Inter no sólo se defendió, también hizo dos goles

Publicado el 23 mayo 2010 por Marianofusco

Hay más de un fanático del fútbol indignado porque el Inter se coronó campeón de la Champions League. Pese a haber logrado la triple corona (le agrega Serie A y la Copa de Italia al combo), el Internazionale quedó como el villano de la película. Mourinho quedó asociado como un anti-fútbol, el hombre que hace llorar al fútbol y desprecia el juego. La injusta etiqueta le quedó impuesta por el choque de vuelta contra el Barcelona, en la semifinal del torneo, cuando decidió únicamente anular al mejor equipo del mundo, que cuenta con el hombre más desequilibrante del planeta. Claro que pocos recuerdan que para elegir ese plan en la casa del que, para algunos, es el más perfecto de la historia (al menos es el que yo vi), primero le supo ganar 3-1 con total autoridad.

Aquella vez jugó a no jugar, una táctica nada agradable para observar (desde lo estratégico, fue interesante de ver), pero que, consciente de la envergadura del rival, era acorde a lo que se podía esperar en una serie en la que se preveía un sacudón de un contrario enfurecido y ávido de hacer un par de goles para dar vuelta el global. El mismo Mou lo reconoció, no quiso la pelota, temía que Messi y compañía le hicieran desastres con espacios libres.

En la final, el Bayern Múnich sostuvo la posesión un 66%, según informa la UEFA. Una cifra que no sirvió para absolutamente nada, porque Julio César sólo tuvo que demostrar que es el mejor arquero del mundo cuando Müller desperdició la única oportunidad en la que el Inter le permitió pisar el área y algunos lanzamientos de media distancia. Robben fue el único con un poco de ingenio para intentar rasguñar el hormigón interista. Los alemanes, como los catalanes, caminaron por donde el Inter quiso y no pudieron romper en el sector donde se hacen los goles.

El Inter revalidó su cerrojo inviolable, pero, a diferencia del partido anterior, sí quiso jugar porque debía ganar. No desde la tenencia, pero si mediante el contragolpe. Terminó, según la UEFA, con más tiros que su adversario (7 a 6). Si, como muchos dicen, no quiso jugar ni pretendió pasar mitad de cancha, no se entiende como llegó siete veces y Diego Milito convirtió dos goles.

La primera media hora del Inter fue de mucho abroquelamiento y pelotazos, algo que supo corregir más adelante, tal como contó el ex Racing: “El míster nos dijo que estábamos muy atrás, nos pidió que salieramos más adelante y presionáramos ,ás arriba”. El equipo de Mourinho quiso atacar y no decidió bajar el telón con la mínima diferencia plasmada. No se conformó con el 1-0, fue por más, por otro gol que ampliara la ventaja para matar el partido. Y la obtuvo. Fue un bastión en el fondo, punzante cuando avanzó con la pelota, inteligente y efectivo adelante.

“Atacar es siempre más complicado que defender. Ganar como ha ganado el Inter es lo más fácil. Yo elegí este estilo porque quiero que los aficionados siempre recuerden mis equipos”, matizó Van Gaal, ya derrotado por su discípulo. El holandés quiso defender la “moralidad” de su planteo, pero lo cierto es que tanto en ofensiva como en defensiva, Inter fue superior. Lo fue en todos los aspectos.

En el fútbol puede gustar más o menos una idea, un estilo. El del Barcelona es excelso; en lo personal, me fascina: tenencia de la pelota, protagonismo e individualidades que hacen la diferencia desde su calidad. Pero las preferencias no deberían interferir para analizar o comprender otras maneras igual de válidas. Las otras propuestas que sean bien ejecutadas y sirvan para alcanzar el mismo fin no deben ser deslegitimizadas. La del Inter, aunque muchos no lo quieran ver así, no fue una masacre al fútbol. No armó goles de 40 toques o triple paredes, pero tampoco se dedicó a vivir de pelotazos.

El Inter no dejará nada esencial para el recuerdo del fútbol, salvo para los aficionados neroazzurros. No será el primero. No por eso, Mourinho, que supo eliminar al CSKA,al Chelsea campeón de Inglaterra y al Barcelona bicampeón de España, es un enemigo del deporte o la encarnación del anti-fútbol. El Inter supo manejar diferentes registros de juego, cambió en varias circunstancias. No se defendió para aguantar el cero y esperar los penales. Que no haya jugado con la elegancia que muchos priorizamos en nuestro menú de preferencias, no significa que no haya jugado como un justo ganador.