Intercambio de casa en Islandia con niños (Parte 1)

Por Montessoriencasa @CristinaTebar80

Este pasado verano hemos hecho nuestro primer intercambio de casa, que nos ha permitido viajar a un destino al que teníamos muchas ganas: Islandia. El hecho de no tener que pagar alojamiento es una pasada porque te permite visitar lugares que de otra manera no podrías permitirte, pero el intercambio de casa tiene muchas más ventajas.

El intercambio de casa

Algo que nos ha encantado ha sido poder conocer a la familia de Reykjavik con la que intercambiamos casa, hablamos con ellos por Skype para conocernos un poco y estuvimos en contacto por email y Whatsapp antes, durante y después del intercambio, además ellos llegaron a España antes de que nosotros saliésemos hacia Islandia, así que pudimos recibirles en persona y charlar un ratito con ellos, fue muy chulo ver como los niños se pusieron a jugar sin importar el idioma.

Por otra parte, cuando haces intercambio de casa preparas un dossier con información útil como lugares para hacer la compra, para salir a comer, visitas interesantes, cosas que no suelen venir en las guías de viaje y que hacen que la experiencia sea más auténtica porque te sientes casi como un local más y no tanto como un turista.

En nuestro caso además, como sus hijos y los nuestros tienen edades similares, pudimos movernos por Reykjavik utilizando sus bicicletas y ellos utilizaron las nuestras aquí. Y ni que decir tiene, los niños disfrutaron de lo lindo con los juguetes que había en la casa.

A mí personalmente me gustó mucho la sensación de vivir por unos días en la casa de esta familia, sumergirme en su cultura e imaginarme cómo es su vida allí todo el año (de hecho me dieron ganas de quedarme a comprobarlo, jeje).

Por si os animáis, y como mucha gente me ha preguntado desde que puse las fotos del viaje en Instagram, os comento que nosotros hemos utilizado la plataforma Home Exchange, aunque creo que hay varias más. En Home Exchange te das de alta (pagas una cuota anual) y creas tu perfil en el que incluyes datos como a qué lugares te interesa ir, cuantas personas viajáis, y creas una ficha de tu casa con fotos y detalles como el número de personas que se pueden alojar, si admites mascotas, si la casa es child-friendly... Una vez que tienes tu perfil puedes buscar y contactar con aquellas familias con las que te interese hacer intercambio, normalmente hay que escribir a bastantes familias hasta dar con alguna a la que le encajen tus fechas, tu casa, etc. (al menos en nuestro caso ha sido así), así que es bueno estar abiertos a varios destinos porque es más probable encontrar un intercambio. También vas a recibir mensajes de familias que han visto tu casa y están interesadas en hacer un intercambio.

Islandia

Y ahora que os he contado cómo va esto del intercambio de casa, os cuento más detalles de nuestras aventuras en Islandia.

Como la edad de los niños es algo que me soléis preguntar cuando hago posts de viajes me adelanto, jeje: Tenían 8 y 4 años respectivamente en este viaje, los dos lo disfrutaron un montón y esta vez no llevamos silla de paseo ni mochila (aunque si queréis hacer rutas muy largas tal vez la mochila venga bien).

En Islandia la mayoría de los visitantes eligen entre dos opciones:

  • Hacer la Ring Road (la carretera que recorre toda la isla por la costa) en coche o autocaravana, empezando y terminando en Reykjavik. Para esto suelen recomendar un mínimo de 10 días.
  • Alojarse en Reykjavik y moverse desde ahí. La opción ideal si tienes menos tiempo o si como nosotros ya tienes alojamiento en Reykjavik.

Nosotros elegimos la segunda opción porque la idea era alojarnos todo el tiempo en la casa de intercambio y no tener que gastar más dinero en alojamiento, aunque hicimos una excepción y nos alojamos una noche en una cabañita de madera en Hof, cerca de Jokülsarlon (más adelante os cuento detalles) porque era una visita que no nos queríamos perder y quedaba muy lejos para ir y volver en el día.

Os cuento ahora el planning del viaje. Vais a ver que fue un viaje muy relajado, se pueden ver y hacer muchas más cosas en 10 días, pero esto es lo que nos pedía el cuerpo, jeje. Os lo digo para que no os lo toméis al pie de la letra, si vais en plan más cañero seguro que podéis añadir muchas más cosas a vuestro viaje.

Día 1

Volamos desde Alicante ( WOW Air tiene vuelos directos a Reykjavik desde varios aeropuertos de España). Llegamos al aeropuerto de Keflavik a la 1:30 de la madrugada así que habíamos reservado un taxi en HREYFILL porque el autobús nos iba a dejar lejos de casa y no queríamos andar a esas horas con los niños y las maletas dando vueltas, pero hay servicio de bus desde el aeropuerto hasta Reykjavik.

Al llegar a casa vimos que nos habían dejado varios regalos de bienvenida en la mesa del salón (vino, chocolates, unas camisetas para los niños...), nosotros les habíamos preparado una cesta de fruta y verdura de la zona y los niños les habían hecho un cartel en el que ponía Velkominn til Spánar (Bienvenidos a España).

