Intercambio de casa en Islandia con niños (Parte 2)

Por Montessoriencasa @CristinaTebar80

Después de la primera parte del viaje que os conté en el post anterior, continuamos explorando Islandia, esta vez fuera de Reykjavik.

Día 7

Este día tocaba madrugar un poco para salir en coche hacia Jökulsárlón. Hicimos un par de paradas por el camino para ver paisajes, sobre todo nos impactó Eldhraun, un desierto de lava que se extiende a lo largo de kilómetros y kilómetros en el sur de Islandia. El aspecto de la lava solidificada cubierta de musgo parece de otro planeta.

También hicimos una parada en Vik, donde había una mesa de picnic con vistas a la montaña totalmente ideal para comer.

Continuamos hasta Jökulsárlón, una laguna en la que flotan icebergs que se desprenden del glaciar Vatnajökull. Es un lugar precioso y espectacular, pero a la vez una llamada de atención; hace 90 años esta laguna no existía y la lengua del glaciar llegaba hasta el mar, ahora hay 9 km desde la lengua del glaciar hasta la playa, el glaciar ha retrocedido 9 km en sólo 90 años... 😕

Después de visitar Jökulsárlón fuimos a Diamond Beach, una playa de arena negra que está llena de trozos de iceberg que han salido al mar desde la laguna y las olas traen a la orilla. Incluso había un iceberg pequeño meciéndose entre las olas.

Terminamos el día en Fjallsárlón, otra laguna glaciar más pequeña y menos turística que Jökulsárlón, pero también muy bonita; al ser mas pequeña se ve la lengua del glaciar más cerca y es bastante impresionante. El rato que estuvimos apenas había gente y nos sentimos totalmente en conexión con la naturaleza, fue uno de los momentos mas chulos del viaje (aunque hubo muchos más, jeje).

Después nos fuimos a Nónhamar, nuestro alojamiento para esa noche, una pequeña cabaña de madera con dos literas, una mini-cocina y un cuarto de baño, pequeñita pero cómoda y acogedora.

Día 8

Antes de irnos de Nónhamar nos acercamos a ver Hofskirkja, una pequeña iglesia que había justo al lado de las cabañas, con el tejado cubierto de hierba y un pequeño cementerio al lado.

Emprendimos el camino de vuelta a Reykjavik, que iba a incluir varias paradas. Las primeras fueron para hacer algunas fotos de las lenguas del glaciar Vatnajökull en diferentes puntos. Allí el gps de mi móvil funcionaba fatal y no nos ubicaba bien, pero luego estuvimos viendo en Google Earth las lenguas del glaciar a vista de pájaro y es impresionante.

Más adelante hicimos una parada en Kálfafell para comer y trepar un rato por las rocas. Tooodo este maravilloso paraje para nosotros solos, la sensación de estar en la naturaleza salvaje y sentirte pequeño antes tanta majestuosidad es una de las cosas que me gustó de Islandia.

Continuando nuestro trayecto vimos varios saltos de agua y cascadas como Foss á Síðu.

Nuestra siguiente parada fue Reynisfjara, una playa negra con un acantilado de columnas de basalto, muy turística pero que merece la pena visitar; Islandia en general es el sueño de cualquier amante de la Geología (sobre todo la Geomorfología), y esta playa es uno de tantos ejemplos. Tuvimos la suerte de llegar y hacer algunas fotos justo antes de que llegase por el mar una niebla súper densa, a veces la suerte te viene de cara, jeje.

Reynisfjara está muy cerca de Vik, pero como ya habíamos parado a la ida el día anterior decidimos continuar nuestro camino, todavía nos quedaba alguna parada antes de llegar a Reykjavik!

Nuestra siguiente parada fue en Skógafoss,una cascada a la que te puedes acercar por la base y empaparte y también puedes subir para verla desde arriba. Nosotros optamos por la primera opción, por supuesto, jeje, convenientemente protegidos con ropa impermeable, aunque había algunos valientes que se acercaban a la catarata con una simple camiseta, imagino que luego se ponían ropa seca y listo.

Es un lugar bastante turístico, pero aún así no pierde el encanto. Hay varios alojamientos y también cafetería y aseos! Un consejo si vais a Islandia, cuando tengáis la oportunidad de ir al baño ¡hacedlo! Sobre todo animad a los niños a hacerlo y avisadles que no sabéis cuando tendrán otra oportunidad de hacerlo, jajaja, en serio, no hay muchos aseos a excepción de en los lugares más turísticos, hoteles y cafeterías (que tampoco abundan en mitad de la naturaleza), y los que hay suelen ser caros (recuerdo haber pagado unos 2€ por entrar a un aseo público, a partir de ese momento siempre aprovechábamos cuando pedíamos algo en una cafetería para ir al baño todos!

Siguiente parada: Seljalandsfoss, otra cascada, en este caso lo chulo es que puede pasar por detrás, es decir, entre el agua y la pared de piedra, es resbaladizo y hay que tener cuidado pero se puede hacer con niños y les flipa eso de estar "dentro" de la catarata. Obviamente te empapas de agua, así que otra vez pantalones y chaquetas impermeables, jeje.

Esa fue la última visita del día. Después continuamos hasta Reykjavik, cenamos en casa y caímos rendidos en la cama.

Día 9

Una de las rutas más conocidas de Islandia es la llamada Golden Circle, tiene la ventaja de que se puede hacer en un día (incluso en medio) desde Reykjavik y es muy completa; se trata de un recorrido circular que incluye una catarata impresionante ( Gullfoss), un lago formado en el cráter de un volcán ( Kerið), un geiser y fumarolas ( Geysir), y el límite entre las placas tectónicas Americana y Euroasiática en Þingvellir. En todos estos lugares hay bastantes turistas pero no nos resultó agobiante para nada.

