Leo esta mañana el artículo de El Universal donde se comenta la bien conocida práctica de compra-venta de títulos universitarios y cualquier identificación que se requiera, ya sea en su modalidad “original” o “falsa”, habrían de hacer el favor, es el colmo que exista diferenciación en estos casos.
El artículo señala que es por medio de internet y mensajes de celular como se ofrecen y contactan a estas personas, que son un estuche de monerías, algunos hasta laboran en dichas instituciones para facilitar cumplir los requisitos de supuesta “legalidad” en los documentos, ¿cuantas veces, pensando que es correcto, habrá firmado un rector de esas casas de estudio algún documento que le fue presentado junto a los de los cientos o miles que si completaron su plan de estudios?
Les dejo parte del artículo:
Los títulos en oferta abarcan todas las licenciaturas (incluida la de Medicina y sus especialidades, éstas, con un costo de 68 mil pesos), universidades y de cualquier generación, a precios que van desde 12 mil a 45 mil pesos, respaldados incluso con historial académico, certificado de estudios y cédula profesional. El ENARM se ofrece en 75 mil pesos.
Los vendedores, que dicen ser docentes de diferentes instituciones educativas, explican que los títulos “oficiales y originales” se entregan en un plazo de tres a seis meses, aunque también manejan “apócrifos”, que “ojo, sólo te sirven para conseguir trabajo; ‘ifes’ (credenciales de elector), cédulas, licencias para conducir y actas de nacimiento”.
Ofrecen además “un descuento sustancial en el trámite” para quienes ya cursaron parcialmente una carrera.
La Subsecretaría de Educación Superior y la Dirección General de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública (SEP) rechazaron que se puedan ofrecer documentos originales, pues éstos siguen un estricto proceso de validación que incluye el registro de formatos de los documentos expedidos por cada institución educativa y hasta el tipo de papel.
“Cuando alguien acude a solicitar el registro del título y la expedición de la cédula profesional correspondiente, se procede a realizar, por parte de personal capacitado, una revisión de los formatos, sellos y firmas para ver si coinciden. En caso contrario, se rechaza el trámite”, detalló la DGP a EL UNIVERSAL.
Y vuelvo a repetirlo, si a un funcionario de cualquier organismo público en México no le castigan sus robos, en algunos casos desmedidos, ¿por qué motivo no habrían de hacerlo el personal docente de muchas universidades en un gremio tan mal pagado en México? Por otra parte, ¿que tanta diferencia hay entre una persona que compra su título y otra que lo obtiene de esta manera en tanta universidad patito que han proliferado a lo largo y ancho de todo el país?
Y me pregunto por último: ¿Cuantos diputados y senadores en nuestro país habrán comprado sus títulos? Por la forma en la desempeñan sus puestos me atrevo a apostar que eso es práctica común en ellos.