“Se puede definir una buena práctica pedagógica como la integración de recursos tecnológicos con metodología, estrategias didácticas y evaluación adecuadas al contexto de aprendizaje diseñado, que logran eficazmente los objetivos propuestos, que tienen la potencialidad para ser transferidas y adaptadas, además de constituirse en buenos ejemplos, con medios de verificación y productos posibles de compartir. En este sentido, las buenas prácticas deben ser innovadoras y tener la capacidad de incitar a otros a adaptarlas a su propio contexto y aplicarlas a su propia realidad"