El gobierno de Irlanda estaría sosteniendo conversaciones preliminares con la Unión Europea (UE) para obtener fondos de emergencia del bloque comunitario que le permitan apuntalar su economía, de acuerdo a datos de la BBC. La ayuda financiera de la UE para Dublín podría ser de entre 45.000 y 90.000 millones de euros (aproximadamente US$61.000 - US$123.000 millones).
El plan de recate será inevitable y sólo falta precisar el momento. Puede ser la próxima semana o durante diciembre, aprovechando la reunión que celebran los ministros de finanzas de la zona euro y el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin).
Hasta el momento, Dublín ha negado la necesidad de un plan de rescate económico como el acordado en mayo pasado para Grecia, y la Comisión Europea dijo que por el momento no piensa hacer ningún comentario oficial sobre este asunto. En esa linea, el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, aseguró que Irlanda no ha pedido ayuda a la entidad.
Pero lo cierto es que Irlanda atraviesa una de las más profundas recesiones de Europa y desde 2008 ha sufrido el mayor colapso inmobiliario de los países desarrollados, con una caída de los precios de la vivienda de entre el 50% y el 60%. Además, cuenta con un agujero fiscal del 32% del Producto Interno Bruto (PIB) -el más alto de la UE- si se incluye el costo de hacerse cargo del las millonarias deudas del sistema bancario irlandés.
El gobierno de Dublín deberá presentar un nuevo presupuesto el próximo 7 de diciembre que contemplará recortes del gasto y un aumento de los impuestos por un monto cercano a los 6.000 millones de euros (unos US$8.200 millones), con el que se espera reducir el déficit el año próximo a entorno el 9,5%. Pero estos recortes presupuestarios solo empeorarán la profunda recesión por la que atraviesa el país, provocando nuevas pérdidas para las arcas públicas por una caída de la recaudación impositiva y un aumento del pago de subsidios sociales.
Ver | Crisis de Irlanda, Quiebra de IrlandaUna mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización