Irene Curie
De tal palo...
Fisicoquímica francesa, hija de Pierre y Marie Curie.
Irène Joliot-Curie mostró desde la infancia su inteligencia y su talento excepcional para las matemáticas. Comenzó el colegio a los 6 años en la escuela de la calle Cassini, cerca del Observatorio, ya que la escuela más cercana a la casa de los Curie no parecía muy apropiada. A los 10 años, dadas sus capacidades y el interés que profesaba por las matemáticas, parecía que no había una escuela apropiada para ella en todo París, así que Irène estudió en su propia escuela, conocida como la Cooperativa, junto a otros niños de prestigiosos intelectuales. Entre sus profesores se encontraban Marie Curie, Paul Langevin y Jean Perrin. También fueron muy importantes para su desarrollo intelectual las continuas conversaciones con su madre y la correspondencia entre ellas.
Irène finalizó sus estudios de secundaria en el Colegio de Sévigné, una escuela independiente situada en el centro de París. Ingresó en la Universidad de La Sorbona en octubre de 1914 para estudiar física y matemáticas. Debido al estallido de la Primera Guerra Mundial, dejó la Sorbona en 1916 para trabajar como enfermera radiológica ayudando a su madre a salvar la vida de los numerosos heridos de guerra. Irène extendió este trabajo dirigiendo el desarrollo de los dispositivos de diagnóstico de rayos X en las instalaciones de hospitales militares de Bélgica y Francia. Tras la guerra recibió la Medalla Militar.
En 1918 se unió a la plantilla del Instituto del Radio como asistente de su madre. Durante este tiempo completó su tesis doctoral sobre los rayos alfa del polonio, que defendió en 1925 en la Universidad de París. Frédéric Joliot, siguiendo la sugerencia de su mentor Paul Langevin, visitó el Instituto unos meses antes (diciembre de 1924) para encontrarse con Marie. Ésta lo invitó a quedarse como uno de sus asistentes. Irène fue la encargada de enseñarle las técnicas necesarias para trabajar con la radiactividad.
El 29 de octubre de 1926, Irène se casó en una ceremonia civil con Frédéric, que se convertiría en el compañero con quien compartió su interés en la ciencia, los deportes y sus inquietudes artísticas y humanistas. Su hija Helene nació el 17 de septiembre de 1927 y su hijo Pierre el 12 de marzo de 1932. Al igual que ya hiciera su madre, Irène supo combinar sus deberes familiares con su actividad científica, a pesar de que tanto ella como su marido dedicaban mucho tiempo a su trabajo en el laboratorio. Las vacaciones las pasaban todos juntos en su casa de Pointe de L'Arcouest (en la Bretaña francesa) hasta que comenzó la Segunda Guerra Mundial.
Tanto sola como en colaboración con su marido, realizó un trabajo muy importante sobre la radiactividad natural y artificial, la transmutación de los elementos y la física nuclear. En 1932, año en el que empezó a trabajar en la Facultad de Ciencias de París, Irène y Frédéric fallaron en la interpretación de un experimento (en el que irradiaron parafina utilizando polonio) que Chadwick repitió y amplió y cuya correcta interpretación condujo al descubrimiento del neutrón en ese mismo año, por lo que recibió el Premio Nobel de Física en 1935. También en 1932, los Joliot-Curie confirmaron el descubrimiento del positrón por parte de Anderson.
En 1934 resumieron su trabajo en un artículo conjunto titulado Production artificielle d'éléments radioactifs. Preuve chimique de la transmutation des éléments. En este artículo se demostraba por primera vez la creación de radioisótopos artificiales por bombardeo de boro, aluminio o magnesio con partículas alfa (núcleos de helio). Ciertos isótopos son inestables y emiten radiación en su proceso de descomposición, a diferencia de los isótopos naturales, que son estables. Con el tiempo se pudo comprobar que cualquier elemento que presentara uno o más tipos estables de núcleos podía también presentar núcleos radiactivos.
Este descubrimiento cambió la tabla periódica, a la se añadieron más de 400 radioisótopos. La concentración y aislamiento de estos radioisótopos y su disponibilidad permitió su uso en medicina, investigación y en la fabricación de nuevas armas. También cambió la forma de ver los elementos químicos, la relación entre ellos, incluyendo los fenómenos de fisión de núcleos pesados en otros más ligeros o la fusión de núcleos ligeros para formar núcleos más pesados.
