Inteligencia emocional y organizaciones emocionalmente inteligentes

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

por Antonio López Villegas

Lo básico para triunfar y lograr el éxito es la inteligencia emocional.

En los últimos tiempos se le está dando una importancia capital a la inteligencia emocional como fuente para el éxito en el mundo laboral. Es una competencia que incide directamente en la productividad y calidad en los resultados del trabajo. Si queremos ser competitivos en lo personal como equipo y como organización debemos buscar el desarrollo de la inteligencia emocional. Este programa que les estamos presentando ha sido diseñado para desarrollar a nivel de la persona, a nivel de los equipos de trabajo y a nivel de la organización los factores de la inteligencia emocional, como lo son: la empatía, la automotivación, el autodominio, la autoconciencia que son la esencia de lo que es ser inteligente emocionalmente.

Objetivo general

Fortalecer en una forma inteligente y organizada las energías emocionales.

Objetivos específicos

Al finalizar el programa, los participantes estarán en capacidad de:

• Conocer y manejar en forma efectiva sus propias emociones e interpretar proactivamente las emociones de otros individuos de la organización.

• Generar un clima laboral armónico para el manejo exitoso de situaciones bajo presión e incertidumbre.

• Confrontar las emociones no constructivas y orientarlas hacia su propio beneficio y el de la organización.

• Construir redes de relaciones interpersonales basadas en la optimización de las energías emocionales, individuales y organizacionales.

Contenido programático

• ¿Qué es la inteligencia emocional?

• La inteligencia emocional en las organizaciones.

• Gerenciando las emociones personales y de la organización.

• Flujo emocional y desempeño personal / organizacional.

• Manejo de conflictos a través de la inteligencia emocional.

• Dinámica emocional en el equipo de trabajo.

• Perfil de la persona, del equipo y de la organización emocionalmente inteligente.

• Diagnóstico emocional, personal y organizacional.

• Competencia de la inteligencia emocional.

• Gerencia de la ira, el miedo, la felicidad, el amor, la tristeza, entre otras.

¿Qué es la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional consiste en poseer la habilidad de autodetectar y autodominarse en ese instante del impulso de hacer algo. Es poseer la capacidad de controlar el impulso, es la base de la voluntad y el carácter. También se proyecta a partir de una alta capacidad de empatía, en interpretar el sentimiento de otros y actuar en consecuencia.

Conferirle inteligencia a nuestras emociones es conocer nuestras pasiones, ejercitarlas sabiamente, guiando así nuestros pensamientos, nuestros valores y proyectarlos en la calidad de nuestras relaciones interpersonales.

El punto está en utilizar nuestra emocionalidad convenientemente, con mesura, y adecuarla en intensidad, lugar y tiempo.

Perfil de una persona emocionalmente inteligente

Inteligente es aquella persona capaz de responder de una manera óptima a las situaciones y/o estímulos que el ambiente le presenta.

El perfil de una persona emocionalmente inteligente nos coloca en la postura de reafirmar sus competencias de respuestas frente a las exigencias de su ambiente o contexto.

Pudiésemos distinguir dos inteligencias, las que a su vez se complementan: La inteligencia racional y la inteligencia emocional.

La inteligencia racional la aprendemos y la utilizamos en la escuela, la usa la ciencia y los términos usados tales como: analizar, revisar, investigar, procesar datos, etc. nos definen claramente éste tipo de inteligencia. El uso de éste tipo de inteligencia necesita mucho tiempo y calma, para poder actuar y manifestarse. En muchas situaciones no disponemos de tiempo y de calma y a veces debemos decidir y actuar rápidamente y en estados anímicos de presión, para esto la naturaleza nos ha dotado de la inteligencia emocional.

Con ésta inteligencia tomamos decisiones rápidas y a veces confusas, pero que en estas situaciones se observan como acertadas. En estos casos afirmamos que rápidamente es frecuentemente más inteligente que “correcto totalmente”.

En estas situaciones nos sentimos muy seguros de nuestras decisiones, a pesar de que las reflexiones nos digan algo diferente. Esta manera de reaccionar adecuadamente en la intensidad correcta, en el momento correcto y con las personas correctas es lo que nos proporciona el éxito al usar óptimamente nuestra inteligencia emocional.

El perfil de la persona inteligente emocionalmente, consiste en tener autoconciencia de las propias emociones en el presente para disponernos al autocontrol de las mismas, con el objetivo de mantener e incrementar la automotivación.

La persona emocionalmente inteligente se desenvuelve óptimamente en la dimensión intrapersonal y en la dimensión interpersonal.

Corazón Vs. Razón

“El corazón tiene razones que la razón no conoce”

En situaciones problemáticas o dificultosas nuestro corazón (emociones) nos induce a un comportamiento que el intelecto quizás no apruebe.

A través de la historia de la humanidad, nuestro repertorio emocional a permitido la supervivencia de la especie. Frente a situaciones de peligro el impulso instintivo a actuar surge de circuitos cerebrales grabados en nuestro cerebro como tendencias innatas y automáticas del corazón humano.

Con las investigaciones en neurociencia, los sentimientos cuentan tanto o mas que los pensamientos en los momentos en los cuales tomamos decisiones y emprendemos acciones.

La historia humana está llena de sucesos en los cuales las pasiones desplazan paradójicamente las razones.

Por estas razones prácticas “las culturas” han desarrollado códigos de éticas y pautas de comportamientos aceptables para una convivencia colectiva, ejemplo de esto son los diez mandamientos, las leyes penales, etc.

Muchas personas señalan que estos ejemplos son intentos para domesticar la impulsividad y emocionalidad humana.

Para Freud son maneras que ha elegido la sociedad para imponerse a los excesos emocionales inconscientes de los individuos.

Coeficiente Emocional (CE)

Es una cuantificación cuantitativa. Los fundamentos del coeficiente emocional son:

• Capacidad de conocer los sentimientos y utilizarlos para tomar decisiones en armonía con nuestras creencias.

• Capacidad de dirigir nuestra vida sin dejarse dominar o paralizar por las emociones.

• Capacidad de mantener la direccionalidad hacia nuestras metas y objetivos.

• Capacidad de interpretar las emociones de los demás y actuar en concordancia.

• Capacidad de construir y mantener una red de relaciones interpersonales de alta armonía y reciproca satisfacción.

Coeficiente Intelectual (CI)

Es una cantidad (cifra) que representa la capacidad intelectual.

• Se obtiene dividiendo la edad mental entre la edad cronológica.

• Es la proporción entre la inteligencia de un individuo y el nivel medio correspondiente a su edad y grupo social.

• Se considera que 100 (cien) es el valor promedio, menor a 70 (setenta) se considera deficiencia intelectual, 130 (ciento treinta) o más indica inteligencia superior.

CE Y CI no son opuestos, ciertos individuos tienen altos coeficientes de ambos.

Las recientes investigaciones señalan que la base del éxito se distribuye en 80% CE y 20% CI.

Muchas dificultades en las organizaciones requieren las deficiencias de los individuos en las competencias interpersonales.

La inteligencia emocional en las organizaciones

Realizando un estudio con los gerentes de empresas exitosas encontramos que estos no se han precipitado ante el primer resplandor de las oportunidades, sino que han sabido esperar la oportunidad real. En general estas empresas se han adaptado con mayor facilidad a los cambios frecuentes en nuestro país, poseen una mayor capacidad de asumir riesgos y un equipo seguro de si mismo. Los empresarios con decisiones unilaterales y precipitadas suelen transformar sus organizaciones en grupos frustrados y rebeldes además de promover el aislamiento de su propia gerencia. Un elemento de debilidad adicional es el estrés colectivo y la presencia del miedo ante los desafíos.

Esta reflexión que presentamos a las empresas de probada excelencia en Venezuela se deriva de la ideal que hace aproximadamente 6 años el psicólogo Peter Salovey de la Universidad de Yale y John Mayer de la Universidad de Hampshire presentaron para descubrir cualidades como: capacidades para entender los propios sentimiento, la empatía por los sentimientos de los demás y la regulación de la emoción de modo que haga mas agradable la vida.

Las ideas de estos investigadores fueron resumidas con las siglas CE a partir del libro “Emotional Intelligence” de Davis Goleman, escritor de ciencia del New York Time.

Nuestra virtud es el haber extrapolado la teoría a la realidad de las empresas, en particular a liderazgo de la alta dirección de las organizaciones.

Concluimos que: la competencia general derivada de la sumatoria de los coeficientes de inteligencia del personal puede ser menos relevante para pronosticar el triunfo de una empresa, que las cualidades emocionales de los equipos que la integran.

Tomemos como ejemplo nuestro país entendido como una gran empresa; leamos los titulares de un día cualquiera en nuestros diarios mas conocidos, determinemos las emociones, sentimientos y conductas que subyacen a estos titulares, diseñemos un sistema con las emociones mas frecuentes, determinemos el patrón de interacción que permite su permanencia; habiendo encontrado este patrón hagamos los correctivos necesarios para producir los cambios convenientes y finalmente determinemos el nuevo patrón de interacción emocional que establezca la permanencia del cambio promovido.

Aprendiendo a gerenciar las emociones personales y organizacionales

Frecuentemente tomamos decisiones o tenemos pautas de conducta que no responden a una lógica o raciocinio personal, son estallidos, son llamaradas emocionales; es lo que podríamos llamar un momento espontáneamente emocional, es un estallido que nos conduce a actuar muy impulsivamente, es una especie de “perder la cabeza”, es “mirar sin ver”, es lo que se puede llamar un “asalto emocional”, es un “asalto del sistema nervioso”.

En estos momentos lo que neurobiológicamente ocurre es que en un instante el sistema límbico se apodera de todo el cerebro y no permite al Neo – Cortex pensar y escoger alternativas.

El “Asalto Emocional” se origina en la “Amígdala” del cerebro y puede estimular intensa ira o intensa dicha.

Muchas veces, una vez que el momento del estallido baja, la persona tiene la sensación de no saber lo que ocurrió y sobre todo saber el porqué se comportó de esa manera.

Es posible observar en un “asalto emocional” un rango de intensidades, es decir matices, que van desde lo leve a lo muy fuerte.

Neurológicamente nuestra amígdala (existen dos amígdalas, una a cada costado del cerebro humano) es bastante grande, comparada con los primates más cercanos en la escala evolutiva. La amígdala es la especialista en asuntos emocionales, se ocupa del aprendizaje y de la memoria emocional, de ella dependen los significados de todas las pasiones.

Entonces esta parte del cerebro (amígdala) está en el cerebro de la dinámica emocional, ella controla lo que hacemos, incluso mientras pensamos, es decir, mientras el Neo – Cortex invita a tomar decisiones.

En el Núcleo de la Inteligencia Emocional está la amígdala y sus interconexiones con el Neo – Cortex.

¿Por qué nos volvemos irracionales con tanta facilidad?

Cuando el sentimiento impulsivo supera lo racional, es que la amígdala ha entrado en acción, está desempeñando su papel. Los estímulos provenientes del ambiente, captados por los sentidos, accionan la amígdala para que inicie un proceso de exploración de opciones, tal vez con preguntas como: ¿Esto me va a hacer daño? ¿Esta situación es de temer? ¿Esto me agrada o lo detesto?, como consecuencia de las respuestas (opciones) la amígdala reacciona instantáneamente, irradiando la respuesta de alarma o calma a todo el cerebro.

Si la estimulación ambiental produce en la amígdala una respuesta de temor o miedo, ella envía señales a todo el cerebro y éste a su vez produce la secreción de hormonas, moviliza los músculos e intensifica el sistema cardiovascular.

En estos momentos se activa la producción de la hormona Norepirefrina y se ponen todas las zonas del cerebro en estado de alerta.

Otras señales indican al tronco cerebral que configure determinada expresión facial, que disponga los músculos para la situación, que eleve la presión sanguínea y el ritmo cardíaco y disminuya la respiración.

Por lo antes expuesto, queda claro que el hecho de tomar conciencia del instante en que va a iniciarse el “asalto emocional” es la clave para gerenciar las emociones personales. Este es el preciso momento para poner en marcha nuestra inteligencia emocional.

En los ambientes organizacionales y específicamente en los momentos de interacción interpersonales es altamente probable que se produzcan estímulos que inviten a la amígdala a actuar, con las consecuencias de generación de ambientes tensos y/o conflictivos.

En estos casos es la Inteligencia Emocional del equipo lo que puede modificar o transformar las reacciones colectivas para la creación de una atmósfera más cálida y productiva.

El darse cuenta del proceso emocional que está fluyendo en un momento determinado, mientras se efectúa el trabajo en equipo con sus interacciones emocionales, es la clave de ponerle inteligencia a la emoción en la vida organizacional.

Pensamos que para lograr este “insight” es necesario que los individuos se entrenen en la gerencia emocional y así poder proyectar al equipo de trabajo la “voz” de alarma de la cercanía del asalto emocional.

La reiterada repetición de momentos como éste, producirá sin duda el aprendizaje organizacional necesario para fortalecer un clima de trabajo de alto rendimiento.

Dinámica emocional en el equipo de trabajo

En los equipos de trabajo es pertinente observar la dinámica emocional a partir de la emocionalidad de los miembros de la red emocional que se configura.

Es altamente probable que los factores de liderazgo y autoridad, roles, clima del equipo, calidad de la red de relaciones, historia del equipo y dinámica de la energía grupal, constituyan la plataforma sobre la cual se generan y evocan los espectros emocionales del equipo.

Cualquier equipo, para que funcione con eficiencia, podrá optimizarse al conocer y administrar su dinámica emocional. Para esto, es necesario que cada miembro esté en capacidad de identificar sus emociones, y las de sus compañeros. También facilitar la expresión de los mismos y posiblemente producir los “estallidos o asaltos emocionales”.

La habilidad o competencia de evaluar la intensidad de las emociones es requisito estratégico para mantener en clima emocional necesario en el trabajo de equipo.

A su vez, la administración o manejo de estas emociones en función de lo que puede considerarse lo óptimo para cada situación, es una competencia a desarrollar en forma individual y colectiva.

La habilidad emocional en el autodominio de los “impulsos” es la característica distintiva de las personas y los equipos que le ponen inteligencia a la emoción.

El darse cuenta del nivel de tensión o distensión en el clima de equipo, es el termómetro que direcciona la dinámica emocional del equipo de trabajo.

El nivel de “estrés” o presión que el equipo genera en sus miembros y viceversa es lo que posiblemente se requiera conocer y controlar.

Las manifestaciones “no verbales” de las emociones es otro aspecto a considerar en la dinámica emocional del equipo de trabajo.

El tono de voz, los gestos, la calidad y direccionalidad de los contactos visuales, las expresiones faciales, etc. son indicadores de la esencia profunda de la emocionalidad del equipo y sus miembros.

Definitivamente, la empatía es el centro de la dinámica emocional en la red de relaciones del equipo de trabajo, el que cada quien comprenda los sentimientos y las preocupaciones de los demás y su expectativa es el significado de lo que implica el ser empático.

La dinámica emocional del equipo es factible ponderarse, también, en las actitudes de cooperación o competencia, en la forma en que se administran y manejan los conflictos interpersonales.

Definitivamente son múltiples y complejas las variables que perfilan la dinámica emocional del equipo de trabajo, más el objetivo fundamental es generar un clima emocional de mutua comprensión de sentimientos individuales y como estos inciden directamente en el nivel de armonía emocional y en la productividad del equipo.

Emoción

Emoción: Cualquier agitación o trastorno de la mente, el sentimiento, la pasión Cualquier estado mental vehemente o excitado. Oxford English Dictionary.

Emoción: Sentimiento con sus pensamientos característicos, estados psicológicos y biológicos que inducen a una variedad de tendencias a actuar. Daniel Goleman.

Emoción: Estado de ánimo que se caracteriza por una conmoción orgánica que produce fenómenos viscerales y frecuentemente se traduce en gesticulaciones, actitudes u otras formas de expresión. Diccionario Enciclopédico Sopena.

