Muchas mujeres con SOP, tras cambiar su alimentación, notan mejoras generales espectaculares: las reglas vuelven (para alegría de todas), si había sobrepeso, experimentan pérdidas de peso importantes, mejora del acné, mejora de los niveles de energía y de los síntomas digestivos, etc.
Sin embargo, hay mujeres que, a pesar de cambiar su dieta y de esforzarse un montón en cambiar su estilo de vida, no mejoran del todo su sintomatología.
Esto es muy frustrante y, puede ser debido a múltiples factores. Por ejemplo, si llevas una vida con unos niveles de estrés importantes, es posible que esto esté boicoteando tu mejoría. Abordar el estrés es crucial para alcanzar la salud, a través de métodos como el mindfulness o el yoga por nombrar algunos.
Pero puede haber otros factores de fondo que, si no se detectan, será difícil conseguir alcanzar tu objetivo de salud. Uno de los factores es el desarrollo de intolerancias a ciertos alimentos.
¿Tu intestino funciona a medio gas?
Si durante muchos años has llevado una dieta proinflamatoria, rica en azúcares, harinas refinadas y/o alcohol, sumado a una vida estresante y frenética, es posible que tu intestino haya sufrido las consecuencias. Ya sea una hiperpermeabilidad intestinal, una atrofia de las microvellosidades intestinales (los “pelitos” de la mucosa intestinal que se encargan de absorber los nutrientes de tu dieta), una disbiosis o desregulación de tu microbiota u otros [1]–[3].
En cualquiera de los casos, el resultado es que tu intestino empieza a funcionar a medio gas y, como consecuencia, se vuelve menos eficiente a la hora de metabolizar ciertas moléculas que ingieres con tus alimentos, como la lactosa, la fructosa, el sorbitol, el gluten o la histamina, causando intolerancias a dichas moléculas.
Por eso, el SOP y otras enfermedades que suelen ir acompañadas de un daño digestivo importante (como las enfermedades autoinmunes), están frecuentemente asociadas a intolerancias alimenticias.
Saber esta información es muy importante para que, si ya has trabajado en tu alimentación y tu estrés durante varios meses y sigues sin observar mejoras, consideres hablar con tu médico sobre esta posibilidad y, en caso de que lo vea oportuno, que te realice las pruebas de intolerancias alimenticias pertinentes.
Una de las intolerancias más comunes en mujeres y menos diagnosticadas es la intolerancia a la histamina.
Sigue leyendo para descubrir todo sobre ella, ¡podría ser la clave que te falta para conseguir tu salud!
Qué es la Histamina
Antes de nada ¿qué es la histamina? Es una amina biogénica, pero olvídate de los nombres raros y quédate con que es una molécula presente en la dieta.
Además, también la producen nuestras bacterias intestinales y algunas de nuestras células como las neuronas o las células endoteliales (las que forman los vasos sanguíneos) porque tiene múltiples funciones fisiológicas muy importantes.
Aunque la histamina tiene un rol importante en nuestro organismo, (por ejemplo, es un mediador de las reacciones alérgicas o de la vasodilatación), un exceso de histamina es tóxico para los humanos, por ello debe haber un balance entre su disponibilidad y su eliminación, en caso contrario, se acumulará y nos intoxicará, provocando el desarrollo de la intolerancia a histamina.
Las enzimas encargadas de la eliminación de la histamina son las responsables de este balance. Por tanto, es muy importante que funcionen correctamente. ¿Y cuáles son estas dos enzimas?:
-La DAO (Diamino-oxidasa). Se expresa mayoritariamente en el intestino.
-la HMT (N-metiltransferasa). Se expresa en numerosos tejidos.
Los enterocitos, (las células de tu intestino), expresan ambas enzimas, por lo que una parte importante de la eliminación de la histamina tiene lugar en este órgano.
Causas de la intolerancia a la Histamina
Sabiendo todo lo anterior y según la evidencia científica, si tienes intolerancia a la histamina puede deberse a múltiples factores (uno de ellos o varios a la vez) [4]:
- Tienes dañada la pared intestinal y sufres daño en los enterocitos que expresan ambas enzimas. En este caso, si los enterocitos están dañados, no sintetizan suficiente DAO y por tanto la histamina se acumulará, produciendo los efectos negativos típicos que veremos más abajo.
- Para colmo, si tienes intestino hiperpermeable, la histamina no sólo no se elimina lo suficiente porque la actividad de estas enzimas está muy comprometida, sino que además es capaz de atravesar tu barrera intestinal fácilmente, “intoxicándote” poco a poco.
- Tienes una mutación en el gen de la DAO que hace que no funcione bien. (Esto es mucho más raro y poco frecuente).
