Rocío Verdejo
Yo no quiero hacerte inmortal con el rubor de mis versos sobre el papel fugaz. Antes que morder su albura, con tinta desvalida, preferiría morderte el clítoris con la suave violencia del hambre. Y que te me murieras un hermoso segundo entre los labios. Como Ofelia empapada en el río de un gemido eterno que me enmudezca eternamente.