Emoción: Sinónimo de sentimiento y que en Psicología se emplea para denominar una reacción que implica determinados cambios fisiológicos: ritmo del pulso, actividad glandular, temperatura corporal, etc. Enciclopedia Encarta 97 Microsoft.

E – Mocion = Mover hacia fuera

Dinámica emocional del equipo de trabajo (esquema)

Campos de investigación de la inteligencia emocional

Perfil de una organización emocionalmente inteligente

La organización emocionalmente inteligente será aquella que tenga las capacidades y las competencias necesarias para adaptarse óptimamente a las exigencias internas y de su entorno.

Percibiendo la organización con analogía a un ente viviente, es fácil observar como su inteligencia emocional, derivada del conjunto de individuos y equipos que la conforman, le facilita o dificulta su capacidad de cambio, adaptación, evolución y transformación.

Al mismo tiempo se podría afirmar, que la forma en la cual en el seno de la organización se gerencian los estados emocionales, sería un indicador de qué tan inteligente es emocionalmente.

Peter Senge, define la organización inteligente como la capacidad que ella tiene de aprender y evolucionar, de forma similar esta hipótesis es aplicable al campo emocional. Si analizamos a una organización bajo los factores claves de la inteligencia emocional sería factible conocer los rasgos esenciales de su comportamiento organizacional.

A través de estas consideraciones entramos en el mundo de la cultura organizacional, es precisamente esa cultura establecida la que nos indica la manera en la cual se gerencian las emociones en la organización.

Tal vez, desmenuzando el comportamiento organizacional y su cultura podamos penetrar en lo que significaría ser una organización emocionalmente inteligente.

Sin duda que las organizaciones exitosas consciente o inconscientemente aprenden inteligentemente el manejo de sus emocionalidades.

Perfil del equipo emocionalmente inteligente

Un equipo de trabajo emocionalmente inteligente será aquel que tiene la competencia de saber adaptarse a las exigencias de las situaciones que se presenten.

Por lo tanto la capacidad de flexibilidad y autotransformación del equipo en función de las exigencias fluctuantes tanto internas como externas, determinarán el grado de su inteligencia emocional.

Sin duda que bajo esta óptica, la sinergia de las inteligencias emocionales de los miembros del equipo será resultante de la inteligencia emocional colectiva.

Podemos, por otra parte, señalar que las pautas de conductas que el equipo genere en situaciones de presión serán consecuencia de su inteligencia emocional como colectiva.

La inteligencia emocional del equipo se delinea en un perfil en el cual la sensibilidad del conjunto es estar autoconscientes de los procesos emocionales del equipo, para activar así el autocontrol de los mismos, cuando se requiera y de esta manera mantener la automotivación necesaria para lograr con éxito sus metas.

Simultáneamente el nivel de intraempatía (entre los miembros) del equipo, conjugado al nivel de interempatía (con otros equipos de la organización), proyectarán la eficiencia en el campo de manejar las emociones inteligentemente.

Por último la calidad de la red de relaciones internas y externas al equipo perfilarán el nivel de armonía interno y con el contexto en el cual el equipo se desenvuelve.

A continuación un listado de factores claves que perfilan la inteligencia emocional de un equipo de trabajo.

Factores claves que determinan al equipo emocionalmente inteligente

a) Lealtad: Capacidad del equipo de permanecer en su dirección sin dejarse desviar por aspectos emocionales.

b) Habilidad Social: Capacidad del equipo de adaptarse a situaciones.

c) Habilidad en los Conflictos: Capacidad del equipo de resolverlos limpia y equitativamente.

d) Autoconciencia: Capacidad del equipo de darse cuenta del proceso emocional presente.

e) Flexibilidad: Capacidad del equipo de cambiar y transformarse.

f) Creatividad: Capacidad del equipo de estar abierto a nuevas y diferentes maneras de actuar.

g) Manejo de la Presión: Capacidad del equipo de responder óptimamente a situaciones difíciles.

h) Autocontrol: Capacidad del equipo de controlar los procesos emocionales nocivos.

i) Automotivación: Capacidad del equipo de autogenerar energías para el éxito.

j) Empatía: Capacidad del equipo de autocomprenderse y comprender a otros.

k) Relacionalidad: Capacidad del equipo de crear y mantener armónicamente las redes de relaciones internas y externas.

