Inside job

Publicado el 24 noviembre 2011 por María Bertoni

El primer acierto de Charles Ferguson consiste en iniciar Inside job -que en Argentina se estrenó directamente en formato DVD como Trabajo confidencial- con “Big time” de Peter Gabriel. Por lo pronto, la letra de esta canción nos prepara (al menos a los fans del cantautor británico) para asistir a la retórica de quienes ambicionan darse la buena vida a costa de lo que sea, si es necesario de la integridad de millones de personas. De hecho, los versos sobre “hacer mucho ruido con los big boys” y sobre “la cantidad de cosas de las que seré dueño” definen bien a los responsables de la crisis financiera de 2008, algunos de ellos consultados con cámara y micrófono en mano para este documental.

El actor Matt Damon hace las veces de narrador de esta crónica de una gran estafa a escala mundial (vaya coincidencia). Su voz en off articula contextualizaciones histórico-políticas, entrevistas realizadas a responsables, víctimas y analistas del siniestro (no todos los implicados accedieron a participar), gráficos animados y material de archivo. Los rostros de Ronald Reagan, George W. Bush, George Clinton, Barack Obama, Alan Greenspan, Dominique Strauss-Kahn y su sucesora Christine Lagarde son algunos de los más reconocibles por los ciudadanos del mundo periférico.

En Capitalismo, una historia de amor Michael Moore también abordó la explosión de la burbuja financiera pero desde una perspectiva general, si se quiere pedagógica con perdón de la simplificación. En tren de (odiosas) comparaciones, cabe señalar una mayor asepsia en el trabajo de Ferguson: quizás esto explique la obtención del Oscar al mejor documental en 2011.

Un correlato todavía más directo es Too big to fail, telefilm producido y emitido por HBO. Aún cuando cuenta con las actuaciones de estrellas como William Hurt, Paul Giamatti, Topher Grace, Cynthia Nixon (o justamente por eso), la versión novelada del crash anarco-capitalista de 2008 resulta más tediosa, y por lo tanto menos atrapante que la alternativa periodística.

Al margen de la cuestión estrictamente cinematográfica, vale advertir sobre los efectos nocivos que puede provocar Trabajo confidencial (por las dudas recordemos el título local). De hecho los espectadores sensibles harán bien en ingerir una dosis de Nervocalm antes de asomarse a la pantalla chica y descubrir los orígenes de una crisis -estafa en realidad- de alcance global.