Kerið es muy bonito, el contraste del colo del agua con el de la tierra es muy llamativo. Se puede rodear por arriba y también bajar hasta el lago.

En Gullfoss había bastante gente, pero la espectacularidad de la catarata no es para menos. El sonido atronador del agua, la belleza del paisaje, el spray que sube desde abajo... A medida que te acercas al comienzo de la catarata te vas mojando más y más, a estas alturas ya le habíamos cogido el gustillo, jeje.

En Geysir puedes pasar un buen rato intentando sacar fotos al géiser en el momento preciso, yo después de unos cuantos intentos fallidos conseguí capturar el momento en que se forma la burbuja antes de que el agua salga disparada hacia arriba. También hicimos una ráfaga de fotos desde el lado en el que más te mojas que luego hemos convertido en un GIF que nos encanta 🙂

Cuando llegamos a Þingvellir estabamos ya algo cansados, así que hicimos una parada cortita porque sabíamos que también íbamos a ver el límite de las placas cuando fuéramos a la península de Reykjanes.

Þingvellir también es un enclave histórico por albergar el Alþing (Althing), el lugar donde se reunía el parlamento islandés desde el s. X hasta el s. XVIII

De camino a casa tuvimos la suerte de poder ver de cerca y tocar unos caballos islandeses, ¡más majos!

Para este día teníamos en el planning la opción de visitar el Natural History Museum of Kopavogur, es un museo pequeño y la entrada es gratis, pero cierra a las 18:00 y no nos dio tiempo a llegar. A veces tenemos que dejar caer cosas del planning para disfrutar más rato en otras paradas o para adaptarnos al nivel de energía de los cuatro, ¡viajar en familia es así!

Día 10

Este día hicimos una ruta por la península Reykjanes, también es una ruta que se puede hacer en medio día, así que hay gente que aprovecha para hacerla justo al llegar a Islandia o justo antes de irse, porque el Aeropuerto de Keflavik está en esta región. También mucha gente incluye en esta ruta una parada en Blue Lagoon, un spa geotérmico archiconocido y muy turístico, seguro que habéis visto alguna imagen de una gran laguna de aguas azules rodeada de tierra blanca. Es recomendable reservar incluso antes del viaje, sobre todo en temporada alta, pero nosotros cuando vimos los precios valoramos un poco y decidimos no ir.

Nuestra primera parada fue Viking World, un pequeño museo vikingo (con una arquitectura muy chula, por cierto) que tiene un barco, el Islendingur, en el que puedes subir y tocar todo lo que quieras, vamos, ideal para los peques. También hay varias maquetas que explican la historia desde los primeros asentamientos, y audiovisuales sobre los barcos vikingos. Hay otros museos Vikingos, en concreto hay uno en Reykjavik; el Saga Museum que tal vez sean más completos e interesantes para adultos, pero a nosotros éste son pareció bastante child-friendly y los niños disfrutaron la visita.

Después fuimos a Bridge between continents, se trata de un puente que han construido en un lugar donde se ve muy bien la separación entre las placas tectónicas americana y euroasiática. Es una visita corta pero muy chula porque es muy visual y despierta la curiosidad, da lugar a preguntas y conversaciones muy interesantes.

La siguiente parada fue el faro de Reykjanes, llevaba todo el día lloviendo a ratos (de hecho nos tocó comernos el picnic en el coche, jeje), y en este punto ya empezó a llover más, así que el faro y el paisaje no estaban muy vistosos, pero a mi me gustó ver los acantilados y tratar de divisar algún frailecillo, no vi ninguno pero tengo entendido que en esta zona se pueden ver con un poco de suerte.

Después de esta parada volvimos a Reykjavik y terminamos el día en la piscina termal del barrio; Laugardalslaug.

Día 11

Para este día teníamos previsto ir a Kirkjufell, pero está a casi dos horas y media de coche desde Reykjavik y la verdad es que nos dio una pereza tremenda tanto rato de coche, hizimos votación y decidimos que preferíamos pasar un día tranquilo en Reykjavik en bici y aprovechar para visitar algunos lugares de la ciudad que nos habían quedado pendientes.

Uno de ellos era Tjörnin, un lago situado a la espalda del ayuntamiento de Reykjavik, con un montón de aves; patos, gaviotas e incluso algún cisne.

Después estuvimos un rato tumbados en Alþingisgarðurinn, el jardín del parlamento ( Alþingishúsið). Como el día era soleado había mucha gente tumbada en el césped disfrutando del sol, pasamos un buen rato allí, lo que viene siendo un día slow, jeje.

Cuando nos entró hambre fuimos a un puesto de Fish&Chips que habíamos visto antes y comimos un bacalao rebozado riquísimo, yo pedí chips de boniato en vez de patata y estaban...mmmmm! ya podían estarlo porque salimos a unos 15€ por cabeza, que supera en mucho lo que considero un precio razonable para ser street food... XD Pero bueno, era nuestra comida de despedida de la ciudad y la disfrutamos, que es lo que cuenta.

Y hasta aquí nuestras aventuras en Islandia, el día siguiente hicimos las maletas, dejamos unos regalitos de recuerdo para la familia de Reykjavik y nos fuimos al aeropuerto para volar de vuelta a España.

Al final me ha quedado un post larguísimo y eso que he intentado sintetizar, pero ¡¡hay tanto que contar de Islandia!! Espero que os haya gustado 🙂

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