¿Cómo proporcionarle inteligencia a la emoción?

Seguramente podemos imaginar un rango, en cuanto a competencia emocional, que va desde el “Analfabetismo Emocional” al “Muy Inteligente Emocional”.

Tal vez, lo que nos da una idea de diferencias muy marcadas entre personas, equipos y organizaciones en cuanto a su destreza, habilidades, competencia, o si queremos alfabetizados o analfabetizados emocionalmente, es la eficiencia con la cual estos administran las emociones.

¿Cómo podemos proporcionarle inteligencia a las emociones? La respuesta es sencilla: aprendizaje, alfabetizándonos emocionalmente.

Esta afirmación implica el desarrollo de un proceso que nos conduce a ser competentes, diestros y hábiles en:

Educación emocional: Autoconocimiento, Expresión y Manejo de Sentimientos, Control de Impulsos, Demorar Gratificaciones, Manejo del Estrés / ansiedad, Proactividad Vs. Reactividad, Diferenciar Sentimientos de acción.

Educación de las emociones

• Conciencia de uno mismo: Observarse, identificar los propios sentimientos, conocer la relacionalidad entre pensamientos, emociones y reacciones.

• Manejo de Emociones: Captar en la intracomunicación los mensajes negativos y canalizarlos; internalizar los efectos de las emociones; aprender a enfrentar el temor, la ira, la tristeza y la ansiedad.

• Empatía: Apreciar y comprender cómo las personas sienten diferentemente frente a determinadas situaciones, y de allí captar sus perspectivas.

• Decisiones / Acciones: Conocer como las decisiones son influenciadas por las emociones o por los pensamientos y a su vez se traducen en acciones.

• Gerencia del Estrés: Conocer el valor de la relajación, los ejercicios y las visualizaciones.

• Comunicación: Expresar eficazmente los sentimientos y escuchar activamente; enviando mensajes de alta eficacia.

• Gerencia de Conflictos: Aprender como transformar situaciones no armónicas en positivas y mutuamente beneficiosas.

• Autoaceptación / Heteroaceptación: Aprender a aceptarse conociendo nuestra dinámica emocional y conductual, proyectando este conocimiento a los demás para la mutua aceptación.

• Autorresponsabilización: Hacerse responsable de las propias acciones y sus consecuencias.

Educación emocional es:

Ser más sensible a los sentimientos de los demás.

Poseer mayor autodominio.

Comprender mejor las consecuencias de nuestra conducta.

Ser más competentes evaluando situaciones interpersonales.

Desarrollar altos niveles de autoestima.

Proyectarnos prosocialmente.

Mejorar habilidades para aprender a aprender.

Desarrollar habilidades para la solución de conflictos.

La arquitectura emocional del cerebro humano

Para leer estas líneas estás usando el recurso más potente, valioso y complejo del universo: Tu Cerebro.

La neurofisiología y la biofisiología ofrecen hoy día, producto de los últimos diez años de investigaciones, una visión avanzada de la arquitectura del cerebro.

Cada cerebro humano posee un billón de neuronas: 1.000.000.000.000, cada célula cerebral (neurona) es un potente microprocesador.

Una neurona está conformada por su centro (núcleo) u millares de ramificaciones: dendritas, son estructuras naturales arborescentes, la rama principal de cada neurona se llama: Axón.

Los procesos de recepción, procesamiento y transmisión de información son regulados por reacciones bioquímicas y electromagnéticas.

La sinapsis son las conjunciones entre las dendritas de diferentes neuronas.

Una sola neurona tiene la posibilidad de crear sinápsis (conexiones) con otras neuronas en la cantidad de 10 elevado a la 27. Lo que significaría que el número total de combinaciones posibles es casi infinito: 1 seguido por 0,5 millones de kilómetros ceros.

Esto nos da una idea del potencial inexplotado e inexplorado del cerebro humano.

Cuando tenemos un pensamiento o sentimos una emoción, se van creando circuitos o sendas neurológicas, es decir redes a través de las cuales fluye la información, por el proceso bioquímico / electromagnético.