- Presentas disbiosis o desequilibrio de la flora intestinal (tus bacterias intestinales) productora de histamina, especialmente SIBO (Small Intestine Bacterial Overgrowth). Por ejemplo, Escherichia coli es una productora de histamina y si hay un sobrecrecimiento de esta, junto con una baja actividad de la DAO, se acumulará histamina y se puede desarrollar la intolerancia.
- Si tienes una inflamación crónica basal, como es frecuente en SOP y otras enfermedades, puede que tengas activadas células de tu sistema inmune, como los mastocitos o los basófilos, las cuales liberan histamina durante reacciones alérgicas. Esto contribuye a que tengas una mayor producción basal de histamina de la que de forma normal deberías tener, favoreciendo su acumulación.
- La toma de fármacos que inhiben la actividad de la DAO o que liberan histamina (los más comunes son diuréticos, relajantes musculares, analgésicos, antibióticos y antidepresivos).
- Por otro lado, la intolerancia a la histamina está frecuentemente asociada a problemas con el tiroides.
En resumen, las causas de una intolerancia a la histamina son que hay un exceso de histamina junto con una baja eliminación de la misma, favoreciendo su acumulación y efectos tóxicos. Pero como ves, la raíz del problema no es sencilla, puede ser multifactorial.
¿Cómo saber si tenemos o no una intolerancia a la histamina?
Síntomas, pruebas diagnósticas y tratamiento de la intolerancia a la histamina
Se estima que al menos el 1% de la población tiene intolerancia a la histamina, aunque los estudios sugieren que se trata de una subestimación ya que fue hace muy poco que se reconoció esta intolerancia a la histamina como una patología [4].
¡Dentro de ese 1%, el 80% somos mujeres [5]!
Es decir, tenemos una predisposición genética a esta deficiencia. Sin embargo, está muy poco diagnosticada y es raro que se solicite la prueba que determina la intolerancia.
Los síntomas que aparecen en la intolerancia a la histamina, como ahora veremos, se parecen a los de algunas alergias.
Puedes presentar todos o algunos de ellos o alguno que no esté en la lista de abajo, puedes sentirlos permanentemente o solo a veces. Estos son algunos de los más comunes:
– Dolor de cabeza y/o migrañas muy frecuentes y muy dolorosas son el síntoma más común en las personas con intolerancia a la histamina, pero hay muchos otros [6].
– Síntomas nasales (congestión, nariz acuosa, presión de la cavidad nasal, dolor de la cavidad nasal, estornudos, problemas de olor, goteo postnasal, mocos en la garganta).
– Picor de ojos y lagrimeo.
– Baja presión sanguínea.
– Fatiga o cansancio extremo.
– Rubores y otros.
Normalmente, si tienes intolerancia a las histaminas, manifestarás estos síntomas instantáneamente tras ingerir un alimento elevado en histamina.
La prueba para saber si tienes déficit de DAO es bastante sencilla. Te sacan sangre y en el laboratorio analizan si acumulas histaminas en suero (los niveles normales deben ser entre 0.3 y 1.0 ng/mL) [4] y te miden la actividad de la DAO.
Si la DAO no está funcionando correctamente, tendrá una actividad baja, es decir, será poco eficiente haciendo su trabajo consistente en degradar a la histamina y volverla no tóxica. Por tanto, se producirá una acumulación de histamina en tu cuerpo, la cual puede causar los síntomas de la intolerancia, arriba listados.
En caso de ser este el problema, el tratamiento médico es simple: Suplementar la DAO, eliminar medicamentos (si los hubiera) que interfieren y que sean altos en histaminas, seguir una alimentación baja en aminas y por supuesto ser paciente y dedicar tiempo a sanar tu intestino, tanto con una alimentación saludable como abordando los niveles de estrés.
¿En qué alimentos se encuentran las histaminas?
Hay histaminas en casi todos los alimentos.
Pero los alimentos que generan cantidades problemáticas de histamina son principalmente los que se someten a procesos de empaquetado, fermentado, manipulación y/o procesado [7], [8].
Aunque en el siguiente apartado he creado una lista detallada de ellos, esto es un resumen: Pescado, carnes procesadas y fermentadas, quesos, verduras fermentadas, productos derivados de soja y bebidas alcohólicas (el alcohol es un potente inhibidor de la actividad de la DAO, por tanto, impide que degrade correctamente y de forma óptima a las histaminas, favoreciendo su acumulación).
Estos alimentos pueden tener elevadas cantidades de histamina porque al ser manipulados y procesados se contaminan de bacterias presentes en el medio, que son expertas en sintetizar histamina, a partir de la metabolización y transformación del aminoácido histidina.
