Microsoft aprovecha la influencia y la dependencia que Intel y AMD tienen de las ventas relacionadas con computadoras preinstaladas con Windows. Este caso de Intel y AMD fabricando procesadores “Windows 8 only” se refiere a procesadores de arquitectura ARM que serán utilizadas en la versión RT de Windows 8.
¿La razón de Microsoft? Una completamente en contra de la competividad: encerrar a sus usuarios en su sistema operativo y no permitirles modificar el sistema operativo a su antojo, e instalar Android, por ejemplo. La excusa es que esta relación software-hardware permitirá mejorar el sistema de control de energía, algo esencial en el mundo de las tablets y los dispositivos móviles.
Resulta extraño que Intel haya sido justo la primera empresa en lanzar este tipo de procesadores solo compatibles con software de Microsoft, ya que es uno de las empresas que más aporta a la comunidad del software libre y su hardware, casi siempre, funciona sin ningún tipo de problemas con Linux. AMD continúo estas estrategias que están claramente influenciadas por Microsoft.
Realmente el enemigo al que se está intentando competir no es Linux, si no específicamente Google que está detrás de Android, proyecto de código abierto pero estrechamente atado al ecosistema de aplicaciones oficiales y al rumbo que la gran G decida tomar.
¿Significa esto que nadie jamás podrá instalar un sistema operativo Linux en este tipo de procesadores? No. Desde la comunidad de software libre tristemente ya tienen experiencia con este tipo de limitaciones impuestas por terceros, pero la ingeniería inversa permite siempre llegar a una solución. Claro que requiere más trabajo, recursos y seguramente la estabilidad no sea la misma.
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