Ir solo a un concierto

Publicado el 09 enero 2014 por Oski @UtopiaDiasRojos
Partiendo de la base de que la mayoría de artistas a los que sigo no salen en las radios ni en las televisiones, ni acuden miles de personas a sus conciertos, es complicadísimo convencer a alguno de tus amigos o amigas de que te acompañen a verles en directo, a veces incluso aunque ofrezcas pagar la entrada tú. Si cuando te preguntan por el estilo lo acompañas de la palabra “cantautor” las posibilidades se reducen drásticamente.
Muchas veces me he encontrado ante la disyuntiva de elegir entre acudir a un concierto sin nadie que me acompañe o quedarme en casa. He de reconocer que al principio elegía la opción más fácil: quedarme en casa y no era porque me faltaran ganas de ir. Pensaba más en lo que iban a decir de mí los demás que en mis propios sentimientos o sensaciones. Estaba estigmatizado, con la idea de que todos me mirarían como un bicho raro y me calificarían como “inadaptado”. Por culpa de esa estúpida idea, perdí cientos de noches en casa, lamentándome por haberme quedado ahí, hasta que un día me dije: “voy a hacerlo”. Y lo hice. Desde entonces nunca he cancelado un plan de concierto por tenerlo que hacer solo.
Es difícil explicar las sensaciones que provoca en mí la música. Su efecto terapéutico. El olvidarte de todo durante el tiempo que dura un concierto. El sonreír levemente, sabiendo que todo está bien, al menos por un rato. La música siempre me dio la vida y no puedo dejar de vivir. Pero también hay que entender que otros elijan otras formas de vivir.
En cuatro años he acudido a más de cien conciertos, la gran mayoría sin nadie que me acompañase y si he de ser sincero, no me arrepiento de ninguno. Ir solo tiene sus ventajas, he hecho amigos, he hablado con los artistas, he conocido otras personas que también iban solas… Probablemente, si hubiera ido siempre con alguien, no hubiera hecho ninguna de ellas. Con el paso del tiempo he dejado de decir“voy a un concierto solo” y ahora digo “voy a un concierto a disfrutar”.
Es curioso como en mi nueva situación, algunos amigos me reprochan que no les avise de los conciertos, asegurando que querían acompañarme. De hecho, en los dos últimos años he ido a muchos en compañía y, en la mayoría de casos se han apuntado espontáneamente sin que yo lo ofreciera previamente. Creo que cuando se elimina la relación de dependencia, todo fluye de otra manera. Tal vez dejes de transmitir inseguridad para transmitir la pasión que verdaderamente la música te hace sentir. No lo sé.
Si tu caso es como el mío, que no encuentras a la persona que te acompañe a esos conciertos a los que tanto te gustaría ir, tal vez te ayude leerme hoy. Te animo a que pruebes ir al menos a uno, verás como no es tan dramático como piensas.

Y si aún así quieres la compañía de alguien, dame un toque y te acompaño o búscame en los cafés de Madrid, sentado en alguna mesa, tomando una cerveza y con una sonrisa de satisfacción enorme.
Nunca vamos solos.
Nos acompaña la música.