IO SONNO L'AMORE - Io sonno tutto

Publicado el 12 junio 2010 por Loscriticones


Luca Guadagnino nos presenta en Io sonno l'amore a una familia de la alta burguesía industrial italiana en la que conviven a la perfección un toque victoriano, en sus relaciones y en su contención emocional, con un deje mafiosillo.
Io sonno l'amore es, obviamente, una historia de amor pero no es sólo éso, también es una crítica a la hipocresía, al apetito voraz y desalmado del capitalismo. Io sonno l'amore es también sufrimiento y es belleza.
Las circunstancias en las que se desenvuelven los personajes les dejan crecer y cambiar haciéndolos muy interesantes al espectador. La muerte de "la piedra angular" de la familia y del negocio y a quién o quienes elige como herederos suponen un punto más para ésa evolución.

Una empresa inmersa en la globalización, ligeros problemas de conciencia, y darse cuenta que lo que uno ha vivido es una mentira, unido al hecho, de que la voluntad del clan devora al cada uno de sus miembros y a su humanidad produce una mezcla parecida a un cóctel molotov .

Tilda Swinton es Enma, una madre y esposa que no es nada más porque renunció a sí misma, le cambiaron hasta el nombre cuando decidió casarse y ha vivido adormecida en la comodidad de su cárcel de oro y a la sombra de sus carceleros. Pero en su vida aparece Antonio, alguien que le hace revivir. Empieza a salir del coma inducido mediante su sentido del gusto y la escena del restaurante, en la que Enma se deleita con uno de los platos que él ha preparado para halagarla, es tremendamente sensual y plástica, se pueden oler los langostinos e incluso sentir calor.
Guadagnino disecciona la caída de una familia que tanto esfuerzo había puesto en intentar demostrar su unión ante la verdad de los sentimientos y la voracidad de la ambición capitalista que les impide reconocer a su propia sangre.
Mientras escribo, estoy recordando la escena final, y no puedo evitar que me vuelva a embargar la emoción recordando a Tilda Swinton y a Alba Rohrwacher hablándose con la mirada.
BEATRIX KIDDO