Empecé este libro con un poco de reparo por la opinión de César, que no fue muy positiva, aunque sabía que era un thriller y que ese tipo de libro me suele entretener mucho (a pesar de que siempre pienso que son libros “de chicos”). Bueno, pues a mí me ha gustado bastante; he dicho. Es que además lo empecé 2 días antes del notición de la muerte de Bin Laden, con lo cual el interés aumentó un 500% de la noche a la mañana.
El caso es que más que la historia, lo que me ha alucinado ha sido toda la información que el autor nos da sobre los radicales islamistas. El libro tiene dos partes: una en la actualidad en la que un profesor portugués, estudioso del mundo árabe, se ve involucrado con los estadounidenses para impedir un atentado con bombas nucleares. La otra parte, alternando cada capítulo, nos cuenta la historia de un niño que es “captado” por los terroristas islámicos; y es esta parte en la que, a manera de conversaciones con sus profesores y con los integrantes de un grupo de radicales, el autor nos desgrana los entresijos de la mentalidad de estos hombres.
Para que os hagáis una idea, en los colegios se enseña a los niños sobre todo el Corán: de adultos han de saber recitarlo enterito si quieren ser buenos musulmanes. Alá les manda rezar, dar limosnas, etc, pero la mayor parte del Corán se refiere a la guerra santa y la obligación que tienen los “creyentes” de convertir al islam a los infieles, o bien de exterminarlos o dejarles vivir a condición de que paguen unos impuestos a los musulmanes. Y claro, ¿quiénes son los infieles? Pues todos los que no siguen al pie de la letra las instrucciones de Alá: los judíos y cristianos que, a pesar de adorar al mismo Dios, también rezan y adoran a ídolos (Jesús, la Virgen, los santos, el Papa), los ateos por supuesto; y además todos los que se hacen llamar musulmanes pero abogan por la paz entre pueblos, pues ese no es el mandamiento de Alá. Incluso los gobiernos musulmanes son infieles porque se rigen por las leyes de los hombres, no por las de Alá (o sea, que si alguien roba hay que cortarle la mano, no vale con la cárcel).
Hay personas que interpretan el Corán de una manera más pacífica porque Mahoma fue predicador en sus primeros años; pero los “verdaderos creyentes” toman como válidos los preceptos que escribió Mahoma a posteriori, cuando pasó a predicar con la espada. Ante la duda, lo que hay que tener en cuenta es que Mahoma estaba combatiendo a los infieles y que este combate no ha terminado…
En resumen, me ha gustado muchísmo aprender las diferentes corrientes de pensamiento que han partido del Corán y, sobre todo, conocer la mentalidad de los radicales, que en realidad son los verdaderos musulmanes porque siguen al pie de la letra el mandato de Alá a través de Mahoma. Vamos, que nosotros tenemos una idea pacifista de todas las religiones en general, pensando que siempre hay exaltados, pero en realidad no son como nos creemos. Una pequeña pega es que entre tanto nombre propio y palabras en árabe, la lectura se me hacía a veces un poco densa y se me olvidaban algunos significados. Y además estas coversaciones en las que nos “instruye” sobre el islam se me hacían un poco artificiales (pero como digo, todo está muy bien explicado)… ¿De verdad se pasan el día hablando de la palabra de Alá?
Además, trata un poco el tema de la antigua Unión Soviética, que dejó tras de sí un montón de armamento y material nuclear mal vigilado y susceptible de ser comprado (e incluso robado) por cualquiera que tuviera el más mínimo interés, y no excesivo dinero en la cartera… En el libro los radicales intentarán hacer un atentado suicida con una bomba atómica en territorio occidental y Tomás tiene que desencriptar claves y seguir pistas para descubrir dónde y cuándo piensan atentar. Final trepidante, como cualquier thriller que se preste.
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