Revista Bolsa

Interacciones sociales y cómo nos influye lo que hacen los demás

Publicado el 08 octubre 2014 por Monedarota @Monedarota

Hace unas semanas tuve la suerte de asistir a un extraordinario curso en la London School of Economics (LSE) que dirigía el profesor Luis Garciano y que consistía en un conjunto de masterclasses que impartían distintos profesores de la institución sobre diversos tópicos de investigación en economía. Una de esas cosas que convierten la vida en una caja de sorpresas agradables. Una de las que más me gustó fue la lección que impartió Jordi Blanes i Vidal sobre interacciones sociales. Con la recurrente boutade de “ningún hombre es una isla” como lema de fondo, recorrimos diversos artículos que trataban acerca de cómo el entorno social de una persona influye en sus preferencias, comportamiento o productividad, como formas de externalidades. Esto suele dar lugar a lo que se conoce como “peer effects” o efectos de grupo. La aplicación empírica de estos temas es muy heterogénea, como comprobaremos ahora.

Remontándonos tiempo atrás, uno de los primeros economistas en apreciar este hecho fue Charles F. Manski, quien encaró el conocido como “reflection problem”. Según Manski (1993), este problema proviene de la duda acerca de si son los resultados medios del grupo los que influyen en el comportamiento de los individuos que lo componen, o es el comportamiento de un individuo lo que refleja el comportamiento medio del grupo de referencia, igualmente a lo que ocurre con el movimiento de una persona ante un espejo: “¿El espejo causa los movimientos de una persona o los refleja?”. El origen de esto está en la composición no aleatoria de los grupos. Pueden aparecer variables inobservables o variables comunes a los miembros del grupo que afectan a los resultados.

Este fenómeno se ha estudiado principalmente desde el ámbito de la educación. Los logros de un estudiante incrementan los logros de su grupo. Sin embargo, a nivel empírico es muy difícil estimar estos efectos de interacción social (Brock y Durlaluf, 2001;Lin, 2010; Agrist, 2013), ya que generalmente hay que controlar muchas variables que pueden influir en ellos, para aislar el problema manskiano, y los datos suelen escasear y no aportan suficiente información sobre el grupo de referencia de una persona.

El trabajo de Sacerdote (2001) estudia esta cuestión a través de un experimento con estudiantes que son asignados aleatoriamente en una residencia estudiantil. La elección de dicha residencia no está determinada por “peer effects”, pero esos efectos de grupo sí actúan a nivel de habitación o dormitorio, de forma que afectan a la toma de decisiones de esos estudiantes en aspectos sociales como por ejemplo la elección de una determinada fraternidad o un grupo de amigos dentro de la residencia.

Las interacciones sociales también se han estudiado en relación con la localización geográfica de las personas, por ejemplo, en un trabajo sobre el emplazamiento residencial de los inmigrantes. Edin, Fredriksson, y Åslund (2003) detectan que en Suecia un determinado emplazamiento dota de un incremento salarial a los inmigrantes poco cualificados. También se ha tratado en relación con las interacciones sociales en la oferta de trabajo femenina (Woittiez and Kapteyn, 1998) o en redes de amistades (Calvó Armengol et al., 2005).

Una de las cosas que más me llamó la atención de la lección del profesor Blanes fue la disección que hicimos de un paper de Alexandre Mas y Enrico Moretti publicado en American Economic Review en 2009 (consultar aquí). En él se realiza un experimento con las cajeras de una cadena de supermercados, para comprobar cómo afecta su posición en cada caja (y, derivado de ello, si son o no vigiladas por otra cajera dependiendo de la caja que atiendan) a su productividad. Ilustrativamente partíamos del esquema de la figura del profesor Blanes.

Esquema del profesor Blanes

Y fue desgranando qué ocurría en distintas situaciones en función de si las cajeras eran más lentas o más rápidas y dependiendo de si se encontraban en la caja 1 o en las cajas 2 y 3. Si observamos, la clave de la cuestión es que si la cajera 1 va más despacio atendiendo a sus clientes, nadie se da cuenta, mientras que si la cajera 2 o 3 actúan como freerider, la cajera 1 lo sabe y puede dejarse llevar por ese comportamiento o vigilarlas de algún modo. Así, los trabajadores rápidos tienden a reducir su productividad cuando tienen peers, y de forma contraria, los trabajadores lentos la incrementan en ese caso.

