¿Podríamos hacer que lloviera o tronara con tan solo apuntar un láser hacia una nube? Ese es el planteamiento, entre otros, del descubrimiento de los Investigadores de la Escuela Universitaria de Óptica y Fotónica de la Universidad de Florida Central, quienes han publicado en Nature Photonics el funcionamiento de un haz láser “revestido” capaz de generar un canal de plasma electrónico que puede usarse, entre otras cosas, para inducir la lluvia o el rayo en una nube.
Básicamente, un haz láser lo suficientemente intenso termina por disiparse. Sin embargo, al ser “revestido” con un segundo haz se puede mantener la intensidad del rayo a mayor distancia de lo que era posible. Lo interesante de la investigación es que cuando este rayo se vuelve lo suficientemente intenso colapsa hacia dentro de una forma tan intensa que es capaz de formar un canal de plasma, es decir, una especie de “sopa” donde los electrones del oxígeno y nitrógeno del aire, arrancados, se mueven de una forma incontrolada. Este canal provoca una lucha entre la difusión y el colapso de un pulso láser ultracorto que se denomina “filamentación” y crea un filamento o “secuencia de luz”, que sólo se propaga durante algún tiempo hasta que las propiedades del aire hacen que el haz se disperse definitivamente.
La lluvia y los rayos se deben básicamente a la carga existente en las nubes por lo que estimular dichas partículas con un haz de este tipo podría servir para que una nube comenzara a llover o descargar su potencial eléctrico. Esto podría servir perfectamente para evitar granizadas, lluvias torrenciales o tormentas eléctricas con la suficiente antelación. Pero además, el estudio y la utilización de estos haces láser podrían mejorar la tecnología disponible en cuanto a controles remotos, la detección en física molecular de duración ultracorta, la espectroscopía o el desarrollo de canales de microondas entre muchísimas otras cosas.