Si hablamos de una “forma de vida metálica” probablemente lo primero que se nos viene a la cabeza es un robot, ¿verdad? O tal vez no. En cualquier caso, ahora sabemos que una forma de vida metálica puede evolucionar y convertise en una forma de vida orgánica. Y un grupo de científicos escoceses está decidido a probarlo mediante la creación, reproducción y evolución de células sintéticas hechas de metal. La tecnología nos abre muchas puertas.
No hay razón para que una forma de vida metálica no exista, sucede que hasta el momento no nos hemos encontrado con alguna y nadie sabe exactamente cómo funciona. Para probar esto un equipo de la Universidad de Glasgow ha creado una especie de células llamadas iCHELLs hechas a partir de tungsteno unido con oxígeno y fósforo. Al parecer estas células con forma de burbujas (o tal vez sean burbujas con forma de células) son capaces de auto-ensamblarse y demuestran tener varias propiedades en común con las células biológicas, incluyendo una estructura interna y una membrana porosa que puede ser atravesada por moléculas. Puede que incluso sea posible hacer que estas células metálicas realicen procesos como la fotosíntesis.
El siguiente paso es encontrar una forma de imbuirlas con ADN para que puedan reproducirse y evolucionar, lo cual es perfectamente posible ya que estas burbujas son capaces de usarse entre ellas para crear más ejemplares y los experimentos sugieren que podrían alterar su estructura química para adaptarse a distintos ambientes.