Interrail 2010: Munich, parte 1

Por Traveler2be @traveler_2be

La primera parada en nuestro Interrail fue en la ciudad de Munich, a donde llegamos después de volar desde Porto a Frankfurt y luego de coger un tren de Frankfurt a Schalke y otro de Schalke a Munich.

La entrada a la parte histórica de Munich es impresionante

Como gran interesado en la Historia y sobre todo en el período de la I Guerra Mundial, el Período de entreguerras y el período de la II Guerra Mundial, Munich tenía un atractivo especial para mí. Era una ciudad que había sufrido mucho en la época de los nazis, con la noche de los cuchillos y con la destrucción de muchos de sus edificios y la creación del campo de concentración alemán de Dachau (se podría considerar un campo de exterminio, pero sólo murieron dos personas para probar que los hornos funcionaban, de ahí que muchos lo cataloguen como campo de concentración y no de exterminio.).

Lo primero que hicimos al llegar fue dejar las cosas en el hostel para luego hacerme unas curas en los pies (en este viaje aprendí lo que son las ampollas en todo el pie, pero gracias que llevaba un buen botiquín con curas para todo y una “enfermera” que me pinchaba las ampollas para sacarme el líquido, sino,….jajajaj) y luego nos dirigimos al centro de la ciudad para unirnos a los tours de SANDEMANS, un ritual que siempre he mantenido en mis visitas a las ciudades donde ellos tienen tours. Este era de lo más completo y empezaba con el Feldherrnhalle, el Monumento a los Generales Bávaros, para acto seguido pasar a los recuerdos que quedan en la ciudad de Kristallnacht, La Noche de los Cristales Rotos fue un ataque que los oficiales de las S.A., junto con la población no judía, dirigieron contra los ciudadanos judíos y sus propiedades, así como también la destrucción de las sinagogas de todo el país.Los ataques dejaron las calles cubiertas de vidrios rotos pertenecientes a los escaparates de las tiendas y a las ventanas de los edificios de propiedad judía.

Recuerdo a la Noche de los Cristales Rotos

El paso por la Frauenkirche , la Iglesia de Nuestra Señora, fue sin duda uno de los más curiosos, ya que según cuenta la leyenda que el diablo hizo un trato con el constructor para que no hubiera ventanas en la iglesia. Pero el demonio fue engañado por el inteligente constructor, que dispuso las columnas de manera que no se viera ninguna ventana desde cierto lugar a la entrada del templo. Cuando el demonio descubrió que había sido engañado la iglesia ya había sido consagrada. Pero dejó la pisada a la entrada donde estuvo, estableciendo que fue la única vez que el Diablo consiguió entrar en una Iglesia.

La pisada del Diablo en el interior de la Iglesia

Seguimos con el tour y eso nos condujo al Viktualienmarkt, el mercado de la ciudad, al Teatro Nacional, la Ópera Estatal de Baviera, a Marienplatz y luego pudimos averiguar los origines del Oktoberfest, ya que Munich es el lugar donde se desarrolló primeramente el famoso festival, que empezó del 12 de octubre al 17 de octubre de 1810 para celebrar el matrimonio del príncipe Luis I de Baviera con la princesa Teresa de Sajonia-Hildburghausen. La celebración consistió en una carrera de caballos. El Oktoberfest tiene lugar desde entonces en el Theresienwiese (también conocido simplemente como wiesn), un campo abierto justo al lado de la muralla de Múnich. La muy conocida Oktoberfest moderna tiene una tradición corta comparada con otros festivales o fiestas populares y de organizaciones de tiro.

Uno de los emblemas de Munich, Una Buena Cerveza Fría

Tras el éxito de la primera celebración, se siguió celebrando el festival y su comienzo se adelantó a septiembre para aprovechar la climatología más benigna de este mes. La Oktoberfest finaliza el primer domingo de octubre.

Durante algunos años, como los períodos de la Primera Guerra Mundial y la Segunda, no se celebraron, así como durante los años 1923 y 1924 debido a la Hiperinflación que vivió Alemania durante esa época, así como durante la posguerra de la II Guerra Mundial no estaba permitido vender cerveza, por lo que se vendía una bebida que contenía sólo un 2% de alcohol.

Luego de saber el Oktoberfest se antojaba una buena cerveza, así que tuvimos que hacer una pausa en la cervecería Hofbräuhaus, la más famosa de Munich, donde pudimos degustar una cerveza idéntica a la que tomaba el anterior papa, una Spitfire, una cerveza Inglesa de color ámbar con un sabor afrutado.

Después de disfrutar de la cerveza continuamos con nuestro viaje y terminamos de visitar los pequeños rincones de la ciudad que nos quedaban, como la Theatinerkirche, la Iglesia de los Teatinos y San Cayetano, que es el panteón de los Reyes de Baviera. Luego pasamos por la Columna de María, una columna que fue construida en 1638, durante la Guerra de los 30 años (1618 – 1648), después de que la ciudad de Múnich fuese salvada de la destrucción de los suecos y uno de los pocos edificios que se conservaron en pie durante el bombardeo de la Segunda Guerra Mundial, ya que los aviones contrarios al Régimen Nazi la utilizaban para posicionarse y saber a que objetivos atacar.

Después fuimos a la Residencia Real, es el anterior palacio real de los reyes de Baviera en el centro de Múnich. La Residencia es el palacio urbano más grande de Alemania, y sirve hoy en día como uno de los mejores museos decorativos en Europa. De ahí fuimos al Maximilianstraße, una de las cuatro avenidas principales de Múnich, para poder ver las tiendas.

Casi acababa el recorrido y fuimos a ver el Carillón de los autómatas de Marietplatz justo al lado del Nuevo Ayuntamiento. El carillón es el mayor carillón del país. Todos los días a las 11.00, a las 12.00 y a las 17.00 la gente se concentra en la plaza para contemplar un gran espectáculo: comienzan a sonar sus 43 campanas y poco después, sus 32 autómatas representan un torneo medieval y ejecutan una danza típica para el deleite de todos los presentes.

Con la vista del Nuevo ayuntamiento acababa la mañana y después de una merecida comida y el cansancio que teníamos encima sabíamos que sólo había una opción para finalizar el día, ir a un Beergarden y disfrutar de una buena cerveza y un bocadillo de jamón serrano(que inteligentemente mi madre me metió en la mochila y que agradecimos durante todo el viaje el kilo de jamón serrano embasado al vacío que llevábamos).

Al día siguiente iríamos al Campo de Concentración de Dachau, que lo podréis encontrar en el próximo post.