Intemperie, de Jesús Carrasco

Publicado el 05 junio 2013 por Zeleza @AtardecBajoArbo
  Editorial: Seix BarralPáginas: 224ISBN: 9788432214721Precio: 16,50 €
Sinopsis:
Un niño escapado de casa escucha, agazapado en el fondo de su escondrijo, los gritos de los hombres que lo buscan. Cuando la partida pasa, lo que queda ante él es una llanura infinita y árida que deberá atravesar si quiere alejarse definitivamente de aquello que le ha hecho huir. Una noche, sus pasos se cruzan con los de un viejo cabrero y, a partir de ese momento, ya nada será igual para ninguno de los dos. Intemperie narra la huida de un niño a través de un país castigado por la sequía y gobernado por la violencia. Un mundo cerrado, sin nombres ni fechas, en el que la moral ha escapado por el mismo sumidero por el que se ha ido el agua. En ese escenario, el niño, aún no del todo malogrado, tendrá la oportunidad de iniciarse en los dolorosos rudimentos del juicio o, por el contrario, de ejercer para siempre la violencia que ha mamado. A través de arquetipos como el niño, el cabrero o el alguacil, Jesús Carrasco construye un relato duro, salpicado de momentos de gran lirismo. Una novela tallada palabra a palabra, donde la presencia de una naturaleza inclemente hilvana toda la historia hasta confundirse con la trama y en la que la dignidad del ser humano brota entre las grietas secas de la tierra con una fuerza inusitada.
"Un niño huye, agazapado en las entrañas de la noche. La fuga es un enigma que iremos resolviendo mientras que leemos con los sentidos: la novela tiene una plasticidad que concita sensibilidades que a menudo permanecen adormecidas en los lectores. Carrasco nos hace tomar consciencia del cuerpo de sus criaturas y de la presencia de lo creado. El niño, cuando sale a la bóveda celeste escruta un cielo de resonancias ancestrales. Si el lector lo siente, ya está dentro, y muy probablemente no saldrá hasta llegar a la última página. Ese niño que escapa se topará en cierto punto de su huida con un pastor anciano; a partir de aquí la trama se trenzará con un hilo argumental fibroso. A pesar de que las palabras, más concretamente el idioma, juegan un papel esencial en la argamasa de la narración, los personajes apenas hablan entre ellos. El milagro de la amistad entre el joven y el viejo se crea a partir de gestos y miradas, movimientos bien dibujados en la penumbra de la madrugada. Ese palabra casi inexistente dota al relato de una densidad que viene alimentada por un narrador soberbio. Uno siente que éste va trascendiendo el hueco del silencio y recuperando un tiempo remoto, además de demoler la planicie verbal a la que nos tiene acostumbrada gran parte de la narrativa contemporánea ibérica." Manolo Haro. Estado Crítico.
Opinión:
Un libro que muestra la conversión de un niño en adulto a través de una huida en un mundo de hombres azotado por una sequía extrema donde los niños son los débiles y los que tienen que obedecer.
Me pareció increíble cuando lo terminé de leer que fuese el primer libro que escribía Jesús Carrasco. Es imposible. Una prosa sumamente cuidada, una narración original, las descripciones realizadas con una precisión propia de los más grandes de la literatura universal, los “tempos” de la historia medidos y calculados para que todo encaje a la perfección, la sutil forma de narrar los motivos de la huida del zagal, los personajes carentes de nombres completamente humanos, el relato de la dureza del clima… Podría seguir así y hacer esta entrada con eso solo pero no es mi intención.
El libro narra la huida de un chaval “harto” de su familia, del aguacil. El escenario es una tierra baldía y pseudodesértica debido a la extrema sequía. Situó la historia aproximadamente en los primeros años del siglo XX lo que podría ser Extremadura, Castilla- León, Castilla La Mancha, o ciertas zonas de Andalucía (por querer situar la historia en un sitio dentro de España y basándome en las descripciones de los lugares) debido a la descripción de lo que para ellos son “avances” así como el uso de palabras que juraría que solo conocemos los extremeños que hayamos vivido en pueblos, así como las provincias todavía muy agricultoras y ganaderas. Aun así es una suposición mía, ya que el autor no menciona fecha ni lugar alguno
El uso de palabras propias de Extremadura, así como nombres “desfasados” para cosas que hoy en día prácticamente nadie conoce (y si se es de ciudad con un desconocimiento aún mayor, generalmente) a mí me ha encantado. Realmente es una forma original de escribir y la matización es muy grande. Por ejemplo, no es lo mismo un morral que una bolso (un morral es el bolso de los cazadores y pastores que usaban para llevar ropajes y comida, y si es aplicado a un burro, es el saco que se cuelga de su cabeza para que coman).
