¿Vamos a escribir sobre música? Más bien de dónde vienen esos nombres que utilizaron el grupo de black metal, Bathory y el grupo heavy Iron Maiden, traducido al castellano, Doncella de Hierro. ¿Quién fue Bathory y qué es lo que cuenta su leyenda? ¿Qué era la Doncella de Hierro, instrumento que utilizaba dicha condesa?Bien, Elizabeth Bathory, conocida como la condesa sangrienta, fue una aristócrata húngara, que pertenecía a una de las familias más paderosas de Hungría. Uno de sus antepasados fue Vlad III Tepes.Cuenta la leyenda que las chicas campesinas que buscaban trabajos de sirvientes en el castillo de Csejte estaban desapareciendo. Muchos pusieron los ojos sobre la conocida como La condesa sangrienta, al intentar explicar las desapariciones. Explican que fue una cruel asesina en serie obsesionada por la belleza, la cual utilizaba la sangre de sus jóvenes sirvientas, bañándose en ella para mantenerse joven en una época en que una mujer de 44 años se acercaba peligrosamente a la ancianidad. Bathory evadió la ley durante seis años hasta que el rey húngaro Matías II envió a su representante más alto rango, György Thurzó, para investigar las quejas contra ella. Thurzó recogió pruebas de unos 300 testigos que lanzaron una serie de cargos verdaderamente horrorosos contra la condesa. Según los informes y las historias contadas mucho después, Bathory quemaba a sus víctimas con hierros calientes; los golpeaba hasta la muerte con mazas; introducía agujas clavadas debajo de sus uñas; derramaba agua helada sobre sus cuerpos y los dejaba congelados hasta la muerte fuera; los huntaba con miel para que los insectos pudieran deleitarse con su piel expuesta; cosía sus labios y les cortaba trozos de carne de sus senos y rostros. Además, testigos dijeron que a Bathoryle gustaba usar tijeras para torturar a sus víctimas.Utilizó el instrumento para cortar sus manos, narices y genitales. Uno de sus pasatiempos favoritos, según testigos,usaba las tijeras para abrir la piel entre los dedos de sus víctimasAún más que esos horribles actos de violencia, las historias a veces sobrenaturales que rodean a los actos ayudaban a definir el legado aterrador de Elizabeth Bathory hoy. En el momento de la investigación de Thurzó, algunos la acusaron de canibalismo, mientras que otros afirmaron haberla visto tener sexo con el diablo mismo.Y se contaba y todavía se cuenta que Elizabeth Bathory utilizó la doncella de hierro, un instrumento de tortura y que también se usaba para la ejecución, contra sus sirvientas para obtener así más sangre de sus víctimas para conseguir la eterna juventud.La doncella de hierro era antropomórfica, con una cara que se podría reconocer como María la madre de Jesús y un cuerpo formado por dos puertas que lo asemejaban a un ataúd. Medía más de dos metros de alto y casi uno de ancho, por lo que era suficientemente grande para contener a un hombre plenamente desarrollado. Por fuera, la doncella parecía inofensiva y nada peligrosa, pero en su interior había unos clavos ocultos de hierro cuyo fin no era matar rápido, sino torturar despacio. El objetivo de este artilugio en general era empalar a la víctima e infligirle un gran dolor y castigo.Lo que más llama la atención es la presencia de docenas de clavos punzantes y oxidados. Estaban diseñados para ensartarse en la víctima esquivando los órganos vitales en cuanto la doble puerta se cerrase. Esto permitía que la persona siguiese viva y en posición vertical. Además, había un clavo no movible que estaba en la posición del pene para infligir más daño.En segundo lugar, la víctima estaba sujeta en un espacio extremadamente pequeño para maximizar su nivel de sufrimiento.Otra característica secundaria pero importante era que las puertas de hierro podían ser abiertas independientemente. Esto era útil para comprobar que la víctima estaba teniendo un sufrimiento suficiente y negar el riesgo de posibles escapes.Las puertas de la doncella de hierro tenían un grosor considerable. Al parecer fueron especialmente concebidas para asegurarse de que los gritos de dolor del condenado no pudieran ser escuchados mientras ambas puertas estuviesen cerradas.Las puertas eran cerradas lentamente para que las puntas de los clavos pudiesen penetrar en los brazos y piernas en varios puntos, además de otras muchas partes de su cuerpo como pueden ser el pecho, los hombros o los ojos, pero sin llegar a matar directamente; aunque esto le causaba un gran dolor durante un par de días hasta que finalmente moría.Aunque esto no ha podido ser probado, expertos historiadores afirman que los clavos en la parte interior a la puerta eran movibles. Algunos eruditos húngaros dicen que puede haber sido motivado más por el poder de otros y la codicia que por su supuesto mal. Resulta que el rey Matías II le debía al difunto marido de Bathory, y luego a ella, una deuda considerable. Matthias no estaba dispuesto a pagar esa deuda, lo que los historiadores dicen puede haber alimentado su movimiento para incriminar a la condesa y negarle la oportunidad de defenderse en la corte.Asimismo, algunos historiadores dicen que los testigos probablemente proporcionaron el testimonio incriminatorio -aunque contradictorio- bajo presión y que el rey pidió la pena de muerte antes de que la familia de Bathory pudiera intervenir en su nombre. Esto también pudo haber sido políticamente motivado, ya que la pena de muerte significaba que el rey podía tomar su tierra.Tal vez, dicen los historiadores, la verdadera historia de Elizabeth Bathory se parece más a esto: La condesa poseía tierras estratégicamente importantes que aumentaban la ya vasta riqueza de su familia. Como una mujer inteligente y poderosa que gobernaba sin un hombre a su lado, y como miembro de una familia cuya riqueza intimidaba al rey, su corte fue en una misión para desacreditarla y arruinarla.El mejor escenario, al menos para forjar una leyenda, es que Bathory abusó de sus criados, pero no llegó a ninguna parte cerca del nivel de violencia alegado en su juicio. ¿Peor de los casos? Ella era un demonio sanguinario enviado desde el infierno para asesinar a las vírgenes. Ambos hacen una para una buena historia, incluso si solo una de ellas es realmente cierta.