Baile en mi interior una noche de Abril. Me encontré con mi oscuridad en el fondo del alma.
Cante cada una de mis heridas, las ilumine con el amor que traigo en mi.
Me perdí en un interminable laberinto, descubrí que lo único que había hecho fue crear mi propio muro. Los derribe de a uno, libere el alma que estaba encerrada en una ilusión.
El silencio me llevo hasta tu sueño, me miraste sorprendido y no supiste como reaccionar a tanta luz que irradia este ser.
Te dibuje en el centro de tu pecho, la clave para volver. Cuando todo haya terminado, cuando estés verdaderamente listo para SER.
Vas a descubrir el lenguaje sagrado, entonces por fin, me verás en totalidad.
Mientras desvíes tu mirada de ese sentir que te aprisiona, demorará el deseo de equilibrio, la tan ansiada paz.
Mirarás dentro tuyo, me negarás y en ese rechazo amarás de nuevo la parte más oscura del ser. Abrazar el instante, dejarlo ser confiando en cada pieza que se mueve en este tablero infinito de posibilidades.
Sanarnos de a poco, en unión o separados. Pero trabajando ese lazo brillante que nos va trayendo cada vez mas cerca, aunque se sienta todo tan lejos.
Develar el verdadero motivo que te llevó una vez más a ese lugar al que ya no pertenece tu alma. Es una cuestión de fe durante determinados momentos del día, invocar dentro mío una parte tuya. Creando nuevas formas de fluir en este recorrido infinito.