Las personas nos pasamos el día aprendiendo, actividad que realizamos desde nuestro nacimiento; la familia sirve de ejemplo, de ella recibimos enseñanzas para andar, hablar, comer, forma parte activa de nuestra formación como personas, nos educa, nos quiere, explica amenazas y fortalezas del entorno. A base de golpes pero con una base sólida, crecemos como personas y después nos formamos como profesionales, entre aptitudes y actitudes, avanzamos, adquirimos experiencia y nos desenvolvemos por el mundo terrenal.
A alguna familia se le ocurriría dejar solo a un hijo de un año en medio de la acera, para que aprendiera a andar ¿a qué padre se le ocurriría dejar solo a su hijo de un año, delante de una mesa en un restaurante para que aprendiera a comer? ¿A qué padre se le ocurriría dejar el coche a su hijo sin haber realizado cursos de conducción?
Menores, mayores, personas de todas las edades, sexo, color o religión, salen al mundo virtual de Internet sin conocer los riesgos que sus acciones comportan, sin haber recibido formación en el uso de la tecnología, de la información, insertan fotografías propias y de terceros, escriben de ellos mismos y de amigos, cuentan, comparten y explican intimidades. Internet no es la calle, los menores no pueden ir solos; Internet es lo mas parecido a la selva, donde hay vida, si y pocas personas con capacidad de adaptación a la dureza del medio.
A pocos jóvenes sus padres les han enseñado el uso de la tecnología. En muchas familias Internet provoca miedo, la ignorancia provoca rechazo. Las familias no están preparadas para explicar a sus hijos los riesgos del uso de las redes sociales, de compartir la información, de publicar intimidades, o contar su vida.
En las escuelas, la mayoría de profesores desconoce el uso de la tecnología, mucho mas que conceptos básicos de cómo redactar una carta o como guardar un documento quedan desfasados ante preguntas a menudo sin respuesta, sobre términos de privacidad, aceptaciones de las políticas de seguridad o el significado de las actualizaciones de los sistemas operativos. No disponen de formación adecuada en el medio para enseñar a los jóvenes a usarlo.
Internet sirve para compartir, también y principalmente en las familias, sin miedos, sin aislamiento por desconocimiento, explicando las razones sobre el control de los contenidos, sin que ello signifique traspasar la intimidad de unos y otros, mostrando los riesgos, educando y guiando. Y ello, de momento, es difícil: los padres saben bastante menos que sus propios hijos, la escuela no esta preparada y muchos jueces, se quedaron contando las pulsaciones de su maquina de escribir, ante casos tecnológicos, solo una minoría esta preparada y comprende términos.
Internet provoca, cada vez mas, formas ilícitas de movernos entre las personas, países y sociedades en general. La existencia de leyes exige una formación a los jueces para saber el significado de un ordenador, del uso de la tecnología, de la sociedad de la información o de la seguridad de los datos, en la actualidad, la mayoría carece de ella.
Alumnos que manejan tecnología en las clases y en su casa exige de profesorado formado, preparado y consciente de los riesgos y amenazas que supone la transferencia de datos, en la actualidad las carencias son evidentes. La existencia de hijos en las familias exige que los padres reciban la formación adecuada y suficiente en el uso de Internet y sobre la información que quieren compartir.
Es necesario formar a todas las partes para garantizar caminos correctos y una mayor eficiencia de los recursos que emplearemos para avanzar, tras esto seremos capaces de endurecer las leyes para castigar a todos aquellos que abusan de la tecnología con otras finalidades, queda todavía mucho por hacer. Y para formar es necesario invertir en recursos accesibles, empezando por formar a los pilares para crear unos sólidos cimientos.