El pasado a veces se apodera de ti sin saber muy bien por qué, invade tus momentos y te hace sentir bien pero mal, mal pero bien. Esto días, sin encontrar la causa, no hago más que repasar ciertos hechos de otro tiempo que me han traído al presente. Sé que no los puedo cambiar, pero se suceden los interrogantes de cómo sería ahora, qué haría ahora, dónde estaría ahora si... Lo peor es que, de alguna manera y de forma indirecta, aplastan lo que hago hoy para ser mañana.
Con el paso del tiempo, he ido aprendiendo -aún no lo tengo controlado- a ignorar los juicios ajenos, pero no los míos... A medida que vas creciendo te das cuenta de que los pasos que has dado en tu vida han determinado tu futuro, que son demasiado importantes y que no aprendes a darte cuenta de ello hasta que no ha pasado el tiempo, o quizás nunca te das cuenta. ¿Instinto de supervivencia? No lo creo, pero tampoco sabría decir a qué se debe.
Desde el colegio hasta la vejez, cada hecho forma parte de la esencia de nuestra propia vida que, además, dejamos en otros lugares, en otras personas sin saber si para bien, para mal o para regular. Y en todo ese compendio, hay momentos que no puedes olvidar, olores que regresan, tactos que te acarician, sonidos que rememoran sentimientos, situaciones que te congelan el estómago, palabras que preferirías no haber escuchado y otras que te han salvado la vida. Lo bueno y lo malo es por todo eso.
Así, poco a poco, pasan por mi cabeza los paseos con mis abuelos, las conversaciones con mi tía, mi madrina, los escasos momentos con personas muy importantes, cada situación vivida en casa con mis padres y mis hermanos, las amigas de la infancia, el colegio, el instituto, el primer amor, la universidad y mi gente, mis personas de vida actuales... También pasan quienes me hicieron daño, quienes me engañaron, incluso, quienes me ignoraron. Y ahí estoy yo, diferente en cada uno de esos momentos, construyendo una vida junto a todos y todas ellas, y consciente de que nunca podré dar respuesta a los interrogantes que me planteo cuando pienso en que tenía haber hecho las cosas de otra manera.