He visto dos veces el vídeo de Steve Jobs (que a ver si cambia ya de camiseta, que en cada lanzamiento tira del mismo fondo de armario…) y he leído no sé cuántas reseñas, y después de todo eso, lo que me sale es “ni chicha ni limoná, ni sí ni no, ni todo lo contrario” o lo que es lo mismo, “ni frío ni calor”.
No voy a repetir aquí las características técnicas y funcionalidades que otros sitios recogen con todo lujo de detalles. Tan sólo citaré las primeras líneas de la nota de prensa de Apple:
SAN FRANCISCO, California (EEUU) —27 de enero de 2010— Apple® ha presentado hoy el iPad, un dispositivo revolucionario para navegar por la web, leer y enviar emails, disfrutar de fotos, ver vídeos, oír música, disfrutar de juegos, leer e-books y mucho más
Tras la lectura de la citada nota de prensa y de decenas de artículos técnicos relacionados he tenido una disquisición entre mi “homus-Apple” y mi “homus razonabilis” que a transcurrido, más o menos, en estos términos:
- (Homus razonabilis) Hummmmm…….. ¿eso no lo hace ya el iPhone?
- (Homus- Apple) Bueno ya, pero la pantalla es más grande!!
- (H.r) Ah…. ya, pero no sirve para hablar por teléfono, no?.
- (H.A) No, eso no, es que es más como un ordenador.
- (H.r) Entonces, ¿dónde está lo revolucionario?
- (H.A) En la interfaz de usuario (multi-touch) y en 12 nuevas aplicaciones diseñadas para este dispositivo…
- (H.r) Ya… y compatible con las más de 140.000 aplicaciones del Apple Store; vamos, que es como un iPhone en grande, pero que no sirve para hablar por teléfono, no?
- (H.A) Desde luego José… no hago carrera contigo….
En cualquier caso, aún sin saber para qué (o más bien precisamente por eso) cuando llegue a España me lo acabaré comprando aún a sabiendas de que acabará como un fetiche tecnológico que enseñar a los amigos pero de escaso uso práctico. Y eso es lo que me fascina: lo bien que gestiona Apple sus productos como “productos aspiracionales”. Cuando acuda al Apple Store a comprarlo y esté entregando mi tarjeta de crédito pensaré: “no lo necesitas, no lo vas a usar…” pero un segundo después otra voz desde mi subconsciente me susurrará: “no seas cutre, sacar esto en un lugar público te encumbrará a la categoría de Master-Apple-guay-del-Universo”. Genial! … pero con 450 euros menos en la cuenta… Cuan