Iris: la reconciliación entre el cielo y la tierra

Publicado el 21 mayo 2016 por Redespress60

El arco iris fue personificado en la poesía y el arte griego bajo la apariencia de una mujer alada, joven y veloz, llamada Iris, encargada de trasmitir los mensajes de los dioses, de quien fue atenta servidora…

Este fenómeno meteorológico está rodeado de misterio y leyendas. El arco iris se ha puesto en servicio simbólico durante milenios. La mitología griega asemejaba el arco iris con los colores del vestido de Iris, mensajera de los dioses. Los irlandeses esperaban encontrar un gran tesoro junto a un duende que lo custodiaba al final y los nórdicos conectaban la tierra con Asgard a través de un puente de arco iris. Muchas culturas han imaginado el arco iris como un símbolo ancestral, como una manifestación divina de carácter benevolente; señal de parte de ‘dios’ de que, a partir de ese momento, ya no volverá a haber ningún diluvio. El juez del mundo en el fin de los tiempos aparece representado sentado sobre un arco iris. En la Antigua Grecia, la virginal diosa desciende presurosa de un arco iris para comunicar a la Tierra las órdenes de Zeus y de Hera.

La cultura del Arco

Según muchas tradiciones populares el Arco Iris es un punto entre éste mundo y el más allá. Se decía que las almas de los muertos lo cruzaban en la otra vida. Y los chamanes, personas con poder para mediar entre los mortales y los dioses, afirmaban que lo utilizaban para comunicarse con los dioses.  La creencia más antigua sobre el arco iris es la que prohibía mirarlo durante mucho tiempo, porque suponía un acto de soberbia frente al Eterno. La tradición judeocristiana es la base de esta superstición, pues consideraba el arco iris la señal divina que señaló el final del diluvio universal. Como símbolo de ascensión, es el camino que permite lograr la elevación del espíritu, acceder a estratos superiores y alcanzar la morada de la deidad.

En la Edad Media, algunos de los principales colores se concibieron como representativos de otras cosas, por ejemplo, para las imágenes del diluvio se consideraba (o se usaba) el color azul; para el incendio del mundo, el rojo; y para la nueva tierra, el verde. Además, los siete colores son interpretados como imágenes de los siete sacramentos y de los siete dones del Espíritu Santo. Existieron numerosos precedentes para dotar al arco iris de significado religioso. Una larga tradición ha transformado al arco iris en el símbolo común de la paz, la esperanza y la gracia, tanto en la iconografía pictórica como en la literaria.

Las poblaciones nativas le temían, principalmente porque éstas opinaban que se introducía dentro del cuerpo. En las crónicas Incas aparece el arco iris como un eje que centra al gobernante como jefe de la comunidad, lo dota de poder sobrenatural. El arco iris era una divinidad protectora del Inca. En Perú, sede del imperio Inca, se lo relacionaba con el sagrado Sol y según el testimonio de Garcilaso de la Vega (1539-1616) , los reyes incas lo llevaban en su escudo como parte de sus insignias.

La cultura china considera el arco iris como signo de la unión del Yin y el Yang y, ocasionalmente, como señal de relación extraconyugal (que solía representarse con una serpiente de dos cabezas). Se consideraba irrespetuoso señalarlo con el dedo.

El fenómeno de los colores

El intento de hallar una explicación científica del arco de los siete colores comenzó en 1611 cuando el científico Antonius de Demini desarrolló la Teoría Elemental del Arco Iris. Pero hasta aquí se trataba sólo de teorías. Fue Isaac Newton quien demostró las hipótesis.

En 1665, Isaac Newton, analizó por primera vez los detalles técnicos de la formación del arco iris. Su brillante trabajo de óptica referente a la refracción y reflexión ciertamente no nos distrae de la belleza y de la promesa que hay en el arco iris. Por el contrario, los descubrimientos científicos de Newton, muestran el complejo maravilloso de la creación.

El famoso científico fue el primero en descubrir y demostrar lo que se conoce como descomposición de la luz blanca. Esta luz es capaz de separarse en colores. Significa que la luz blanca del Sol contiene colores a partir del rojo, pasando por el amarillo, el verde y el azul hasta llegar al violeta. Por tal motivo, luego de la lluvia, cuando el aire esta húmedo o lleno de gotas, los rayos solares las atraviesan. Entonces éstas reflejan la luz descomponiéndola en sus elementos.

Un arco iris se puede observar en la dirección opuesta del sol. La luz del arco iris es reflejada al ojo, a un ángulo de 42 grados en relación con el rayo de sol. La forma de arco, es parte del cono de luz que es cortado por el horizonte. Si usted viaja hacia el extremo de un arco iris, éste se moverá adelante de usted, manteniendo su forma. Por lo tanto, no hay realmente un final en un arco iris, ni tampoco una olla llena de oro esperándole allí. Debido a que el ángulo de inclinación de 45 grados es medido desde el ojo de cada observador, no hay dos personas que vean exactamente el mismo arco iris.

El siete es un número con una fuerte superstición y misticismo asociado. Y es que al final del siglo XVII, siete eran los astros celestes conocidos, siete los metales usados en la alquimia, siete las notas musicales y siete los días de la semana, por lo que parece lógico que Newton designara siete colores para seguir la famosa ley de los siete. Sin embargo el rango de colores en el arco iris es infinito.

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