Des de que me quedé embarazada he estado imaginando como sería ir a la playa con la piccola. Recuerdo el verano pasado que fuimos de vacaciones a Formentera y como estaba embarazada, no dejábamos de imaginarnos compartiendo esos momentos en el próximo año con nuestra baby.
Finalmente, parece que ya han llegado los días de sol y con estos, parece que cada vez esta más cerca el queridísimo verano! Que ganas teníamos de que estuviera aquí con nosotros eh!? Seamos sinceros… a caso no te pone de buen humor empezar la jornada con calorcito y sin tener que vestirte con mil capas? Pues claro que sí!! Y ya en nada nos podemos olvidar de cazadora o rebequita para salir a la calle! :) Y eso a mi, me llena de felicidad!
Pues bien, este fin de semana (no sé en España, pero aquí en Italia) ha sido de verano total! Y como no, hemos aprovechado la ocasión para ir a la playa! No podíamos esperar más! La piccola tenía que ver y palpar el agua del mar y la arena caliente de la beach.
Sinceramente e inocente de mí, me imaginaba a la piccola jugando con sus cubos de arena, haciéndose una siesta debajo de la sombrilla y yo con el papi, tomando el sol y relajándonos como en los viejos tiempos. ¡Pues no! Desengañemonos, cuando eres padre te cambia la vida… incluso cuando de ir a la playa se trata! Además, yo creía que el amor por la playa se despertaría inmediatamente en la piccola, y tampoco fue así…parece que aun no está muy convencida si ese nuevo ambiente le gusta o no. Os cuento mejor:
LA ARENA: Sabía que con esta tendríamos problemas, ya que como sabéis, un bebe a los 8 meses se lo lleva todo a la boca. Pero bueno, estaba preparada mentalmente y me había propuesto dejar que la comiese. No quería estar todo el día “No Chloe!”, “Noooooo”, “Nooooo, caca!”, además un niño cuanto más le dices no, más lo hace. Obviamente convencida de que no le gustaría… esperaba que dejara de comérsela así, como por arte de magia. Mi sorpresa fue, que le encantó…no dejaba de comer arena!!! Hasta que al final, cuando ya no le entraba ni un granito más en la boca y sin saber que hacer, explotó el llanto. Era de esperar… También fue divertido verla caminar por esta sin entender porque se le hundían esos pequeños piececitos. Yo me imaginaba una Chloe practicando su gateo para arriba y para abajo, pero nada de eso, tal como la pusimos en su tela ahí se quedó… creo que no se siente tan segura encima de la arena! (Igual es un punto positivo! ;) )
EL AGUA: Ya que la ducha y la piscina le gustan tanto, yo me imaginaba una super Chloe nadadora que se lanza al agua sin pensárselo. Noooo amigas, no fue así. En cuanto vio el agua que se le acercaba rápidamente, le entró el miedo y puso cara de circunstancia, además parece que es demasiado fresquita para esa piel sensible… Así que todo mi gozo de verla como pez en el agua, metido en un pozo… pero no pierdo la esperanza!
Y que decir, si ya de por si es una niña de alta demanda, en un espacio nuevo y tan grande como lo es la playa, este se acentúa. ¡No paraba ni un segundo! Por no decir que mi sueño de que hiciera la siesta mientras su papi y yo tomábamos el sol, se cumplió solo por 10 minutos :( Pero que le haremos, es una parte más de ser madre! Aunque tengo que reconocer que verle la carita de emoción mientras hacíamos castillos de arena no tuvo precio! Bueno si, lo reconozco… los hacía yo, y me lo pasé pipa!
¿Has llevado ya a tus peques a la playa? ¿Como fue la primera vez? Y para las que sois mamis desde hace más tiempo… cuando podré volver a relajarme en la playa? Aun me queda no??? jajajajajajaja