El pescado ya presenta estas bacterias sintetizadoras de histamina y de otras aminas biogénicas, antes incluso de que lo pesquen, es decir, de forma natural, pero son mayormente inactivas por debajo de 15-20 ºC [7].
El problema es que si, desde que se pesca hasta que llega a tu mesa, no se manipula con máxima rigurosidad y escrúpulo para evitar contaminación por más bacterias productoras de histamina, ni se mantiene la cadena de frío, las bacterias comienzan a sintetizar histamina, y la presencia de ésta en el pescado se multiplica [7].
La histamina no es la única amina biogénica que puede causarte problemas. También está la tiramina y la putrescina. Pero estas aminas están presentes en los mismos alimentos, por tanto, evitando el consumo de la lista de alimentos que te facilito en el siguiente apartado evitarás casi todas las aminas problemáticas.
Cómo hacer una dieta baja en histaminas
Esto puede ser retador, ya que los alimentos no llevan indicado en las etiquetas la cantidad de histamina que contienen y además dicha cantidad puede variar mucho en función de su procesado, manipulación, tipo de alimento u origen del alimento.
Por ejemplo, un mismo pescado, puede presentar en una sección 50 mg/kg de histamina mientras que otra sección puede presentar hasta diez veces más [7].
O un atún que ha sido manipulado a temperaturas adecuadas puede no representar ningún problema para un intolerante a la histamina, mientras que otro que ha estado almacenado durante varias horas a más de 20 ºC puede desencadenar una reacción.
Por eso, aunque a continuación te facilito una lista de alimentos potencialmente problemáticos, ten en cuenta que puede haber enormes variabilidades en contenido en histaminas presentes en ellos, dependiendo de múltiples factores.
En una dieta baja en histaminas se recomienda evitar no solo los alimentos que tienen elevadas cantidades de histamina u otras aminas biogénicas, sino también a:
– Alimentos que no contienen histaminas pero que, una vez dentro de tu cuerpo, liberan histamina de tus células.
– Y alimentos que bloquean a la enzima DAO.
Esta lista incluye todos esos alimentos, los cuales deberás reducir o evitar en caso de intolerancia a la histamina diagnosticada:
– Lácteos y derivados: Leche, yogur, quesos, crema agria y nata, etc.
– Tomates, berenjenas, pepino, aguacate y espinacas.
– Algunas especias como pimentón, chile, ajíes.
– Carnes curadas como embutidos o ahumados (salchichón, jamón, bacon, lomo embutido, etc.)
– Alimentos enlatados.
– Kétchup, bebidas energéticas, alimentos procesados.
– Chocolate, cacao.
– Productos de soja (especialmente los fermentados).
– Bebidas alcohólicas, todas (incluso el vino tras cocinarlo)
– Vinagre
– Jamón fermentado
– Embutidos fermentados.
– Té verde, té negro, mate, café.
– Plátano, uvas, naranjas, piña, fresas, mandarina, papaya.
– Sauerkraut o col fermentada (vegetales o frutas lactofermentados).
– Pescado azul: Anchoas, bonito, salsa de pescado, pasta de pescado, arenque, caballa, aguja, sardina, pasta de gambas, atún (como he mencionado arriba, depende mucho de la manipulación, algunos no contienen histaminas en absoluto), cualquier pescado mal manipulado o guardado por mucho tiempo.
– Clara de huevo.
– Frutos secos.
– (Glutamato monosódico E-621, benzoatos E-210/E-213, sulfitos E-223, tartrazina E-102, etc)
Si te han diagnosticado la intolerancia a la histamina ¿debes eliminar por completo de tu vida estos alimentos?
No tiene por qué.
En primer lugar, hay un protocolo a seguir, no es inteligente eliminar todos esos alimentos del tirón.
Puedes ver las pautas generales para evitar o moderar las histaminas en la dieta a continuación, pero si un médico te ha diagnosticado una intolerancia a la histamina, lo mejor es que te pongas en manos de un nutricionista actualizado que te indique cómo proceder, monitorice tu evolución y te asegure, a través de analíticas, que estás bien nutrido y tienes una dieta equilibrada y saludable.
En realidad, esta recomendación vendría de la mano de cualquier dieta que elimine un amplio abanico de alimentos, y que, por tanto, aumente el riesgo a que te falten nutrientes.
