Casi 30 años más tarde, sigo leyendo a Wayne Dyer, que ha escrito y publicado ya más de 30 libros, muchos de ellos títulos superventas y todos un reflejo de su propia evolución espiritual y, me atrevo a decir que también la mía. A la larga superé el trastorno alimentario y aprendí mucho de aquella experiencia, que me llevó a escribir y publicar mi primer libro, titulado Me siento gorda.
Ayer tarde, mientras salía a correr, escuchaba un audio-libro de Dyer titulado Inspiración, encuentra tu verdadera esencia, que he leído y escuchado muchas veces. Pero ayer precisamente, me impactaron algunas frases como nunca antes.
Una de ellas fue: “No hay nada que tenga tanta fuerza como una idea a la cual le ha llegado su hora”. Eso me llegó al alma, ya que ahora rezumo pasión por una idea que me llena de energía, emoción y fuerza.
Otro concepto que me pegó fuerte fue el siguiente: cuando nos dejamos llevar por el instinto y decidimos dedicarnos a lo que nos da satisfacción, aquello que nos emociona y nos hace vibrar, tenemos el deber de empeñarnos en sacarlo adelante porque es nuestro propósito de vida. Para tener éxito, debemos hacer lo que aumenta nuestra energía y nos centra, y dejar de lado las actividades, la compañía, las conversaciones e incluso el trabajo que nos deja por los suelos. A menudo aceptamos ciertas compañías, trabajos o encargos por miedo. Posiblemente temamos la soledad, no llegar a fin de mes, o no tener comida en la despensa, o nos preocupe lo que piensen los demás. El miedo es a menudo una emoción fabricada, basada en suposiciones. Nuestras emociones siempre seguirán el camino de nuestros pensamientos.
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