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— ¡Ay Niño! (suspiros)
— No te imaginas lo que han sido estos meses
inventando excusas para odiarte y tratar de borrarte
de mi memoria, pero todo fue en vano.
Sencillamente no puedes ser material de archivo,
no sólo estas en mi cabeza, haces parte de
cada milímetro de mi piel.
— No creo seguir amándote con la misma intensidad;
el tiempo ha hecho lo suyo al acostumbrarme
a tu ausencia, pero al momento de
recordarte, todo aquí dentro se activa, todo por
dentro y por fuera de mí te necesita.
— Tengo tanto por contarte, tanto que quisiera
que supieras; mostrarte los maravillosos lugares que
he conocido, esos mismos que alguna
vez soñamos juntos recorrer. La música que he
descubierto, los cursos de fotografía que he tomado
y mi avance en los idiomas.
— Sabes que dejamos proyectos por terminar.
No sé si aún sueñas lo mismo y no sé si aún
piensas en mí cuando te acuerdas de ello.
— También ha sido mi primera navidad después
de cinco años e igualmente mi primer
cumpleaños sin ti. No logro imaginar cómo fue
tu cumpleaños, si ella también te llenó de mensajes
a media noche, si también te preparó una
celebración especial y si te compró pastel. Si
sabe los regalos que te gusta recibir. Y hierve
mi sangre de pensar si también sabe cómo cerrar
tu día especial con broche de oro…
— Tú, Tú… no quedarás sólo entre renglones,
no porque sea imposible, sino porque
ahora ya no quiero hacerlo; no quiero sacarte
de mi historia porque entonces, no sería mi historia.
Quiero recordarte siempre así como hoy,
no pensando en nada negativo, no quiero acordarme
de ti porque este llena de tristeza, quiero
pensarte en mis momentos felices y estar segura
que si soy feliz es porque tú también influiste en
ello.
— Borraré el dolor y me aseguraré de no darle
un motivo a tu ausencia, solo te fuiste porque
así debía ser, no estarías siempre en mi vida.
Estabas de paso y cumpliste con lo tuyo. No
pensaré en el Tú del final, en ese que se
comportaba como un extraño, ése que estoy segura
de no conocer.
— Serás el de los primeros tres años,
ilusionado, enamorado, volátil, susceptible y
encantador. Romántico y soñador empedernido.
Vulnerable e ingenuo. Celoso y cascarrabias.
Ése será Mi Tú. El otro, el de ahora, el que
me nombren los demás, el que no sé quién es,
no existe para mí. Solo Mi Tú, el que fue
mío, el que me enamoró, el que me dio felicidad
extenuante, el que se desvivía por mí, el que me
obsequió una constelación completa, el que me
protegía con su vida, el que no esperaba la hora
de salir de su trabajo para llegar a verme, el
que me acuno en sus brazos muchas noches para
que lograra dormir. El qué me enseñó cómo
se amaba con intensidad y sin temor, con imprudencia
y denuedo. Él que me llevó por todos
los caminos de la pasión.
— Él que me descubrió mujer una tarde de marzo…
Él que inventaba viajes a lugares cercanos
para pasar días enteros conociendo nuevas ciudades.
— El Tú que no me dejaba sola, que me
acompañaba hasta el infierno si era necesario y
me tomaba de la mano para que no me invadiera el miedo.
El amor de la adolescencia, la primera
ilusión de mi corazón, mi pasado perfecto.
El amigo y confidente. La mejor conjugación
del verbo amar en todos los tiempos.
— ¡Tú no te has ido! el que fuiste está conmigo,
el otro es sólo un mal clon.
— Tú, eres inolvidable.