Nos fuimos a dormir y por la mañana desayunamos y disfrutamos viendo toda la casa en detalle, nos encantó, llevábamos sólo unas horas allí y ¡ya nos sentíamos como en casa!

Después salimos a hacer la compra (que nos llevó un buen rato con el móvil en mano para traducir y para calcular los precios). Aquí aprovecho para avisar, los precios en Islandia están por las nubes, aunque compres en el súper para cocinar en casa te gastas una pasta en comida, ya íbamos sobre aviso pero aún así flipamos bastante con lo que nos gastábamos cada vez que hacíamos la compra.

Comimos en casa y volvimos a salir a explorar Laugardalur, el barrio en el que estábamos, una zona muy tranquila a las afueras de Reykjavik, en la que hay zonas deportivas, el jardín botánico Grasagardur, y una de las piscinas termales más grandes de Islandia: Laugardalslaug (de la que nos hicimos muy fans).

Día 2

Cogimos las bicis y nos fuimos al centro de Reykjavik. Hay un carril bici desde Laugardalur que bordea la costa y vas disfrutando de las vistas de la bahía, así que es genial ir en bici al centro, donde hay parking para bicis en cada calle, y tanto los conductores como los peatones están muy acostumbrados a compartir espacio con las bicis, una gozada.

Por el camino paramos a ver la escultura Sólfarið - Sun Voyager, que es una oda al sol.

Comimos nuestro picnic en el parque Austurvöllur y dimos una vuelta por Laugavegur, que es la calle comercial de Reykjavik, peatonal en algunos tramos y muy agradable para pasear. Pasamos por una cafetería super acogedora (en realidad casi todas lo son); el olor a café, los muebles de madera, la iluminación y la decoración de estilo nórdico, la pizarra en la entrada que promete deliciosos kleina (donuts islandeses) y hojaldres Daneses... no nos pudimos resistir 🙂

Día 3

Por la mañana cogimos de nuevo las bicis y nos fuimos a la zona del puerto ( Old Harbour), donde vimos los barcos y subimos a Þúfa, un montículo cubierto de hierba con una pequeña caseta en la cima, no os digo lo que hay dentro para no spoilearos la sorpresa, jeje.

Este día comimos en un restaurante que hay en el puerto y que nos había recomendado la familia de intercambio, Messin Granda, comimos varios tipos de pescado a un precio más que razonable para ser Islandia (de 11:00 a 14:00 es tipo buffet, al parecer a la hora de la cena es bastante más caro, tenedlo en cuenta).

Después de comer fuimos a ver la catedral, Hallgrímskirkja, y volvimos a casa para descansar un rato y poder ir más tarde a la piscina termal.

La piscina termal Laugardalslaug nos quedaba muy cerca de casa así que nos sacamos un bono para poder ir varios días. No hice fotos dentro pero os puedo decir que la piscina familiar tenía un montón de juguetes flotantes y hasta una zona tipo wipe-out, y el agua estaba a 26º (cuando fuimos había unos 13 o 14º fuera pero imaginad en invierno con temperaturas bajo cero), una gozada, además había piletas más calientes, a 37º y 38º, más para estar tumbado o sentado pero nadie ponía mala cara si los niños jugaban. Otra cosa que me encantó fue lo bien organizados y limpios que estaban los vestuarios y las duchas, donde había bañeritas y tronas para poder sentar a los bebés mientras te duchas (¡cuántas veces he echado de menos algo así en España!). Aviso a navegantes: Hay que ducharse sin bañador en el vestuario antes de entrar a las piscinas, admito que pensé que me iba a dar vergüenza pero no me sentí para nada incómoda, allí todo el mundo lo hace y a nadie le parece raro.

Día 4

Este día nos llovió aunque como íbamos con ropa impermeable la verdad es que el trayecto al centro de Reykjavik en bici fue agradable igualmente, lo malo es que teníamos picnic para comer y fue pasado por agua, jeje. Comimos rápido debajo de unos árboles en un parque y aprovechamos para ver algunas tiendas de souvenirs en Laugavegur, todo carísimo pero algunas cosas muy chulas, en una tienda especializada en souvenirs vikingos hasta tenían una escultura de Thor.

Día 5

Por la mañana fuimos en bici al Old Harbour, donde habíamos quedado con unos amigos.

Por la tarde nos dimos un homenaje y fuimos a merendar a Eldur og Ís, una crepería a la que le habíamos echado el ojo unos días antes; tienen crêpes de espelta y un montón de ingredientes ricos para rellenarlos. Después volvimos a casa para terminar el día en Laugardalslaug.

Día 6

Este día teníamos que coger por la tarde el coche de alquiler para poder visitar lugares fuera de Reykjavik el resto de los días. Así que por la mañana estuvimos por el barrio disfrutando del parque con tirolina y jugando al fútbol con los vecinos. Por la tarde aprovechamos para hacer una compra un poco más grande con el coche y preparar una mini maleta para la excursión del día siguiente que íbamos a hacer noche cerca de Jökulsárlón.

Hasta aquí la primera parte, la semana que viene en la parte 2 os cuento el resto del viaje con todas las excursiones que hicimos fuera de Reykjavik 😉

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