El apodado como 'sádico vampiro de la vida real' por medios británicos como el Daily Mail', invitó a un amigo a su casa para beber unas copas. Sin embargo, una vez que ambos se encontraban allí, Gough -el condenado-, extrajo un cuchillo e intentó cortar el antebrazo de su amigo.
Sin éxito, sacó una hoja de afeitar y aprovechando un descuido comenzó a realizarle cortes, que le han originado una herida de ocho centímetros de profundidad que necesitó diez puntos de sutura para cerrarla.
Una vez que realizó el corte y la sangre comenzó a emanar, Gough oprimió con fuerza la extremidad de su amigo y rellenó un vaso con la sangre, que posteriormente se bebió mientras asentía que "necesitaba esa sangre para sobrevivir".
Un tribunal ha escuchado la versión de los hechos de boca del propio acusado que se declaró culpable de herir con intención a su amigo. Por su parte la víctima comentó que mientras intentaba rebanarle el cuerpo "llegó a murmurar algo sobre vampiros"