Y, en segundo lugar, si tu intolerancia a la histamina es adquirida, es decir, no es debido a una mutación genética en la DAO, si no a un daño de tu mucosa intestinal que impacta en la expresión y actividad de la DAO, hay grandes posibilidades de que sea reversible. ¡Puedes sanar tu intestino, restaurar la expresión de la DAO y volver a metabolizar correctamente la histamina![4]
En cualquier caso, en general, se recomienda hacer una primera fase de eliminación, de 2 a 5 semanas, donde hay que:
- Elevar y PRIORIZAR el consumo de productos frescos y densos nutricionalmente, como verduras o vegetales, fruta no cítrica, aceites saludables, carne y pescado bajo en histaminas (no procesado, fresco y no transformado que no aparezca en la lista de arriba), patatas peladas (para evitar la solanina), caldo de huesos y órganos.
Si no sigues una paleo estricta debes saber que también son bajos en histamina las legumbres, arroz, patata y pasta.
- Evitar alimentos procesados (bollería, bebidas azucaradas, etc.), embutidos, lácteos y sus derivados, productos fermentados, tomate y berenjena, frutas cítricas y alcohol.
Si tras esta primera etapa, mejoras notablemente:
- Entonces ya si, pasa a evitar el resto de alimentos, los que liberan histaminas una vez los comes, que son: el marisco, clara de huevo, frutos secos, chocolate, vinagre, papaya, cerdo y aditivos.
Esta fase también suele durar de 2 a 5 semanas, según evolucione la persona, y tras la misma se empiezan a reintroducir los alimentos eliminados para ver si se ha revertido la intolerancia. Es importante hacer esto bajo la supervisión de un nutricionista.
Conclusiones
Como ya has visto, la intolerancia a la histamina refleja con frecuencia que existe un intestino dañado y/o hiperpermeable.
La buena noticia es que, cuando recuperes y sanes tu tejido intestinal, ¡es muy posible que reviertas esta intolerancia ya que tus enterocitos volverán a producir las cantidades óptimas de DAO y puedas volver a consumir estos alimentos sin problema!
Para reparar tu epitelio intestinal es importante que:
- Cuides mucho tu alimentación, evitando sobre todo alimentos proinflamatorios que pueden dañar tu salud intestinal (alcohol, productos ultraprocesados, ricos en azúcar y grasas trans, gluten y otras prolaminas, etc.), esto lo puedes conseguir siguiendo una alimentación basada en comida real, como la paleo.
- Duermas mucho, descanses y reduzcas tu estrés abordándolo de forma activa, para reducir la respuesta inflamatoria y promover un sistema inmune fuerte y regulado.
- Por supuesto evites todo lo que puedas los alimentos altos en histamina que te están causando la reacción.
- Te hagas un buen seguimiento médico y nutricional.
- Te mantengas informada y con una actitud proactiva en tu salud (si estás leyendo este artículo, ¡ya lo estás haciendo! ☺)
Espero que este artículo te sirva y si tienes cualquier pregunta o comentario no dudes en dejarlo abajo.
¡Y comparte en Facebook si te gustó!
REFERENCIAS CIENTÍFICAS: [1] Q. Mu, J. Kirby, C. M. Reilly, and X. M. Luo, “Leaky Gut As a Danger Signal for Autoimmune Diseases.,” Front. Immunol., vol. 8, p. 598, 2017. [2] J. A. Foster, L. Rinaman, and J. F. Cryan, “Stress & the gut-brain axis: Regulation by the microbiome,” Neurobiol. Stress, 2017. [3] K. M. Lammers et al., “Gliadin Induces an Increase in Intestinal Permeability and Zonulin Release by Binding to the Chemokine Receptor CXCR3,” Gastroenterology, vol. 135, no. 1, pp. 194–204, 2008. [4] L. Maintz and N. Novak, “Histamine and histamine intolerance.,” Am. J. Clin. Nutr., vol. 85, no. 5, pp. 1185–96, May 2007. [5] S. M. Afify and I. Pali-Schöll, “Adverse reactions to food: the female dominance – A secondary publication and update,” World Allergy Organ. J., vol. 10:43, 2017. [6] F. Wantke, M. Götz, and R. Jarisch, “Histamine-free diet: treatment of choice for histamine-induced food intolerance and supporting treatment for chronic headaches.,” Clin. Exp. Allergy, vol. 23, no. 12, pp. 982–5, Dec. 1993. [7] P. Visciano, M. Schirone, R. Tofalo, and G. Suzzi, “Biogenic amines in raw and processed seafood.,” Front. Microbiol., vol. 3, p. 188, 2012. [8] S. Bodmer, C. Imark, and M. Kneubühl, “Biogenic amines in foods: Histamine and food processing,” Inflamm. Res., vol. 48, no. 6, pp. 296–300, Jun. 1999.
La entrada Intolerancia a la Histamina y SOP se publicó primero en Paleo SOP.