Siri Hustvedt: "Que el porno explota a las mujeres es una falsedad"
Siri Hustvedt: "Que el porno explota a las mujeres es una falsedad"
La escritora estadounidense, autora de Todo cuanto amé, habló con Viva en Barcelona sobre cuestiones de género, cine triple X y prostitución. Los prejuicios que enfrenta por ser la esposa de Paul Auster. Otra forma de ser feminista
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El mercado de La Boquería sí que es una referencia turística en Barcelona: el más grande, el más famoso; ahí van todos. En la misma cuadra de La Rambla, en un probable segundo lugar de interés, está el Palacio de la Virreina, la casa oficial de la cultura de la ciudad. Pensándolo en este momento, no está mal la historia de este edificio de estilo barroco para enlazar con una nota que tratará, en una buena proporción, sobre feminismo y problemas de género. Porque si al palacio lo mandó construir el marido -Manuel De Amat y Junyent Planella Aymerich y Santa Pau- la historia operó claramente a favor de la viuda. Maria Francesca de Fiveller y de Bru, la virreina, no tendrá entrada propia en Wikipedia,pero la denominación le quedó a ella y el palau le pertenecerá para siempre.
Entrás, pasás un patio, y a la izquierda hay un salón donde, rodeada de una traductora y un par de editoras, aparece Siri Hustvedt, escritora y estudiosa de las ciencias del cerebro. Una figura del mundo intelectual que tiene onda y se ríe fuerte, en ese orden, o en cualquier otro. El salón está al lado, vidrio de por medio, de una plazoleta donde funciona una verdulería bastante animada y un hombre toca algo italiano en un acordeón. Con ese doble fondo sonoro escucharemos hablar a Siri Hustvedt sobre:
1) Luchas de género: "Es innegable que la sociedad ha experimentado una mejora porque las mujeres ocupan lugares que eran impensados. Pero se mantienen los prejuicios que identifican a la mujer con el cuerpo y los sentimientos, y a los hombres con el intelecto, la cultura y el mundo espiritual".
2) Sobre machismo en el arte y la ciencia: "Ahora que tengo una vida plural y doy charlas de cariz científico y ante científicos, noto que si una sabe de lo que habla, el respeto se lo gana en un segundo. Pero en la literatura y el arte no pasa lo mismo. Que el arte sea mayoritariamente femenino implica que le demos una legitimidad automática a lo masculino. Los prejuicios son más, y mayores. Cuando un hombre se destaca en literatura o en artes visuales es 'sensible'. Cuando se destaca una mujer, es 'emotiva' o 'sentimental'. Llevo demasiado tiempo como mujer escritora e intelectual para no saber que voy a ser atacada. He aprendido a escuchar los ataques con una sonrisa".
3) Sobre Trump: "Hay un cierto retroceso si miramos a los Estados Unidos y vemos que fue elegido, entre otras cosas, por ser misógino".
A Barcelona la trajo la gira de presentación de La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres (Seix Barral), un volumen de ensayos recientes (de 2011 a 2015) con discusiones casi siempre eruditas, de pronto digresivas, y con frecuencia autobiográficas, sobre arte, ciencia y feminismo. Es el fin de semana de St. Jordi, la fiesta patronal de la ciudad, que arrastra una vieja costumbre de alta densidad comercial: los hombres les regalan rosas a las mujeres, mientras que ellos reciben libros. La invitada feminista celebró que la tradición en los últimos años se haya flexibilizado y el regalo pueda ser inverso.
En este marco, tenemos un encuentro a solas con Siri. Nos espera en el bar de un hotel en Plaza Cataluña, la vinculación entre el barrio histórico y el Ensanche, un prodigio del urbanismo con esquinas de vértices truncados.
