Instante cinematográfico del día: Cinema Paradiso

Publicado el 30 septiembre 2014 por Coleccionista De Instantes Cinematográficos @ColecInstanCine

CINEMA PARADISO




Película de sobras conocida por todos, que cumplió hace poco 25 años, y que por ello se proyectó de nuevo en cines. Aquellos que no la hubiesen visto, espero que se animaran entonces a verla, y aquellos nostálgicos como yo, seguro que se animarían de nuevo a visionarla para disfrutar de esos momentos que nos hicieron reír y llorar cuando la vimos por primera vez.

Este instante es mi favorito, y se quedará grabado en mis recuerdos de por vida. No es el único instante que recuerdo de esta película ni mucho menos, pero si el que tiene mayor contenido emotivo, para mi. Creo que es la mejor forma de finalizar esa historia tan tierna entre dos amigos unidos por una afición, o más que eso, una pasión... el cine. Si al contenido emotivo de la escena, le añadimos la banda sonora, muchos de nosotros, imagino, que seremos incapaces de retener las lágrimas, no de tristeza sino de alegría y ternura.
Otro de mis instantes favoritos, es cuando Alfredo le cuenta la siguiente historia a Toto:
"Alfredo: Hubo una vez un rey que dio una fiesta. Las más hermosas princesas asistieron. Un soldado de la guardia real vio pasar a la hija de rey. Era la más adorable, e inmediatamente el soldado se enamoró. Pero, ¿qué era un simple soldado al lado de la hija de un rey? Un día el soldado se las arregló para verla y le dijo que ya no podía vivir sin ella. La princesa quedó tan impactada por la profundidad de sus sentimientos que le dijo: "Si puedes esperar por 100 días con sus noches bajo mi balcón yo seré tuya". Dicho esto, el soldado salió y esperó un día, dos... luego diez, veinte. Cada noche la princesa lo buscaba y allí estaba él, sin moverse. Siempre allí, lloviera o relampagueara. Las aves se posaban en su cabeza, las abejas lo aguijoneaban, pero él no se movía. Después de 90 noches, se veía seco y pálido. Brotaron lágrimas de sus ojos. No pudo detenerlas. No tuvo ni siquiera fuerzas para dormir. Y todo ese tiempo, la princesa lo observaba. Cuando la nonagésima novena noche llegó... el soldado se levantó, tomó su silla, y se marchó...
Toto: ¿Qué? ¿Justo al final?
Alfredo: Justo al final, Toto. No me preguntes qué significa porque no lo sé. Si logras descifrarlo, me lo dices.
[Pocos años después....]
Toto: ¿Recuerdas la historia del soldado y la princesa? Ahora entiendo por qué el soldado se fue justo al final. Una noche más y la princesa hubiera sido suya. Pero no había manera que ella pudiera mantener su promesa. Y eso hubiera sido demasiado cruel. Lo hubiera matado. De esta forma, al menos durante 99 noches, él vivía con la ilusión de que ella estaba allí, esperando por él."