En cuanto a los personajes no tienen nombres, ni siquiera las mascotas. Al inicio parece que les deshumaniza y hace que no se le cojan tanto “apego” pero cuanto más se lee uno se da cuenta que no hacen falta. Es más hay una escena muy emotiva que en relación a los nombres. Realmente tiene escenas de una gran sentimentalidad, tanto de sentimientos buenos como malos.
EL libro posee una pincelada de los auténticos valores del cristianismo, aplicados solamente a la hora de enseñar una lección moral importante. Hay un párrafo que me ha encantado y, con vuestro permiso, lo voy a poner:
-Sí no los entierras se los comerán los pájaros.
-¿Qué importa ya?
-Sí importa
-Esos hombres no lo merecen.
-Por eso debes hacerlo. 
El significado del párrafo yo creo que es evidente y es una lección de la vida: “si te hacen cosas malas, no las devuelvas. Serás igual que aquel/llos que te lo haya/an hecho”. Es una enseñanza que hoy en día pocos siguen, pero bueno.
Es una novela muy, muy dura. Tenemos a un niño que vive en un mundo dominado por la violencia, donde el aguacil era considerado intocable y podía hacer lo que quisiera con quien quiera sin recibir castigo. En el relato, el pequeño tiene que escoger varias veces si dejar que esa violencia le guie o si por el contrario, el juicio, la compasión y el perdón serán sus acompañantes. Además de eso, le toca vivir una época castigada por unas condiciones extremas prácticamente insoportables para un niño solo, tales como temperaturas abrasadoras, sequías, una vasta llanura achicharrada por el astro rey, este joven pasará de niño a adulto. Para ello pasará innumerables penurias, penurias propias de dicha situación, penurias propias de una postguerra.
A pesar de todo este mar de desgracias y penurias en el cual el niño está naufragando, puede ser que encuentre una isla, una isla salvadora, en donde se sienta a salvo, donde sea feliz, y en donde aprenda los valores que guiarán su vida a partir de ese momento.
Mientras narra la huida, el autor nos muestra cómo es el día de un pastor de cabras transeúnte, lo qué hace, cómo y por qué. Es una forma de desahogar un poco la historia, aunque muchas veces se confunde estas explicaciones con la historia en sí, teniendo en determinadas etapas de la aventura una importancia grandísima.
Y como broche a la descripción el libro, tenemos el final, que me ha encantado, asombrado. Y un largo etcétera. Me ha dado lástima que se acabase. Un emotivo y grandísimo final para esta novela magistral novela. Hay un detalle que se relega a un segundo plano pero sigue estando presente leyendo las últimas páginas y que en las últimas líneas del relato hacen que el efecto de conclusión sea indescriptible, dejándote un gusto muy dulce en la boca.
Honestamente, a mucha gente propia de ciudad que no tenga contacto con pueblos este libro le puede parecer muy exagerado o demasiado duro. Pero yo, extremeño con raíces en un pueblo perdido de la mano de Dios, me he criado con las "aventuras" de mi abuela, de cómo eran sus tiempos, También con las de mi padre, que, aunque más recientes, todo lo que tenga que ver con el campo no ha cambiado hasta no hace mucho años. Para mí, esta historia ha sido muy cercana y como si ya me sonara. Si suponemos que la narración está basada en uno de los lugares que he dicho arriba y en la fecha, esta novela era el día a día de muchos niños.
En cuanto al libro solo me queda felicitar al autor por esta joya de la literatura. Desde hoy mismo me declaro seguidor suyo.
-Te voy a enseñar a ordeñar. El muchacho miró al pastor sorprendido. En otro momento sus palabras hubiesen sido un motivo de alegría para él.
Y como no, muchísima gracias a Stephanie por regalarme este libro. Es, como he dicho, una joya de la literatura que en no mucho tiempo será considerada como una novela imprescindible en una biblioteca, y mi libro tendrá el doble de valor. Por ser de los primeros en leerla, y porque me lo ha regalado ella.