Estoy leyendo Física de lo Imposible y quería dejar un párrafo que plantea en forma resumida una notable relación hombre-máquina:
La ironía suprema es que las máquinas pueden realizar sin esfuerzo tareas que los humanos consideran “difíciles”, tales como multiplicar números grandes o jugar al ajedrez, pero las máquinas tropiezan lamentablemente cuando se les piden que realicen tareas que son extraordinariamente “fáciles” para los seres humanos, tales como caminar por una habitación, reconocer rostros o cotillear con un amigo. La razón es que nuestros ordenadores más avanzados son básicamente máquinas de sumar. Nuestro cerebro, sin embargo, está exquisitamente diseñado por la evolución para resolver los problemas mundanos de la supervivencia, lo que requiere toda una compleja arquitectura de pensamiento, tal como sentido común y reconocimiento de pautas.