La AFDMD tiene entre sus fines asesorar a los ciudadanos sobre la «muerte digna» (eufemismo de eutanasia) y el suicidio asistido así como la atención personalizada al socio a final de su vida, invitándoles por ejemplo a solicitar la eutanasia activa en caso de padecer alguna enfermedad o situación que le haga dependiente de los demás.
Derecho a Morir Dignamente asesoró también a la familia de la anciana Ramona Estevez; ingresada a causa de un infarto cerebral, fue privada de alimentación a petición de la familia y por orden de la Junta de Andalucía, que aplicó así Ley de Derechos y Garantías de la Dignidad de la Persona en el proceso de la muerte. Ramona murió después de estar 15 días sin comer. Resulta que ahora a la muerte por inanición, es decir por privarle de los alimentos, lo llaman algunos muerte digna.
«Con la eutanasia y el suicidio asistido», afirma Carlos Álvarez, portavoz de VIDAdigna, «en lugar de ayudar, acompañar y cuidar a quien lo necesita, especialmente al final de la vida, se promueve activamente su muerte como una conquista de derechos y libertades. De esta manera, peligramos todos y pierde toda la sociedad, en la que se va instalando la mentalidad de que el enfermo o el vulnerable es un estorbo y hay que acabar con él lo antes posible». VIDA digna es un grupo interdisciplinar promovido por Profesionales por la Ética y forma parte de la Coalición europea para prevenir la eutanasia.