Recientemente, en el cárcamo de aguas residuales de Villa Magna, se presentó un incidente significativo donde se extrajeron más de 12 toneladas de desechos, predominantemente toallitas húmedas, que habían causado una obstrucción severa. Este tipo de bloqueos no solo complican el funcionamiento de las instalaciones de tratamiento de aguas residuales, sino que también incrementan los costos de mantenimiento y reparación.
La problemática se extiende más allá de las fronteras locales. Según información de Greenpeace, el desecho inadecuado de toallitas húmedas, junto con otros productos como cotonetes, preservativos y toallas femeninas, no solo obstruye los sistemas de saneamiento sino que también contribuye a la contaminación de ríos y mares. Estos productos contienen micropartículas plásticas que pueden tardar más de 100 años en degradarse completamente, descomponiéndose en fragmentos aún más pequeños y dañinos para el ambiente.
La proliferación de toallitas húmedas, especialmente durante la pandemia del coronavirus, ha exacerbado este problema, llegando a impactar económicamente a sistemas de depuración en Europa con costos que ascienden a más de mil millones de euros anuales en tareas de limpieza y mantenimiento.
Ante esta situación, INTERAPAS insta a los ciudadanos a no desechar toallitas húmedas en el inodoro bajo ninguna circunstancia. Se recomienda encarecidamente utilizar los cestos de basura del hogar para estos productos, contribuyendo así a la preservación de la infraestructura de saneamiento y la protección del medio ambiente. La cooperación de todos es fundamental para evitar futuros desbordamientos y contaminación adicional en nuestros ecosistemas acuáticos.