Seguramente, Stan Lee, creador del universo Marvel, nunca se hubiera imaginado que los cómics, que se sacó de la manga en La Casa de las Ideas, darían tan buenos resultados económicos a nivel cinematográfico. Además, parecía imposible que lo pudiera conseguir con un personaje como El hombre de hierro menos carismático que otros de la compañía, pero la verdad es que no se le ha dado muy mal el tema cuando la semana pasada se estrenó, la que podría ser definitiva para completar la trilogía. Iroman 3 es la mejor de todas ellas con diferencia.
John Favreau, que había dirigido las dos anteriores, se ha pasado al mundo de la producción con lo que controla de algún modo la película, cediendo la dirección a Shame Black, autor de El último boy scout y El último gran héroe, estos títulos redundantes auguran que pueda tratarse del episodio final de este superhéroe, que esconde un secreto que se revela en este capítulo de la saga. Por otro lado, tanto la segunda como la tercera parte hacen referencia al trascendente cómic: Iroman, El demonio en una botella, escrito por David Michelinie y dibujado por John Romita Jr. en 1979 en la que se desvelan detalles de un Tony Stark con ganas de convertirse en un admirado científico, mujeriego y que ahoga sus penas en el alcohol, aunque en este largometraje se resalta la ansiedad que le genera no saber situarse en el mundo.
Robert Downey Jr. le pone el toque irónico y superficial que caracteriza al personaje, jugando al doble sentido para que pueda ser entendida de modo distinto por adolescentes y por adultos, aunque un par de veces se podría haber sido más elegante al saber que estamos ante un género muy atractivo para los más jóvenes, mientras que Ben Kingsley y Jon Favreau acompañan con su humor al protagonista. Sin embargo, esta cinta se introduce en la mente de Tony Stark, pues este hombre aparece descentrado, pero paso a paso irá descubriendo cuál es su auténtica vocación de ese don para construir y el servicio que puede hacer a la sociedad su talento. No obstante, esa llamada no tiene la profundidad de otros miembros Marvel como Spiderman o Daredevil. La historia de amor entre Tony y Pepper (Gwyneth Patrol) llega a ser épica y esa exageración resalta el significado de la relación entre dos personas que se quieren todos los días de su vida tanto en los momentos de prosperidad como en la adversidad, explicando lo que se debe limar para que una relación de pareja funcione. Con respecto a ese punto es importante no olvidar la nobleza del que es consciente de sus errores y pide perdón.
Por último, este largometraje puede servir para reflexionar sobre cuáles deben ser los límites de la ciencia, así como el hacer buen uso de los avances tecnológicos. (Publicado en Paginasdigital)