EL FENÓMENO REVELA EL DRAMA DE MILES DE EXPROPIACIONES FORZADAS POR LOS GOBIERNOS LOCALES PARA CUBRIR DEUDAS.
Una enorme casa de cinco plantas se levanta solitaria en mitad de una autopista. Toda la villa fue destruida por las excavadoras, pero los propietarios de ese inmueble se niegan a abandonar su hogar, mientras las máquinas, ajenas al drama, LO PAVIMENTAN TODO A SU ALREDEDOR.
Así luce el enésimo ejemplo de "casa clavo", tal como se conoce en China a las casas que quedan aisladas porque sus propietarios se negaron a aceptar la orden de desalojo del gobierno local. Las hay a cientos cada año, reflejo de una auténtica tragedia nacional.
La dinámica es siempre parecida. El gobierno local decide que por ese lugar debe circular una línea férrea, una autopista o un enorme centro comercial.
LAS ÓRDENES DE DESALOJO SON EMITIDAS, pero la compensación económica para los afectados es del todo insuficiente, cuando no directamente miserable. Tras negociaciones y en muchos casos amenazas violentas, la mayoría se resigna a marchar. Otros, los menos, deciden que nadie los va a echar de su casa sin antes pagar un precio justo.
Eso pensó Luo Baogen, un criador de patos de 67 años, cuando las autoridades le ofrecieron 220.000 yuanes (35.000 dólares) por un hogar en el que invirtió el triple de ese monto. Luo y su esposa decidieron luchar e impedir que les robaran el trabajo de toda una vida. Las impactantes fotos de su casa plantada en medio de una autopista en construcción circularon ayer como la pólvora en las redes sociales chinas, trayendo de nuevo a debate el triste episodio de los desalojos forzosos en China.
NO HAY CIUDAD QUE NO SUFRA ESA PLAGA.
En Beijing, decenas de vecinos de uno de los barrios más antiguos de la ciudad denunciaron un caso similar con matones del gobierno del distrito.
Un reciente estudio de Amnistía Internacional denunció que muchos gobiernos locales expropian tierras para sufragar sus deudas con el Estado. Tras dilapidar los créditos, los funcionarios locales consideran que vender terrenos es la manera más sencilla de devolver esos préstamos. Eso está provocando que cientos de miles pierdan su patrimonio. El caso más sonado ocurrió un año atrás en la ciudad de Wukan, donde sus 12.000 habitantes expulsaron a sus gobernantes luego de que éstos los engañaran y vendieran terrenos de cientos de pescadores a una promotora. Tras varios días de revueltas, las protestas terminaron con elecciones democráticas para escoger un nuevo gobierno local, todo un hito en el país comunista.