Perpetua profana. La introducción de La mujer... arranca con la mención del físico y novelista C.P. Snow, que lamentaba el "abismo de mutua incomprensión" entre quiénes él caracterizaba como "científicos físicos" y los "intelectuales literarios". A lo mejor más conocida por sus novelas, Siri Hustvedt está interesada por las ciencias desde hace mucho tiempo.Un inconveniente en su vida, los fuertes dolores de cabeza que sufría, la llevó a interesarse por la neurología. Después se puso a hacer estudios sistemáticos sobre el cerebro, casi en coincidencia con el estallido de la "moda" de las neurociencias. Terminó escribiendo artículos para revistas científicas y ofreciendo conferencias en sitios como la Sociedad de Neuropsicología de París, o disertando sobre suicidio en Oslo.
Hoy es "una perpetua profana" que tiene puesta la mirada en varias disciplinas: "Gozo de una clara ventaja en cierto sentido. Soy capaz de ver lo que los científicos a menudo no cuestionan. Pero lo cierto es que cuanto más sé, más preguntas me hago".
Tiene un pie en cada una de "las dos culturas", como las llamaba Snow, y advierte que el arte y la literatura son más patriarcales que la ciencia ¿Qué lo explica y cómo se sale de eso?
Si una mujer hace un libro con referencias o conexiones intelectuales, es estúpida y pretenciosa. Si lo escribe un hombre, en cambio, es un genio. Cuando hay una obra de arte que hizo un hombre, le atribuímos más cualidades de las que están en la tela o el papel. ¿Cómo se sale? Siendo conscientes. Huyendo de lo inconsciente. Tenemos que analizar nuestros prejuicios. Sin exceptuarnos, obviamente.
Siri se apoya en el concepto de la psicóloga Virginia Valian sobre los "esquemas de género implícitos": se trata de ideas inconscientes sobre la masculinidad y feminidad "que tienden a sobrevalorar los logros de los hombres".
Lean pacientemente este párrafo: "Una vez dominado, el aprendizaje de toda índole se vuelve inconsciente y automático. Al parecer, la mente consciente es mezquina, se reserva para ocuparse de lo novedoso e imprevisible en nuestras vidas. Antes que de las percepciones rutinarias y predecibles, las actividades memorísticas requieren una conciencia mínima. Mientras que si estoy en la cocina y me vuelvo y veo un gorila aporreando la ventana, la plena conciencia es imprescindible.La percepción es por su misma naturaleza conservadora y parcial, una forma de encasillamiento que nos ayuda a dar sentido al mundo. Las más de las veces, cuando los gorilas no están aporreando las ventanas de nuestra cocina, vemos lo que esperamos ver." En la artillería de estudios que Siri menciona en el libro, está también uno de Laurie Rudman y Peter Glick sobre otra de esas creencias implícitas: la "fórmula de la amabilidad femenina", que "penaliza a las mujeres a no ser que moderen su modo de actuar siendo amables". Más sencillo: "A fin de ser aceptadas, las mujeres deben compensar su ambición y su fuerza con amabilidad. Los hombres no tienen la necesidad de ser ni la mitad de amables".
Usted advierte sobre "la ampliación de los límites del yo por el solo hecho de poseer bienes", pero dice que es un atributo masculino. ¿Las mujeres no tienen ese deseo?
Esa sensación de henchimiento al tener propiedades acumuladas me parece una actitud más masculina que femenina. Pero creo que es más la idea que la posesión. La idea de tener casas, coches, mujeres... es más bien un delirio mental.
Siri menciona El Perro Globo, de su compatriota Jeff Koons, un artista identificado por el estilo kitsch y la monumentalidad de sus trabajos. Dice que es una obra que le interesa, pero que no le gustaría vivir "rodeada de ella"
¿Qué obra sí le gustaría tener en su casa?
Soy muy fan de Gerhard Richter y tengo una pequeña obra. Podría estar siete vidas consecutivas viendo un Goya. Hay un montón de artistas oscuros cuyas obras me quedaría mirando embelesada eternamente.
Dato: Jeff Koons estuvo casado con la Cicciolina, reina del erotismo industrial. Siri Hustvedt tuvo su primer contacto con ese rubro cuando leía unas Playboy en una casa donde cuidaba a unos chicos ("las ojeaba cuando ya estaban dormidos", aclara). Vivía en Northfield, Minnesota, con sus padres emigrantes noruegos: de ahí el apellido con las consonantes que acorralan al pobre par de vocales.
