisivos se emociona y propone que se abran las puertas a tanta desgracia.

Y como los servicios públicos no son de nadie, como diría una exministra, exigen facilitarles una vida y servicios dignos.

Jesuitismo y progresía de buen corazón. Quieren que quien nunca produjo riqueza goce de los bienes comunes, con lo que se reducen los servicios de quienes los crearon.

Pero que no falte una medicina, una cama hospitalaria, el bienestar del pasado. Si eso ocurre, beatos y progresís se amotinan y terminan reclamando una Marine Le Pen.

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