Un pan muy fácil de hacer, sin levadura ni tiempos de levado y con un resultado más que bueno, sobre todo por el poco esfuerzo que requiere.
Es la propuesta del mes de noviembre de las chicas de Bake the World, me he animado a hacerlo, aunque no tengo mucho tiempo, porque es un pan que tenía en pendientes desde que lo ví en uno de mis libros de panadería, así que mejor ocasión imposible.
Solo avisaros que la masa es blanda y pegajosa pero aún así no le incorporéis mas harina, solo un poco en las manos para poder dar forma redonda y trasladar a la bandeja de horno, aunque penséis que de esa masa no saldrá nada bueno, el milagro se produce en el horno, donde se transforma y crece para nuestra alegría.
He utilizado la receta de Directo al paladar.
IRIS SODA BREAD
INGREDIENTES para un pan pequeño:
155 g de harina de trigo
155 g de harina integral
½ cucharadita de bicarbonato sódico
½ cucharadita de sal
250 ml de buttermilk
El buttermilk casero lo podemos hacer con 250 ml de leche y 1 cucharada de zumo de limón, lo dejamos reposar 15 minutos y ya está listo.
PREPARACIÓN:
Calentamos el horno a 200º-210º.
En un recipiente hondo mezclamos las harinas, el bicarbonato sódico y la sal. Hacemos un hueco en el centro y vertemos el buttermilk, vamos mezclando hasta conseguir que todo esté integrado.
Espolvoreamos el banco con un poco de harina, nos enharinamos las manos y amasamos un poco la masa, es bastante pegajosa, nos ayudamos de una rasqueta si es necesario, formamos una bola y colocamos en la bandeja de horno con papel sulferizado.
Hacer unos cortes sobre la masa, en mi pan al hornearse los cortes casi han desaparecido, lo tendremos en el horno 30 minutos.
Dejar enfriar sobre una rejilla, es un pan con corteza crujiente y miga muy blanda, con un buen aceite de oliva podremos disfrutar de unas ricas tostas.