Los alcances de la narrativa de Siri quedan en relieve en esta líneas sobre su hipotética relación juvenil con el porno de verdad: "Si hubiera querido algo menos aséptico que Playboy, habría tenido que buscarlo en salas de cine particulares muy alejadas de mi ciudad natal, comprar una entrada, hacer cola entre hombres furtivos y cachondos, y sentarme sola en una butaca desvencijada con manchas de semen secas o esperar en el buzón un paquete envuelto en papel marrón liso en el que mis padres seguramente habrían reparado. En otras palabras, habría tenido que estar loca." En otro de los ensayos discute sobre pornografía a partir de las ideas que Susan Sontag desplegó en la conferencia que pronunció en Nueva York hace más de 50 años. Siri habla de la "guerra" que desata esta actividad dentro del feminismo.
Escribe: "La premisa de que la pornografía es mala por definición y siempre resulta perjudicial y explota a las mujeres es, en mi opinión, una falsedad que roba a la mujeres sus propios deseos. Si Cincuenta sombras de Grey prueba algo es que millones de mujeres heterosexuales de clase media disfrutan de la pornografía con inclinación sadomasoquista, aunque llegue con frases como 'mi diosa interior está saltando, aplaudiendo como un niño de cinco años'".
Y más adelante: "Hacen falta gruesas fortificaciones para que a una persona le parezcan aburridas unas imágenes de acoplamiento que se ajustan a sus gustos sexuales".
¿Está de acuerdo con quiénes piensan que la pornografia es pedagógica y es beneficiosa como democratizante de la sexualidad?
Yo creo que hay un peligro en algunas corrientes, incluso dentro del feminismo, que plantean suprimir el deseo y el eros. El deseo sexual es la multiplicidad en sí, y la pornografía forma parte de la proliferación de este deseo. Abogamos por la no censura. La pornografía es un camino sin retorno y una adicción. Y la adicción da pavor. Pero si hay consentimiento uno puede meterse en el mundo que quiera. Incluso hay un porno feminista que es más inocuo para la mujer y donde los contratos de los trabajadores de la actividad parece que son más favorables.
¿Cree que se puede aplicar un principio parecido para la prostitución, donde el feminismo también está dividido?
Hay un universo reconocido de trabajadoras sexuales que tiene posturas feministas y conciben a la prostitución como una forma válida de vida. Yo tengo muy claro que no es el camino que elegiría para concretarme como ser humano, ni es nada que podría llenarme. Pero respeto que haya gente que lo haga ¿Cómo podría juzagarla? Hay que distinguir a quiénes lo hacen desde la opresión y quiénes desde la conciencia. Por supuesto que la trata de personas es algo horrible y hay muchas personas que padecen los estragos de esta industria. Pero, como con todo, hay que hacer distinciones.
Derivamos en algunos lugares comunes, pero no por eso menos circulantes, sobre la "necesidad" del feminismo cuando hay muchos ejemplos de mujeres al frente de Estados y con gran poder. Se ríe cuando piensa el ejemplo: "Eso es como decir que porque tuvimos un presidente negro se terminó el racismo en EEUU. Es la misma cosa". Siri dice que desconfia del absolutismo "en todas su formas".
Usted afirma textualmente que "todo es cuestionable o revisable" ¿No hay nada que ya esté dicho?
Es divertido: un buen amigo leyó un ensayo mío, El delirio de la certeza, y me dijo: "Ahora entiendo que todo lo que hagas te va a convertir en una maestra de lo que decidas hacer en adelante. Pero luego te volverás crítica de eso mismo y empezarás a cuestionarlo". Soy una persona curiosa. Siempre hay un pregunta para hacer cuando no entendés algo.
¿Cómo se lleva con la referencia permanente al escritor famoso que es Paul Auster, su marido?
Hay países donde es más famoso mi esposo y otros donde soy más famosa yo. El reconociminto es el mismo, o a veces superior, y las ventas de libros están parejas. Pero es cierto que en algunos países todavía hay ruedas de prensa en las que me preguntan a mí por mi esposo, pero a él nunca le preguntan sobre su mujer.