Cada vez que se repite un pensamiento o una emoción, se refuerza ese circuito, aumentando la probabilidad de repetición en el futuro; podemos afirmar que se ha hecho la “autopista neurológica” que producirá las conductas o reacciones correspondientes de forma tal, que cuanto mayor sea la frecuencia con que se produce un fenómeno mental, es más probable que vuelva a suceder.

Para efectos de la arquitectura emocional del cerebro, es necesario referirnos brevemente a la evolución del cerebro.

En el período de millones de años de evolución, el cerebro ha crecido de abajo hacia arriba. La primera parte se ha llamado “reptil”, es la zona que básicamente asegura, a través de sus funciones, la supervivencia; está conformado por una serie de mecanismos o conjunto de regularidades programados que mantienen el organismo funcionando, de manera tal que se asegure la supervivencia.

Millones de años más tarde surgieron los centros emocionales, cuyo conjunto se ha llamado el “Sistema Límbico”. Cuando las emociones nos controlan, podemos afirmar que es el Sistema Límbico que está en acción.

Hace aproximadamente unos cien millones de años, el cerebro evoluciona en un tercer nivel configurando el Neo-Cortex el cual establece una significativa proyección del pensar a las actividades creativas e imaginativas. El Neo-Cortex es el asiento del pensamiento, así como el Sistema Límbico es el asiento de las emociones.

Por supuesto la dinámica que se estableció y por ende evolucionó entre las partes del cerebro (reptil – límbico – neo-cortex), es el gran potencial del Homo Sapiens con respecto a otras especies.

Por lo expuesto, la relacionalidad entre las partes del cerebro es de particular significado para la vida emocional. Diríamos que el Neo-Cortex permite pensar y razonar sobre lo que sentimos y a su vez lo que sentimos afecta e influye en lo que pensamos.

Las zonas emocionales y las zonas del pensamiento están interconectadas a través de complejos circuitos que las intercomunican.

Es importante señalar que en nuestro Sistema Límbico existe una parte del mismo llamada amígdala. Existen dos amígdalas; una a cada lado del cerebro. La amígdala es la especialista en la emocionalidad, un cerebro sin amígdala no producirá conductas emocionales; de la amígdala dependen todas las pasiones humanas.

La amígdala puede ejercer su control incluso sobre el Neo-Cortex no permitiendo a veces que éste piense, mientras incluso tomamos decisiones o ejecutamos acciones.

La vida emocional se manifiesta en un interjuego entre la amígdala y el Neo-Cortex, potenciando o disminuyendo la inteligencia emocional.

Persona emocionalmente competente: Persona que conoce y maneja bien sus propios sentimientos y al mismo tiempo interpreta y enfrenta con eficacia los sentimientos de otros individuos.

Las emociones favorecen u obstaculizan nuestras competencias para pensar, planificar, lograr una meta, solucionar problemas y conflictos, delimitan o potencian nuestras habilidades mentales innatas, determinando así el éxito en la vida.

Cuando estamos automotivados por sentimientos de placer, gozo y entusiasmo, y los proyectamos en la vida, esto nos direcciona a grandes y asombrosos logros.

Las competencias de la inteligencia emocional nos confiere una aptitud superior, una capacidad que incide en todas las otras habilidades, potenciándolas o debilitándolas.

Cuando las competencias emocionales son sujetas a una “Educación Permanente”, las personas obtienen las mayores satisfacciones y la mayor felicidad, es éste entrenamiento de nuestra inteligencia emocional lo que haría la diferencia.

Autoconciencia

Estar consciente del propio proceso emocional, poseer la conciencia de uno mismo; identificar la emoción mientras ocurre.

La competencia de sentir lo que sentimos y transferirlo al pensamiento para tomar conciencia del proceso presente, es ser competentes en la autoconciencia.

Los individuos que saben lo que están sintiendo y lo concientizan tienen mayor probabilidad de controlar sus decisiones – acciones.

En la filosofía ZEN el cultivo de la autoconciencia es pilar fundamental para la evolución personal, eso significa estar presente en el presente.

