Hombres gato
Me desconcierta la última película de los hermanos Coen. Inside Llewyn Davis se acerca a mí con la compostura de los interesantes trabajos "serios" de estos dos tipos y como tal, la sigo de principio a fin.
Cubierta de grises y azules, de marrones, de cuellos vueltos y panas característicos de los años 60, me quedo con ella un rato, casi dos horas y luego se va, se marcha, se escapa lejos de mí. Entonces yo la busco y recupero, investigo en miradas y lecturas hechas por otros.
Lo que encuentro me confunde todavía más. Otras voces hablan de un relato que "provoca carcajadas" y de un protagonista con el que al parecer "cuesta muchísimo empatizar" pero no, no es así. Yo no he vivido eso viendo Inside Llewyn Davis.
Yo he seguido la historia de un músico a quien nadie quiere comprar sus composiciones, ni su amistad, ni siquiera su compañía, un hombre a quien desprecia la más soberbia e injusta de las mujeres y a quien yo en cambio regalaría el más afectuoso de mis abrazos desde prácticamente el primer plano de la cinta.
He visto también, una película sobre la necesidad de algunos hombres de irse y no saber cuándo ni adónde volver: hombres que igual que gatos, se acercan al calor cuando les falta y rehúyen la compañía cuando su sola presencia les basta.
Un hombre como Llewyn Davis, cantautor trájicamente separado del otro miembro de su grupo, cuyo estilo, aseguran que se inspira en los comienzos artísticos de Bob Dylan y de otros tantos no tan conocidos ni tan reconocibles.
Un hombre gato que pierde a la mascota de un amigo y que tras un periplo con ecos de Homero (brother...) acaba recuperando a la criatura en el punto en donde también se había dejado a sí mismo.