Antes de que la trascendencia del descubrimiento pudiera ser completamente asimilada, los Joliot-Curie fueron galardonados con el Premio Nobel de Química (1935). En los años siguientes extendieron su trabajo a la identificación de los productos de la fisión nuclear y se involucraron en el debate sobre el impacto social del uso de la radiactividad. Tras la consecución del Premio Nobel, la familia se trasladó a una casa en los límites del Pars de Sceaux.
Irène era socialista y demostró en muchas ocasiones su creencia en la igualdad social. Su sentido de la responsabilidad social le llevó a afiliarse al Partido Socialista en 1934 y al Comité de Vigilancia de Intelectuales Antifascistas en 1935. También participó activamente en la lucha por el desarrollo social e intelectual de las mujeres. Fue miembro del Comité Nacional de la Unión de las Mujeres Francesas, promoviendo la educación de las mujeres, y del Consejo para la Paz Mundial.
Al comenzar la Guerra Civil Española tomó partido por el gobierno legítimo de la República Española y en ese mismo año (1936) fue una de las 3 mujeres que participaron en el gobierno del Frente Popular Francés. Como Subsecretaria de Estado de la Investigación Científica estableció los cimientos junto a Jean Perrin de lo que más tarde sería el Centre National de la Recherche Scientifique. En 1937 consiguió la cátedra en la Facultad de Ciencias de París.
Los Joliot-Curie habían seguido la misma política de Pierre y Marie Curie de publicar todos los resultados científicos, pero el auge del nazismo y los peligros que podían derivarse de la utilización de las reacciones en cadena les llevaron a interrumpir la publicación de resultados. El 30 de octubre de 1939 guardaron los principios de los reactores nucleares en un sobre sellado que depositaron en la Academia de las Ciencias y permaneció secreto hasta 1949.
Su debilidad debido a una batalla constante contra la tuberculosis le obligó a pasar en una clínica de reposo de Suiza la mayor parte del tiempo durante la Segunda Guerra Mundial (mientras su marido se quedó en París colaborando con la Resistencia Francesa a la ocupación nazi) aunque viajó varias veces a París. En 1943 fue arrestada en la frontera de Suiza junto a cientos de refugiados que huían de los nazis. El prefecto, conocedor de la situación, arregló la documentación para sacarla del centro de detención, pero ella rechazó el trato de privilegio e insistió en permanecer allí hasta su liberación.
Al final de la guerra su salud mejoró ligeramente debido a la comercialización de los antibióticos. Tras la liberación de Francia en 1944, su marido Frédéric fue elegido miembro de la Academia de las Ciencias y director del CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique). En 1945 el General de Gaulle autorizó a Frédéric Joliot y al ministro correspondiente a crear la Comisión de Energía Atómica, para desarrollar las aplicaciones de los descubrimientos de 1939. Irène se volcó en el proyecto haciendo uso de su experiencia y su capacidad como administradora en la adquisición de los materiales de partida, la prospección de uranio y la construcción de las instalaciones de detección.
En 1946 fue nombrada directora del Instituto del Radio y en 1948 asistió a la inauguración del primer reactor nuclear francés que terminaba con el monopolio nuclear anglosajón. En este mismo año planeó una gira por los Estados Unidos para recaudar fondos para los refugiados españoles y, aunque sus papeles estaban en regla y tenía visado, se le prohibió la entrada en el país y fue conducida a un centro de detención en la isla de Ellis hasta que la embajada francesa pudo intervenir.
En abril de 1950, en pleno auge de la guerra fría, el Primer Ministro (Georges Bidault) destituyó a Frédéric Joliot como Alto Comisionado de la Comisión de Energía Atómica y unos meses más tarde (1951) también fue destituida Irène de la Comisión por sus simpatías hacia el comunismo. A partir de entonces los Joliot-Curie se dedicaron a su propio laboratorio, a la enseñanza y a la militancia en varios movimientos pacifistas.
La salud de Irène comenzó a resentirse seriamente y Frédéric sufrió ataques de hepatitis. En 1955 Irène diseñó los planos de unos nuevos laboratorios de física nuclear en la Universidad de Orsay, al sur de París, donde equipos de científicos pudieran trabajar con aceleradores de grandes partículas con menos trabas que en los laboratorios de París. A comienzos de 1956 Irène fue enviada a las montañas, pero no mejoró. Ingresó en el Hospital Curie de París donde murió de leucemia. Su marido, sabiendo que sus días estaban contados, decidió terminar el trabajo de Irène. Aceptó en septiembre la cátedra que había ocupado su mujer en la Universidad de París, aunque mantuvo la suya en el Collège de France, y llegó a ver el comienzo de la investigación en los laboratorios de Orsay poco antes de morir en 1958.