La garganta se te seca y no solo es por la sed. Es el miedo que te corroe las entrañas. Jesús Carrasco no nos da tregua. Nos castiga sin piedad y nos arrastramos en busca de más, recreándonos en cada mirada, en cada sonido, en cada silencio, en cada punzada de dolor. Sufrimos por el presente, sufrimos por el pasado y por el futuro. Y anhelamos el agua, la sombra.... la venganza. Solo un anciano y un niño. Sin nombres.
Prepárate a gozar. Por que este relato es una maravilla.