En la Psicología Gestalt, la autoconciencia se traduce en experimentar constantemente el aquí y ahora.

Existe una tendencia natural en el hombre a percibir poco lo que ocurre en cada instante, ya que el cerebro trabaja como un molino que muele pensamientos, imágenes, recuerdos, etc., constantemente. El propósito de estar autoconsciente es detener el molino de la mente y percibir lo que se está sintiendo.

Concientizar la emoción

Tipología de autoconciencia

Autoconcientes: Personas muy concientes de sus emociones, están claros de los estados emocionales que experimentan y esto refuerza otros aspectos de sus personalidades. Son muy independientes y conocen sus propios límites, positiva visión de la vida y buena salud psicológica. Al concienciar una emoción y saber canalizarla se está “dominando”, manejando, Gerenciando la emoción, por lo tanto se es Inteligente Emocionalmente.

Sumergidos: Personas pocos concientes de las emociones que experimentan, se atascan en ellas y les resulta muy difícil liberarse de ellas, permitiéndoles así dominarlos. Son cambiantes y pierden fácilmente la perspectiva de sus experiencias vitales. De esta forma hacen poco por cambiar y controlar su vida emocional, se sienten acosados por ellas y podríamos decir que sus emociones los sumergen y abruman.

Aceptadores: Personas que pueden estar claras en relación a las emociones que experimentan, más no hacen nada por gerenciarlas o modificarlas. Dentro de esta tipología podríamos encontrar dos modalidades que están concientes de sus emociones positivas y no tienen motivos para modificarlas y los que pasando por emociones no positivas se resignan y adoptan una actitud de aceptación, sin hacer nada para cambiarlas. Esta modalidad se encuentra en personas depresivas que se resignan a sus estados emocionales.

Intensidad de la autoconciencia

La intensidad de la autoconciencia se refiere al nivel con el cual cada persona no está conciente de su proceso emocional.

Las investigaciones apuntan a una diversidad de intensidades de autoconciencia emocional que van desde poca a ninguna conciencia hasta la supersensibilidad al instante emocional que se experimenta.

Parece ser que las mujeres tienen una tendencia natural a estar más autoconcientes que los hombres.

Autocontrol

Es la competencia de manejar las emociones para que sean adecuadas a la situación que se experimenta. El autocontrol tiene su base en la autoconciencia, es decir, darse cuenta del proceso emocional que se vivencia.

Autocontrol es la capacidad de serenarse, de liberarse de la irritabilidad, de la tristeza y de la ansiedad, etc.; las personas con buen autocontrol pueden recuperarse con mucha mayor rapidez de situaciones difíciles.

Autocontrol es ser diestros en “soportar” los embates emocionales no positivos, en lugar de ser presa de ellos, si se quiere “esclavos de las pasiones”.

Templanza, equilibrio emocional, sabiduría para conducir la vida, son equivalentes de autocontrol emocional.

El objetivo del autocontrol es el equilibrio y no la supresión de la vida emocional; cada emoción tiene su valor y su significado, lo que se pretende es construir el “camino del miedo”… ni apagar el fuego emocional ni ser un volcán emocional.

Como señalaba Aristóteles, el autocontrol significa sentir la emoción adecuada y de la intensidad adecuada a las personas y a las circunstancias.

Mantener bajo control nuestras emociones perturbadoras…

Autor Antonio López Villegas - altatribunaarrobayahoo.com.mx   Licenciado en Administración Comercial (U.C.V.) con Maestría en Finanzas de Empresas. Doctor Honoris Causa. Es Conferencista, Orientador, Terapeuta y Autor del libro y el C.D. de autoayuda “Usted es más grande de lo que cree”, del C.D. “La verdadera relajacion profunda”. Y autor de la novela “Mas allá de la paciencia y del amor”. Es el director del Instituto Venezolano de Metodología, de “Camino a la fama” y de “Participaciones Pentaflash”. Es profesor de postgrado de la universidad José María Vargas, del Diplomado de Liderazgo gerencial de la Universidad del Zulia y de la Columbus University. Columnista del semanario “Correio de Venezuela”, de “5to día” y diario “El planeta”. www.talleresycursos.com

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