Costa y Kahn (2009) recopilan en su libro diferentes investigaciones que han realizado sobre la probabilidad de desertar en función del batallón al que perteneciera un soldado en la guerra civil americana, además de otras curiosidades, como por ejemplo en qué casos es alguien capaz de sacrificarse por el bien común.

El también exitoso libro de Cristakis y Fowler (2007) estudia, por ejemplo, si la obesidad se contagia de algún modo, de forma que si las personas con las que uno tiene relación son más propensas a engordar, uno mismo “se deja llevar” por el entorno de algún modo, y acaba soltando algún donut de más en su dieta diaria. Esto lo podemos ver en este vídeo (ver aquí). Del mismo modo, supongo que ocurre lo contrario en caso de tener un entorno social preocupado por mantener una dieta sana. Pero esto también ocurre con la risa y la felicidad, por ejemplo, aquí.

En el mundo de la economía laboral, hay varios ejemplos sobre esta cuestión, al igual de los que hemos mencionado anteriormente sobre oferta de trabajo femenina o salarios de inmigrantes. Falk e Ichino (2006) realizan un experimento comparando la productividad de una serie de trabajadores que rellenan sobres aislados, y otro grupo de trabajadores que realiza la misma tarea pero agrupados por parejas. Comprensiblemente, los empleados que trabajan con pares tienen una mayor productividad.

El propio profesor Jordi Blanes (Blanes i Vidal y Nossol, 2011) analizan lo que ocurre en una empresa a partir de un momento determinado en que a los trabajadores les es revelado el salario y la productividad de sus propios compañeros. A raíz de dicha revelación, la productividad de todos los trabajadores se incrementa notablemente. Pero también vimos que este tipo de revelaciones puede desembocar en la tentación de sabotear el trabajo de los compañeros más productivos. Así que todo esto me llevó finalmente a plantearme en qué sentido esas recompensas que se establecen en algunas empresas o cadenas del tipo de “empleado del mes” pueden llegar a ser útiles.

En cualquier caso, y como dijo el filósofo Wilhelm von Humboldt (hermano del famoso geógrafo), en el fondo son las relaciones con las personas lo que da sentido a la vida. Y como hemos visto, también al bolsillo, habría que decir. Por no decir que también las interacciones sociales nos hacen personas más inteligentes (¿de verdad es posible?, sí, aquí). Pero esto ya es otro tema que da mucho de sí.

Referencias:

Angrist, Joshua. 2013. The Perils of Peer Effects. NBER Working Paper No. 19774

Brock, William A., y Steven N. Durlauf. 2001 Interactions-based models. In Handbook of econometrics, ed. James J. Heckman y Edward Leamer. Amsterdam: Elsevier Science.

Calvó-Armengol, Antoni, Eleonora Patacchini, y Yves Zenou. 2005. Peer effects and social networks in education and crime. Discussion Paper no. 5244, CEPR, London.

Durlauf, Steven N. 2003. Neighborhood effects. Working Paper no. 17, University of Wisconsin-Madison, Social System Research Institute.

Edin, P. A., P. Fredriksson, y O. Aslund (2003): Ethnic Enclaves and the Economic Success of Immigrants – Evidence from a Natural Experiment, The Quarterly Journal of Economics, 118(1), 329-357.

Lin, X. 2010. Identifying Peer Effects in Student Academic Achievement by Spatial Autoregressive Models with Group Unobservables. Journal of Labor Economics, vol. 28, no. 4, 825-860.

Manski, Gharles F. 1993. Identification of endogenous social effects: The reflection problem. Review of Economic Studies 60, no. 3:531^2.

Sacerdote, Bruce. 2001. Peer effects with random assignment: Results for Dartmouth roommates. Quarterly Journal of Economics 116, no. 2:681-704.

Woittiez, Isolde, y Arie Kapteyn. 1998. Social interactions and habit formation in a model of female labour supply. Journal of Public Economics 70, no. 2:185-205.


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